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De buscadores a “sabedores”

Imagen propia de la lucha de Google y Chat GPT por las búsquedas de Internet

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ChatGPT es una herramienta sorprendente, que no solo habla increíblemente bien, sino que está dando mucho que hablar. Pero también comete muchos errores, y bastantes de bulto, además. Por eso hay quien lo considera poco útil, y más todavía en comparación con el buscador de Google, que nos aporta enlaces a contenidos que suelen servirnos para lo que buscamos y además nos permiten conocer la fuente de información y si esta es o no fiable. Por ejemplo, todos tenemos a Wikipedia como una fuente reputada de información, pero seguramente pondremos en cuarentena la opinión que dan personas no expertas en un foro no especializado sobre el tema de nuestra consulta. Si usted no lo hace así, debería. 

Para usarlas, es muy importante tener en cuenta que estas herramientas ni han sido diseñadas para el mismo fin ni funcionan de modo semejante. Por simplificarlo, el buscador de Google devuelve enlaces a contenidos en Internet que tienen una relación más o menos intensa con aquello sobre lo que se le pregunta, y lo hace priorizándolos de acuerdo con sofisticados algoritmos que tienen en cuenta multitud de parámetros; si se trata o no de contenidos patrocinados, la fecha en la que se pusieron a disposición pública, el lugar en el que aparecen en el documento palabras que se asocian con aquello que se busca, el número de veces que aparecen esas palabras o expresiones en el documento… En fin, maneja un sinfín de datos que permiten establecer buenos criterios de identificación y priorización de contenidos, de modo que estos suelen resultarnos útiles. 

ChapGPT no funciona así, sino que construye directamente una respuesta a una pregunta, una orden o un comentario que le hacemos. Lo hace, por simplificarlo, prediciendo lo que debería seguir al texto que nosotros introducimos, de modo que lo que primero predice, luego forma parte del texto que usará para continuar haciendo predicciones de nuevo texto. Salvando inmensas distancias, es algo semejante a lo que hace un software de escritura predictiva, que va haciendo sugerencias de palabras que encajan con las letras que vamos escribiendo con el teclado. Lo más asombroso en este caso es que la predicción que se hace no es de una o unas pocas palabras, sino de párrafos enteros, páginas incluso. 

A partir del aprendizaje de un modelo predictor de lenguaje, ChatGPT ha sido entrenado específicamente para responder como un sistema de diálogo con el usuario y cuyas respuestas son orientadas, o condicionadas, por un aprendizaje adicional en el que, de algún modo, se han ido primando o reforzando aquellas respuestas más acertadas, y penalizando las que no lo son (entre ellas, las que incluyen un lenguaje xenófobo o grosero, por poner un ejemplo de lo que se intenta evitar). 

Si usted lo ha usado, coincidirá conmigo en que lo que ChatGPT escribe está redactado en general de modo impecable. Además, puede hacerlo en un buen número de idiomas y, en general, suele tener sentido y utilidad. En general, ya que, como hemos dicho, no pocas veces patina, o “alucina”, como se dice en la jerga de las tecnologías lingüísticas. 

Contándoselo de otra forma, mientras que el buscador de Google tiene previamente organizados millones y millones de documentos digitales, entre los que escoge y nos presenta los que mejor encajan en la consulta que realizamos, ChatGPT los ha “leído” de algún modo, y en su cerebro electrónico queda el poso de los mismos, codificado en miles de millones de parámetros. Cuando “activamos” ese cerebro maquinal con una consulta o comentario, este nos da una respuesta que podríamos pensar que se parece al modo en que lo haríamos nosotros si contestásemos espontáneamente a algo que se nos dice -quizás de ahí vengan la mayor parte de las estupideces que también nosotros decimos a veces-. En este caso no se seleccionan contenidos de entre los disponibles en Internet, sino que la herramienta construye una respuesta propia a partir de lo que ha aprendido. Por eso podemos reproducir lo que ChatGPT nos responde sin cometer plagio. 

Pero el futuro ya está aquí, y nos depara una suerte de unión de ambos modelos. El buscador Bing de Microsoft ya usa ChatGPT, de hecho. Prepárese para pasar de los buscadores a los “sabedores”, que además sabrán buscar. 

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