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Que hablen de machismo mejor que de recortes

Rajoy: "Cañete es lisa y llanamente el mejor candidato" Foto: EFE

Isaac Rosa

Tengo un amigo conspiranoide que no cree en las casualidades, ni en la ingenuidad, si de política se trata. Perro viejo, suele ver manos negras y cortinas de humo en cada “accidente” político. Y a veces incluso acierta. Su última sospecha: que lo del machismo de Cañete no fue un patinazo, sino algo intencionado, por motivos que no les voy a contar porque son demasiado retorcidos.

Yo no llego a tanto, no creo que el derrape de Cañete estuviese preparado por su equipo de campaña, con el hábil Arriola al frente. Pero viendo el efecto de sus palabras, sí pienso que al final no le ha venido demasiado mal al PP el exabrupto machote, y su interminable onda expansiva.

Llevamos cinco días hablando de Cañete y del PP en plan monotemático. Si miran lo publicado, radiado y televisado en estos días, cuesta encontrar excepciones: la “superioridad” del caballero Cañete frente a la dama Valenciano ocupa todas las columnas, tertulias, chistes, comentarios en redes sociales, entrevistas del resto de candidatos y mítines de campaña. Y hoy seguirá, con la participación de líderes socialdemócratas de toda Europa.

Insisto: no me creo que estuviese preparado, porque se arriesgarían a daños colaterales más serios (puede afectar a su futuro como comisario europeo), y porque además Cañete es así, le sale solo, no necesita que le apunten una burrada en la agenda de campaña, porque su historial está lleno de ellas. Pero una vez metida la pata, tampoco les viene mal dejar la pata ahí dentro unos días.

Si yo fuese Cañete, quizás preferiría que me calentasen por machista antes que por miembro de un gobierno y un partido responsables de destrozos sociales como los causados por el PP en los últimos dos años y medio. Mejor que hagan pitorreo con mi desbarre, en vez de atacarme por el paro, los recortes o la corrupción. Todos pensamos que Cañete le ha hecho un regalo al PSOE, pero de rebote el PP se ha ganado un final de campaña con monotema, sin espacio apenas para otros asuntos. Que sí, que esos otros temas están ahí, todos nos acordamos; pero quedan en segundo plano.

El PP ha buscado desde el principio una campaña de perfil político bajo, que asegure su núcleo duro de votantes y desanime al resto hacia la abstención. Se pasó meses retrasando el nombramiento del candidato, y todos pensábamos que era una muestra de indecisión o torpeza, pero al final consiguió mantener intacto al candidato hasta casi el comienzo de la campaña, sin desgaste previo. Ahora, las palabras machistas están permitiéndole un final de campaña poco politizado.

Sí, me dirán: “pero, ¿y el daño que todo esto hace al candidato popular?” Hummm, permitan que lo dude. ¿De verdad va a perder votos Cañete por decir algo así? ¿Provocará alguna deserción entre los votantes incondicionales del PP, esos millones de ciudadanos que pensaban votarle pese a todo lo llovido? Tras aguantar recortes, empobrecimiento, incumplimiento del programa electoral, corrupción, y aun así seguir dispuestos a votar al PP, ¿van a dejar de hacerlo por un comentario así? Diría más: a ese votante inquebrantable del PP, totalmente afín en lo ideológico, ¿le molesta tanto como a los demás lo dicho por Cañete? El domingo lo comprobaremos.

Y lo mismo digo por el otro lado: en caso de perder algún voto por machista, ¿va a ganar el PSOE esos votos con toda la sobreactuación de estos días? ¿Puede Elena Valenciano reenganchar con algo así a sus votantes desertores, esos que llevan años de decepción en decepción? Hummm. También lo comprobaremos el domingo.

En fin, que no creo que el PP se sienta muy cómodo con un candidato apestado en media Europa y que transmite una imagen retrógrada. Pero tampoco tan incómodo como pensamos. Y ahora, sigamos agrandando la bola de nieve, a ver si no se derrite antes del domingo.

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