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Más que un banco

Presidente de la Conferencia Eurocentroamericana
El Banco Interamericano de Desarrollo trasladará su sede europea de Madrid a Bruselas

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El Banco Interamericano de Desarrollo, el BID, es la mayor institución multilateral financiera en América Latina. Es sin duda –por su histórica vocación social más allá de los meros balances contables– más que un banco. Es una historia de éxito desde su creación en 1959 basada en el respaldo a las empresas privadas y al sector publico financiando infraestructuras estratégicas y proyectos sociales de toda índole. El BID ha promovido y financiado –en su variada cartera de proyectos y licitaciones –desde simples pozos de agua para apoyar a comunidades rurales aisladas a presas y centrales hidroeléctricas para abastecer de energía a las megalópolis del subcontinente. La contribución de la institución multilateral en estas seis décadas ha sido decisiva para el salto adelante experimentado por los más de 600 millones de ciudadanos de América Latina. Ahora con la región convertida según la Organización Mundial de la Salud en el epicentro de la epidemia del Covid19 el papel de BID es mas imprescindible que nunca. Las previsiones de caídas superiores al 10% en el PIB de la mayoría de los países de la región así lo atestiguan.

Sin embargo, en esta hora critica para Latinoamérica, el BID se encuentra en peligro. La elección el próximo mes de septiembre de su nuevo presidente para un mandato de cinco años –hasta ahora un mero tramite con sendas candidaturas latinoamericanas con programas ambiciosos pero adecuados a los marcos financieros y las normas de funcionamiento de la institución– se ha convertido en la cuenta atrás hacia lo que podría convertirse siguiendo el (pésimo) ejemplo de la agonizante Organización Mundial del Comercio en el principio del fin del BID.

La Casa Blanca ha anunciado ante la sorpresa generalizada en América Latina y en los miembros extraregionales del BID –España es uno de los principales– que postulara a un estadounidense para liderar esta institución multilateral. Hasta la fecha los presidentes del BID siempre habían procedido de América Latina –en base a un compromiso del presidente Eisenhower y ratificado por el presidente Kennedy– al albergar EE UU la sede central del BID en Washington. La agenda expuesta estas ultimas semanas para el BID por el candidato estadounidense– Mauricio Claver-Carone de ascendencia cubana y uno de los asesores para asuntos latinoamericanos mas próximos al presidente Donald Trump– ha sido definida por altos funcionarios de la institución financiera con un simple adjetivo: “delirante”.

Antes de la inesperada irrupción del candidato de la Casa Blanca con sus exóticas propuestas y su agenda extremista existía un fructífero debate en el BID sobre el impacto del Covid19

Antes de la inesperada irrupción del candidato de la Casa Blanca con sus exóticas propuestas y su agenda extremista existía un fructífero debate en el BID sobre el impacto del Covid19, la apuesta por las energías renovables, el combate contra la pobreza o las reformas para aumentar la competitividad. Dos candidatos solventes, la expresidenta costarricense Laura Chinchilla y el exministro argentino Gustavo Beliz, realizaban desde hace varios meses propuestas argumentadas y constructivas sobre el horizonte de actuación del BID en el próximo quinquenio. Ahora el centro del debate lo ocupan quienes niegan pública y reiteradamente la existencia del Cambio Climático o se refieren a la epidemia del Covid19 que asola Latinoamérica como el “virus chino” (sic).

Varios prestigiosos expresidentes latinoamericanos, de diversas ideologías y trayectorias, entre ellos Ernesto Zedillo (México), Julio María Sanguinetti (Uruguay), Ricardo Lagos (Chile), José Manuel Santos (Colombia) y Henrique Cardoso (Brasil) manifestaron en una carta conjunta que la propuesta de EE UU era “una agresión al sistema multilateral basado en reglas convenidas por los países miembros”. Existen serias dudas en varias capitales latinoamericanas y también en países socios extrarregionales sobre la viabilidad y la solvencia del BID de aplicarse las políticas expuestas por Claver-Carone. Una de sus iniciativas mas enunciadas en estas ultimas semanas para el BID, inspirada en una conocida tesis de Steve Bannon el principal ideólogo de la pasada campaña electoral del presidente Trump, es “sustituir las cadenas de producción este-oeste” y “retornar a las cadenas de producción norte-sur”. En lengua castellana y cervantina: acabar con las crecientes relaciones comerciales Latinoamérica / China y se entiende –siguiendo la longitud y los paralelos del globo terráqueo que también Latinoamérica / Europa– regresando al modelo tradicional de los siglos XIX y XX de relación Latinoamérica / EE UU. Sin comentarios.

