En vez de meta, una parrilla de salida
Si alguien pensaba que a partir del lunes podríamos descansar de este interminable año electoral, desengáñese: los partidos solo han estado calentando motores durante meses, y lo que parecía la carrera final, en verdad ha sido lo que en Fórmula Uno llaman la sesión clasificatoria. No deja un ganador, sino una parrilla de salida para el próximo gran premio.
Lo único seguro de la confusa noche electoral es que habrá nuevas elecciones en poco tiempo. Ya sea por incapacidad de formar gobierno, ya por lo inestable de cualquier mayoría. Y para cuando volvamos a las urnas, los competidores consiguieron ayer sus puestos de salida.
En la 'pole' está el PP, que ha aguantado en cabeza todas las vueltas, pero se ha dejado por el camino medio chasis desde la mayoría absoluta. Segundo el PSOE, que ha llegado a la última vuelta con Podemos metiéndole el morro en las curvas, pero ha conseguido cruzar delante. Y aunque sea por los pelos, esos pocos cientos de miles de votos le dan primera línea de salida, con opción de formar gobierno o al menos ser líder de la oposición.
En la segunda línea, Podemos (con las confluencias) y Ciudadanos. Los de Iglesias, tras la trepidante remontada, se van al taller con sensación de que les ha faltado una vuelta más, otra semana de campaña. A cambio, refuerza su perfil de alternativa, despejando la pista de rivales. A Ciudadanos la carrera lo ha puesto en su sitio, aunque cuarenta escaños bien gestionados pueden mantenerlos en la pugna.
Fuera de la Q3 aparecen otras escuderías menos potentes, pero que aguantan: Esquerra, que ha doblado vuelta a su socio-rival Convergència; y los nacionalistas vascos, con las ruedas pinchadas: PNV pierde el primer puesto en votos, y Bildu ha dejado en el asfalto un charco de cien mil votantes.
Al fondo de la parrilla, Unidad Popular ha superado la ronda clasificatoria con muchísimo esfuerzo, pero queda en una posición complicadísima de gestionar. Una demediada Coalición Canaria sigue en carrera, mientras otras tres fuerzas quedaron en las cunetas, averiados o, en el caso de UPyD, directamente estrellados.
Ahí están todos, colocados en la parrilla, sin desmontar los 'boxes' electorales. Ese horizonte de urnas hará aún más complicada la gobernabilidad, pues nadie se bajará de sus programas de máximos. Y pensando en la próxima cita, los equipos tendrán que cambiar piezas deprisa y, en algunos caso, también el piloto.
El PP, por mucho que levantase los brazos en el podio de Génova, tiene que pasar una ITV a fondo y buscar otro piloto. El PSOE no puede seguir confiando en que Andalucía y la ley electoral le salven en la próxima foto 'finish'. Podemos también debe sacar alguna lección: de la remontada han tirado sobre todo las confluencias, que una vez más marcan el camino a seguir. Con la excepción sorprendente de Euskadi, los mejores resultados son Cataluña, Galicia y Comunidad Valenciana, con mucha diferencia sobre otros territorios en los que ha faltado ese extra que da confluir.
Agotados, pensábamos salir por fin del circuito, guardar las banderas y dedicarnos a otra cosa. Pero qué va, nos esperan semanas aún más intensas. Y si no quieres caldo, dos tazas: con el resultado de ayer en Cataluña, acabarán repitiendo también las autonómicas. Si todo acaba bien, aun nos quedaría reformar la Constitución, es decir, otras elecciones (constituyentes). No pares, sigue, sigue.