Gernika y los fachas
El 26 de abril de 1937, la tierra se hizo sangre en Gernika. Desde el cielo llegó la orden y los aviones alemanes de la Legión Condor -ayudados por los italianos de la Aviación Legionaria- se pusieron en marcha para ejecutar el acto terrorista.
Los pájaros de hierro soltaron su mierda con gusto sobre un pueblo aterrorizado. Con todo y con eso, el excremento fascista no conseguiría sepultar la conciencia crítica que Picasso convirtió en arte de vanguardia para denunciar un crimen que, hasta el día de hoy, ha sido catalogado por la derecha como una acción de guerra, lejos de calificarlo como atentado contra la población civil; lejos de calificarlo como acto terrorista. Con estas cosas, la derecha y los simples que le hacen el juego, han tratado el bombardeo de Gernika como si hubiese sido algo de lo más lógico. Se pasa página y empezamos la Transición.
Por lo dicho, el pasado lunes los de la derecha de toda la vida, o sea los fachas del Partido Popular, tumbaron en la Cámara Alta la moción por la que se iba a investigar el citado crimen de lesa humanidad. Porque para estas cosas -y para robar al pueblo- se sirve el Partido Popular de su mayoría. La senadora del citado partido, Cristina Ayala, volvió con el argumento anémico que sueltan los de derechas cuando se habla de la guerra civil como “guerra total”, “llena de atrocidades en ambos bandos”, igualando a los que agreden con los agredidos. Sólo le faltó citar al bueno de Chaves Nogales. Todo se andará.
Si hay una página en nuestra Historia que necesita ser revisada, esa es la de la guerra civil donde los militares masacraron a un pueblo indefenso y lo hicieron con ayuda de los moros por tierra y la inolvidable contribución de los italianos y los alemanes por aire. Todo un ejemplo de patriotismo, lo de cargarte tu propio país con ayuda extranjera.
Por eso suena a guasa cuando herederos del franquismo nos hablan de patria y olvidan que Gernika es el paradigma de la atrocidad cometida por los valientes patriotas. Mientras tanto, mantienen equidistancia o mejor aún, ecuanimidad, palabreja esta que es de uso común entre tecnócratas pues aquí, ya se sabe, los tecnócratas siempre son neutrales y en una guerra, como la guerra civil, mantenerse ecuánime no equivale a otra cosa que estar de parte del verdugo. Ser igual a un facha.
