Entrevista (falsa) a Pedro Sánchez
Pedro Sánchez me cita en un Burger King a las once y media de la noche. Está sentado al fondo, solo, comiendo un menú completo de espaldas a la puerta. Viste una gabardina. Cuando me acerco, se pone muy tenso, y solo se relaja cuando le digo que soy el periodista de eldiario.es. Dice:
Me has dado un susto de muerte, joder.
Sánchez está sudado y ojeroso. Mastica ruidosamente su Whopper y habla con la boca llena.
Que aproveche.
Toda la carne procede de ganaderos españoles. Soy un patriota.
No lo dudo, señor Sánchez.
Un puto patriota. Yo amo este país, lo que pasa es que el VIPS estaba cerrado.
Que sí, que sí.
¿Te han seguido?
Eh… No, no creo.
Tengo que andarme con cuidado. Todos me quieren muerto. Esa maldita andaluza ha puesto precio a mi cabeza, ¿sabes?
¿Se refiere a Susan…?
¡Chist, calla! No digas su nombre, joder, ¿has perdido el juicio?
Perdón.
Esa mujer tiene oídos en todas partes. ¡En todos! Y tiene mucho más poder del que todos imagináis. ¿Sabes que ahora las menciones no te restan caracteres en Twitter.
Sí.
Lo pidió ella. La gente no tiene ni idea de su poder. Cada vez que se reúne el club Bilderberg, la llaman antes para ver cómo le viene el día.
¿Susa…? ¿La andaluza está en el club Bilderberg?
¿Quién te crees que enchufó a Rubalcaba en la universidad? Ese tío no tiene ni idea de química, no sería capaz de distinguir el yodo de las putas tiritas, pero la andaluza movió los hilos y ahí lo tienes, en la Complutense. ¿Y sabes por qué fue a químicas precisamente?
¿Porque es licenciado en química?
Dios, los periodistas estáis tan ciegos… ¡Veneno! Piénsalo. Rubalcaba puede sacar lo que quiera de la facultad: arsénico, ricina, lo que sea. Es un puto arsenal viviente. No es buen asunto ser enemigo de esa gente. Hace cinco meses que no pego ojo. En parte me viene bien porque el insomnio elimina los puntos negros de la nariz, pero…
Un trabajador de Burger King pasa a nuestro lado con una escoba y Sánchez se calla.
Señor Sánchez, solo es un chaval, trabaja aquí.
No tienes ni idea de contra quién me enfrento. Últimamente tengo alucinaciones. El otro día vi el rostro de Madina en el poso del café. Me dije: “Tranquilo, Pedro, la Nespresso no deja poso, está todo en tu cabeza”. A veces creo que estoy perdiendo el juicio.
Sánchez rompe a llorar. Yo le toco el hombro y él reacciona con violencia.
¡Edu, suéltame!
Señor Sánchez, cálmese, no soy Madina. Soy… eh… el tío de eldiario.es.
Ah, sí, ya me acuerdo.
Oiga, ¿no cree que, a lo mejor, está usted un poco paranoico?
La paranoia es la madre del liderazgo. Tú no lo entiendes porque eres un mindundi, pero yo he visto las cloacas del Estado y las cloacas del Estado me han devuelto la mirada. ¿Una patata?
No, gracias.
Antes pensaba que me odiaban por mi belleza. En el PSOE hay mucho resquemor con eso. Es porque son todos feos. La socialdemocracia siempre ha sido poco agraciada en términos estéticos porque descendemos de pobres y, quieras que no, eso se queda en el ADN. En el partido tenemos una herencia genética que da asco, yo soy una rareza. Sabía que mi belleza sería un hándicap, lo supe desde que estaba en las Juventudes, pero jamás imaginé que llegaríamos a este punto.
¿De verdad cree que en el PSOE le quieren fuera por su belleza?
No solo por eso, también es por mi cabeza. Yo soy mucho más que un cuerpo, ¿sabe usted? Yo tengo ideas para renovar este partido. Lo primero es conseguir que nadie nos vote. En ese sentido, mi plan está siendo todo un éxito. Y luego, cuando ya no tengamos ni un solo votante, zas.
¿Zas?
Zas. Le damos un sorpasso a Podemos y gobernamos de nuevo.
Pero ese plan llevaría años. O décadas.
Exacto, veo que tú lo entiendes. En mi partido no, tienen un concepto muy cortoplacista, ¿sabes cómo te digo?
Ya. Oiga, ¿qué pretende con la convocatoria del congreso?
Ese hombre, mira.
¿Quién?
Ese de ahí, el de la barba.
¿El mendigo?
No es un mendigo. Es Rubalcaba.
No, es un mendigo.
Que no, te lo digo yo. Rubalcaba es un maestro de los disfraces. ¡Me dijiste que no te habían seguido, maldita sea! ¿Sabes si este local tiene puerta trasera?
Oiga, le juro que es un mendigo.
Me voy. Tú ve y publica lo que te he dicho, es importante que el Estado Español sepa la verdad. Si me pasa algo, que todo el mundo sepa quién ha sido. Que todos sepan que el PSOE me mató por guapo y por brillante. Me llevo las patatas, ¿vale?