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Por fin, una campaña diferente en Catalunya

El candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa. EFE/EFE-TV/Archivo
28 de enero de 2021 22:21 h

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Este fin de semana se inicia oficialmente la campaña electoral en Catalunya. Se trata de unas elecciones tan trascendentales como peculiares. Los condicionantes impuestos por la pandemia obligarán a que los medios de comunicación, particularmente la televisión y el territorio digital, adquieran un papel absolutamente preponderante. Viviremos una campaña electrónica breve e intensa repleta de debates, entrevistas y actos virtuales. La incertidumbre respecto al resultado también aportará un enorme interés por parte de todos los medios. Todo un acontecimiento en términos de comunicación política. 

Tres partidos se disputan ser la lista más votada. En el PSC, la llegada de Salvador Illa como candidato socialista ha trastocado la estrategia de los partidos que concurren. En Junts Per Catalunya, Puigdemont intentará de nuevo ser el gran triunfador desde Waterloo, con Laura Borrás como representante. En ERC, Pere Aragonés encabeza la lista, aunque la figura de Oriol Junqueras, que no es candidato, ha pasado a asumir un extraordinario protagonismo de última hora. Al disfrutar del tercer grado, va a tener un papel relevante en la campaña.

El penúltimo golpe de efecto

La sucesión de jugadas estratégicas está siendo el rasgo más distintivo de la precampaña. En diciembre, parecía que íbamos a un proceso electoral casi rutinario en la vida catalana. Hasta la única incógnita era todo un clásico, saber si los de Puigdemont o los de Junqueras iban a encabezar el futuro Govern. La designación de Illa como candidato socialista rompió la rutina. La importante mejora de las expectativas de voto del PSC pareció animar al independentismo a intentar anular las elecciones y plantear una nueva convocatoria con nuevas candidaturas. La medida se declaró ilegal y hemos vuelto al 14 de febrero. Finalmente, la decisión del Govern de otorgar el tercer grado a los presos independentistas ha vuelto a alterar el escenario del combate.

La presencia de los condenados en la campaña se va a concentrar fundamentalmente en la figura de Junqueras, líder de ERC. Para ellos, poder contar con su principal dirigente les puede permitir jugar de igual a igual con Puigdemont en el bloque independentista. Asimismo, su papel puede confrontar con mayor peso ante la presencia de Salvador Illa. Se adivinan previsibles conflictos por la intención de los republicanos de convertir a un condenado inhabilitado en su representante oficial de cara a debates y a entrevistas electorales.

Un efecto imprevisible

Para Toni Aira, profesor de Comunicación Política en la UPF Barcelona School of Management, “los efectos que tenga esta decisión dependerá de cuánto tiempo tarde el Supremo en revertirla. Era un escenario que se contemplaba porque la campaña en Catalunya no podía abstraerse del factor presos”. Respecto a quién puede salir más beneficiado con los condenados en la calle, Aira cree que “ERC lo fía todo a que la carta Junqueras les dé rédito, pero quien más tiene que ganar con esta decisión es Junts, porque es quien más contundente se muestra frente al Gobierno de Sánchez, mientras que ERC tiene un relato más pragmático que no pasa por el choque”.

Hay quien opina que este golpe de efecto tendrá poco impacto en el resultado final. Joan Navarro, vicepresidente de Llorente y Cuenca, no cree que en realidad cambie nada. Piensa que “simplemente es un golpe de efecto. No tiene mayor implicación”. Asume que “es munición para ERC. La hace más víctima y la separa más del Gobierno. Radicalizará el discurso enormemente para conservar votos y que quede claro que no son tan amiguitos del Gobierno de Sánchez”.

El eje central de la campaña

El elemento crucial de toda campaña se resume en cuál es el dilema que los ciudadanos van a resolver con su voto. Las estrategias electorales luchan por conseguir que el eje de discusión que más interesa a cada partido se convierta en el centro del debate público. Desde hace años, la pregunta única y repetida hasta la saciedad ha sido la del sí o no a la independencia. El resultado siempre ha sido el mismo, una sociedad dividida en dos bloques con una ligera mayoría separatista.

Toni Aira entiende que “además del debate Catalunya-España, que seguirá condicionando todo, el otro gran tema es la gestión de la pandemia por parte del Govern que, con la llegada de Illa, se ha redirigido hacia la gestión que ha hecho el Gobierno de España”. Joan López Alegre, profesor de Universitat Abat Oliba CEU, cree que “el tema principal en Catalunya sigue siendo el tema de la independencia. La única diferencia es que en las elecciones de 2017 era un monotema y, en este caso, falta por ver cuánto peso tienen otros temas como la gestión de la pandemia”. Según Joan Navarro, “la campaña es Illa sí, Illa no. No hay otra campaña. Se hizo con el anuncio de Illa y se reforzó con el cambio de fecha de las elecciones. El exministro está colocado en la centralidad de la campaña electoral”.

La batalla dentro de los bloques

Si en otras oportunidades, el principal enfrentamiento se dirimía entre el bloque secesionista y el españolista, en esta campaña hay importantes novedades. Dentro de ambos bloques se dirimirán peleas fratricidas que pueden tener serias consecuencias futuras. En el territorio independentista, se reabre la confrontación entre Puigdemont y Junqueras. De quién quede por delante, puede derivarse en buena medida el rumbo que siga el conflicto catalán. Para Toni Aira, “ERC está muy interesada en romper la dinámica de bloques de los últimos años, para abrir juego y opciones de alianzas. Habla del concepto de ensanchar la base, más allá de los que son sus inevitables y más indeseados compañeros de viaje que eran Junts”.

