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Lo que Ciudadanos no te cuenta

TV3 condena y se desmarca del comentario machista de Toni Albà sobre Arrimadas

Neus Tomàs

La todavía líder de Ciudadanos en Catalunya, Inés Arrimadas, es el mejor activo electoral que tiene el partido de Albert Rivera. Con una capacidad de trabajo incuestionable y un verbo envidiable, Arrimadas lo tenía todo para que su partido ampliase el resultado histórico que obtuvo el 21D en Catalunya. Lo tenía todo, pero ha desaprovechado la ocasión.

En unas elecciones con récord de participación y en un momento de convulsión emocional como no se recordaba, Ciudadanos logró aglutinar el voto antiindependentista y obtuvo un apoyo impresionante. No era la primera vez que una fuerza constitucionalista conseguía ser la primera en unas autonómicas (el socialista Pasqual Maragall lo fue en 1999 y en 2003) pero Arrimadas faltó a la verdad al arrogarse el mérito y asegurar que nunca antes un partido constitucionalista había sido la lista más votada. Esa declaración fue una pista de cuál sería su manera de proceder en esta legislatura.

La primera decisión de Ciudadanos fue intentar arrinconar al PSC y desdeñar al PP. Podría haber fortalecido una alianza constitucional y optó por dinamitarla. Mientras Miquel Iceta recurría a lo que se ha bautizado como la “receta del ibuprofeno”, que no es otra cosa que trabajar por la reconciliación tanto fuera como dentro del Parlament, Arrimadas buscaba el enfrentamiento permanente con la bancada independentista tuviese o no motivos para ello.

Ciudadanos ha tensado tanto la cuerda que hasta el PP reprochó a Rivera y Arrimadas que convocasen a los medios con el único propósito de fotografiarse quitando lazos amarillos. Podrían preocuparse por los lazos rotos entre una parte importante de la ciudadanía catalana y una no menos importante del resto de España. Pero eso significaría intentar buscar soluciones complejas a un conflicto que es político y si algo ha quedado claro en Catalunya es que las vísceras dan más votos que la razón.

Arrimadas ha abusado del espectáculo y ha hecho poca política (no será porque el Govern no haya dado motivos para que la oposición se luciese). Aún así, optó desde un primer momento por buscar la foto y el eslógan provocativos. La visita a Waterloo ha sido el colofón a una estrategia que, más allá de los réditos que le pueda dar fuera de Catalunya, ilustra un fracaso.

Todos los sondeos señalan que la estrategia de los socialistas será premiada por los catalanes en las próximas generales. En estos momentos, el PSC y ERC se disputarían el puesto de partido más votado. Ciudadanos, como el PP y Vox, fundamentará su campaña en buscar el enfrentamiento y presentar una imagen de Catalunya que no se corresponde con la realidad. Así, Arrimadas insiste en que “muchos catalanes” quieren que se aplique otra vez el artículo 155 cuando, según la última encuesta publicada, solo el 13% estarían a favor de suspender de nuevo el autogobierno. O afirma que seguirá siendo la jefa de la oposición en Catalunya cuando es incompatible ser diputada en el Congreso y en el Parlament (artículo 155 de la LOREG).

Ciudadanos repite una y otra vez que el alquiler de la llamada Casa de la República, a la que Arrimadas ha dado todavía mayor protagonismo con su foto-pancarta de este domingo, se paga con fondos públicos. El Govern lo niega y asegura que se sufraga a través de donaciones de particulares. Si Ciudadanos tiene pruebas de que el Ejecutivo de Quim Torra está malversando fondos debería acudir a la Fiscalía para que la justicia lo investigue. Si no es así, por más que Arrimadas lo repita en entrevistas y mítines, seguirá siendo una acusación sin fundamento. Ya se sabe que a menudo es tan difícil decir la verdad como esconderla.

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