Pero el movimiento de Bruselas solicitando a finales de julio –a través de una carta oficial remitida a los países miembros del BID por el español Josep Borrell, alto representante de la UE para política exterior– el aplazamiento de la elección hasta marzo de 2021 demuestra que la Casa Blanca ha ido demasiado lejos al intentar exportar al BID sus tesis del “América Primero”. Tras las empresas latinoamericanas locales son las empresas europeas y mayoritariamente españolas –gracias a las exigentes salvaguardas técnicas, medioambientales y sociales que impone desde hace años el BID tanto en sus propias licitaciones como en las que participa como cofinanciador– las principales beneficiarias de las adjudicaciones y proyectos entre los socios extraregionales en el subcontinente. El candidato estadounidense opuesto a estas regulaciones y salvaguardas ha afirmado también –con especial énfasis –que una de sus primeras acciones será “desburocratizar” el BID. La idea que subyace es un retorno a la “ley de la jungla” en el que las empresas de EE UU recuperen el monopolio –como en las décadas de los 60 y 70– de las licitaciones en América Latina. En Madrid además Claver-Carone no despierta excesivas simpatías en los círculos del IBEX-35 cuyos directivos no han olvidado que en su afán de revocar las políticas aperturistas de la administración Obama sobre Cuba y Venezuela el actual candidato estadounidense al BID impulso desde la Casa Blanca una política de amenazas y sanciones contra las empresas españolas– fundamentalmente de los sectores energético, turístico, financiero y de telecomunicaciones– que operan en ambos países latinoamericanos.

En esta línea el senador estadounidense Patrick Leahy, uno de los principales lideres del Partido Demócrata, ha manifestado que Claver-Carone es “el candidato equivocado” y lo definió como el “arquitecto de las políticas mas ideologizadas y divisivas de Trump para Latinoamérica”. Las encuestas en EE UU colocan al exvicepresidente y candidato presidencial Joe Biden con una amplia ventaja tanto a nivel nacional como en la mayoría de los estados claves de la victoria de Donald Trump en 2016 –entre ellos Florida y Michigan con importantes minorías hispanas–. La posibilidad de nombrar al frente del BID a un funcionario con una agenda extremista y enfrentado durante los próximos cuatro años al gobierno de su país, en este caso el estado sede y mayor accionista de la institución, es un riesgo que ni América Latina ni la Unión Europea se pueden permitir. Desde varias capitales latinoamericanas, tanto en Centroamérica como en Suramérica, se esta enviando un mensaje– en sintonía con la posición expresada por la UE –muy nítido a Washington: el futuro del BID– dada su envergadura económica y su relevancia geoestratégica– debe debatirse y consensuarse con el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Hasta entonces el BID debe seguir trabajando –con su seriedad y solvencia habitual– en una agenda de consenso como la expresada en la fructífera cumbre “Juntos por una repuesta de América Latina al Covid19” convocada por el Gobierno de España el pasado 24 de junio y que reunió a una decena de presidentes latinoamericanos junto a los lideres del BID, el Banco Mundial, el BCIE y el FMI. Como expresó en este encuentro el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, para combatir el Covid19 y los desafíos económicos y sociales de la post-epidemia en la región “Unidos somos más fuertes”. Sin duda ese es el espíritu, unidad y cooperación, que debe inspirar a la nueva presidencia –por supuesto latinoamericana– del BID a partir del 2021.

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