En la derecha estatal, se da por hecha la sensible bajada de Ciudadanos en favor de los socialistas y de PP y Vox. Joan Navarro mantiene que “en el bloque constitucionalista, durante los últimos diez años, con la caída del PSC, lo único relevante era a dónde iban sus votos. Ahora la batalla es cuánto voto recuperará Illa a costa de los comunes y de Ciudadanos”. Sin embargo, todas las miradas se centrarán la noche del 14 de febrero en la posibilidad de que Vox pudiera superar al PP. Si esto ocurriera, se podría desencadenar una compleja situación para Pablo Casado y la actual dirección del partido. 

Todos contra Illa

Una de las curiosidades que aporta esta campaña es el posicionamiento del PSC entre los dos bloques enfrentados, el independentismo y el nacionalismo españolista. Esto provocará de forma previsible que el exministro de Sanidad sea el receptor de ataques provenientes de ambos flancos. Queda la duda, desde un punto de vista estratégico, si ser el centro de la mayor parte del debate en campaña le puede desgastar o, por el contrario, puede fortalecer su candidatura al concentrar el foco mediático.

Para Toni Aira: “Que te pongan en el centro de la pista, con todos los focos mirando a ti, siempre beneficia: te hace protagonista, te ayuda a marcar la agenda y que los otros vayan a remolque y, sin duda, te da un impulso como potencial ganador que no tenía Iceta. Aunque los ataques pueden erosionar la imagen impoluta que ha tenido Illa hasta ahora”. En la misma línea, Joan López Alegre defiende que a Illa “claramente le beneficia. Su valor es que es un líder que no habla, que no ofende, que no dice, que no tiene opinión, que no se moja. Es un elemento moderador si el independentismo convierte las elecciones en un referéndum sobre Illa”.

Junqueras vs Puigdemont

La pugna entre los dos líderes del independentismo empieza a ser un clásico de la batalla política. La huida de Puigdemont a Waterloo le libró de la cárcel. Por contra, Junqueras ha tenido que sufrir la estancia en prisión por delitos incluso inferiores a los del expresident. La jugada de ERC de facilitar, aunque sólo sea unos días, la salida de su líder a la calle va a contrarrestar la capacidad de propaganda que Puigdemont ha desarrollado con buenos resultados en anteriores citas electorales. Además, busca opacar, en la medida de lo posible, el seguimiento mediático del conocido como Efecto Illa.

Toni Aira contempla que “está por ver el efecto que tiene en la campaña la salida temporal de Junqueras”. Joan López Alegre considera que “ambos papeles son menguantes. Puigdemont ha perdido mucha relevancia. Y Junqueras se puede convertir en una distorsión en la campaña porque, cada vez que abre la boca, genera rechazo porque parece que busca sed de venganza”. Por su parte, Joan Navarro observa cómo “hasta ahora, se ha demostrado que el hecho de que Junqueras esté en la cárcel no le da más votos a ERC ni a Junts que Puigdemont sea un prófugo de la justicia. Esas posiciones ya están amortizadas”.

El voto útil reaparece

Otra de las peculiaridades de esta convocatoria es la posible aparición del fenómeno del voto útil. En este caso, se trata de que Illa pudiera aprovechar un voto prestado de quienes desean apoyar una candidatura con posibilidad de ganar al independentismo. En el mundo nacionalista, Puigdemont siempre ha buscado esa baza. ERC necesita que ese factor no le castigue de nuevo como ha ocurrido en ocasiones anteriores. La mayor visibilidad de Junqueras podría ser la fórmula para contrarrestarlo.

En el caso de Salvador Illa, el vicepresidente de Llorente y Cuenca, Joan Navarro, interpreta que “no solamente representa el voto útil entre los constitucionalistas, sino que también representa el voto de caballo ganador: novedad, gestión y desbloqueo de la situación actual del procés”. Además, el profesor de Comunicación Política en la UPF Barcelona School of Management, Toni Aira, observa cómo “también habrá una batalla por el voto útil independentista, es decir, quién ofrece a la parroquia independentista la perspectiva de un gobierno más eficaz que avance y menos sinónimo de lo que hemos tenido estos tres años”.

Y la COVID-19 como telón de fondo

La pandemia va a tener un enorme protagonismo en la campaña. Por un lado, será sin duda uno de los asuntos que más espacio ocupará en la discusión electoral. Las cifras de los efectos del coronavirus en Catalunya parece que, según los epidemiólogos, irán a la baja durante la campaña, lo que puede reducir la visceralidad de la discusión. El otro vector de influencia tiene que ver con la imposibilidad de celebrar una campaña de cercanía a los ciudadanos. Para las fuerzas independentistas puede ser una rémora, puesto que buena parte de su fuerza electoral proviene de su contacto directo con muchos de sus seguidores. La tradicional movilización que ha acompañado al procés en años anteriores puede verse mermada en esta ocasión.

Toni Aira defiende que “el hecho de ahorrarse grandes mítines y hacerlo vía pantallas puede ayudar a candidatos menos carismáticos como Illa y a tapar ciertas carencias a Ciudadanos. Así no tienen que justificar que no llena los aforos de hace unos años, pero puede afectar a liderazgos más carismáticos como Laura Borras, que gana mucho en la distancia corta”. Coincide con el juicio de Joan Navarro, que subraya “que no haya tanta presencialidad y tanta calle le viene muy mal a Junts y a ERC porque son partidos tradicionalmente movilizadores. Es Illa, por su posición, quien se va a llevar más la atención mediática en los medios nacionales”.

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