Acelera un poco más
Corre más que el veneno que llevo dentro / Y acelera un poco más
Hay investidura rápida a la vista. No hay corrillo madrileño o catalán que no lo insinúe. Sólo esperan a la segunda votación fallida para que inmediatamente le llegue al jefe del Estado el fracaso de Feijóo y la disposición de Sánchez tras una nueva ronda rápida de consultas. Este mismo viernes podría ser informado el rey. Acelera un poco más... nuestra piel es de hierro, los ojos son de cuero, la risa la del perro, tensa como el acero.
Nadie se atreve a dar por seguros los tiempos, entre otras cosas porque es Felipe VI el que tiene que llevar a cabo la ronda con los partidos que puede producirse antes o después, más rápida o más lenta. El caso es que me dicen que algún ministro en funciones ha susurrado en un avión que la semana después del puente sería una buena opción. Otros van más allá y hablan de agendas despejadas para esa fecha. Desde la onda de los waterlootois confirman que todo avanza satisfactoriamente y se congratulan de lo que llaman “pagos por adelantado” de las condiciones puestas para asegurar los votos de Junts y que se suman al uso del catalán en las cámaras.
El último se conoció este martes y consistió en la petición a Europol de la retirada de la ligazón establecida entre el independentismo catalán y el terrorismo. Se preguntarán que a cuento de qué se había establecido tal nexo, lo cierto es que en el Informe de Situación y Tendencias del Terrorismo en la Unión Europea (TESAT 2023) el gobierno progresista situaba al independentismo catalán y vasco como “los más activos y violentos” del estado español ya que ambos “combinan separatismo con visiones extremistas de izquierda”. Vamos a pensar que lo venían arrastrando de informes anteriores y no que Marlaska de verdad sostiene tal diagnóstico, aunque con él no hay que sorprenderse de nada. Así que solicitar a Europol “la rectificación de los epígrafes citados con el fin de que las alusiones al independentismo catalán se eliminen del apartado de terrorismo” no sé si debiera de haber formado parte de una negociación o bastaba con la mera vergüenza torera y el respeto a la realidad.
“Analizamos hasta las comas”, dicen los que de verdad están con los papeles del proyecto de amnistía. Aun así, y tras algún contratiempo con la exposición de motivos –ahora que las leyes empiezan con manifiestos o relatos– la impresión que transmiten es la de que todo está muy avanzado y podría perfectamente estar listo para las fechas que se manejan. Damos por sentado que la investidura de Sánchez se producirá tras la presentación efectiva del proyecto de amnistía en el Congreso o, al menos, tras haberse hecho público el tenor literal del mismo. No puede ser de otra manera ¿no? Quiero decir que cuando no has llevado en tu programa electoral conceder una amnistía es impensable que te presentes a tu investidura sin la transparencia de haber hecho público ese proyecto de ley en el que reposan los votos necesarios para obtenerla. Sería inconcebible aunque ¡hay tantas cosas que jamás hubiéramos siquiera imaginado que han cristalizado como realidades incuestionables!
La prudencia y la reserva en las negociaciones es imprescindible. Algo que ERC y en parte Sumar no han terminado de asumir en las últimas semanas. Lo pasado pasado está. Ahora bien, entre la reserva y el ocultismo hay una línea bien clara. Ha quedado palmariamente manifiesto que Sánchez no quería debatir sobre la amnistía con Feijoo con ocasión de su investidura fallida. Ha quedado impropiamente claro. El presidente al que no se le cayeron los anillos dialécticos respondiendo nada menos que a Tamames en una moción de censura de Vox, le ha hecho melindres a cumplir con el papel fijado en el protocolo democrático y le ha pasado la muleta a uno de su cuadrilla. La no comparecencia en el atril de la vicepresidenta en funciones por Sumar ha surtido el mismo efecto. No lo aplaudo ni aún entendiendo el sentido de su postura. Las democracias son más fuertes y duraderas cuando además de las constituciones se apoyan en las normas democráticas no escritas que Levitsky y Ziblatt resumieron en dos: tolerancia y contención.
Lo de sacar a Puente no fue contención, desde luego, y rompió la liturgia democrática. Feo, muy feo. Ahora bien, intentar pasar la investidura sin haber sometido al escrutinio de la opinión pública el contenido del proyecto de amnistía precisaría de epítetos mucho más contundentes. No se puede sustraer a la ciudadanía un debate que no sólo es posible sino transversal y necesario y miren que yo tengo claro que se cometieron tropelías judiciales con los políticos catalanes. Aun así, el contenido y la redacción del proyecto de amnistía debe poder ser examinado y valorado. Es bueno decirlo cuanto antes, por si luego priman las adhesiones inquebrantables que muchos aprendimos a temer desde niños.
Las prisas pueden estar relacionadas también con la necesidad de aprobar unos Presupuestos que contarían con el apoyo de Junts incluido en el pack de la negociación. Luego vendrán otras cosas. No parece que vaya a haber sorpresas ni que los pactos vayan a descarrilar si no sucede algo imprevisto que, en este país, siempre es algo posible. Pero los ciudadanos queremos saber. Tenemos derecho.
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