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El Gobierno de coalición necesita un afuera

Protestas recientes en el barrio madrileño de Vallecas por una sanidad pública de calidad y contra la segregación

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El PP se alió con los países frugales de la UE que ponían dificultades y condiciones a España para recibir los fondos europeos tan necesarios para afrontar la pandemia. Del mismo modo, vinculado a lo anterior, su objetivo ahora es evitar la aprobación de unos Presupuestos que terminarán de consolidar la permanencia del Gobierno de coalición, dotándolo de mayor capacidad para aprobar medidas que potencien el sistema de protección social.

Las derechas siempre han sido ruidosas cuando el poder ejecutivo no ha estado en sus manos. Llevan décadas reduciendo el nivel del debate público, lanzando premisas con el objetivo de que miremos el dedo y no la luna, condenándonos a posponer una y otra vez conversaciones colectivas esenciales. Ahora toca el “secuestran Madrid” o el caso Dina, con mucho discurso enrevesado y contradictorio para señalar al vicepresidente Pablo Iglesias, perjudicado por el espionaje de las cloacas, mientras el PP está pendiente de varias causas judiciales sobre delitos muy serios con pruebas sólidas.

Con tal de desviar el foco que los hechos colocan sobre ellos y con el objetivo de obstaculizar políticas más sociales, los integrantes de esas derechas lanzan el mensaje del “y tú también” o el “y tú más”, para provocar una desafección social que, con la ayuda de muchos medios de comunicación, lleve a la población a concluir que todas las personas que se dedican a la política están al mismo nivel: “Todos viven del cuento, todos son corruptos, solo miran por lo suyo”. Y cala, incluso entre algunos sectores de trabajadores que necesitan más que nadie una mejora, aunque sea pequeña, aunque sea solo un primer paso, porque todo suma, porque hay que soñar y pelear por un cambio contundente, pero en el mientras tanto no es lo mismo diez que cero, tener una ayuda social que no tenerla. 

Decía recientemente la congresista demócrata estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez que el candidato de su partido, Joe Biden, “no es el que muchos queríamos”. Pero añadía que esto es lo que hay, Sanders perdió las primarias y “ahora lo más importante es asegurarnos una victoria demócrata para después continuar presionando a Biden hacia políticas más progresistas”. Ocasio-Cortez sabe bien que “la mala cultura entre los demócratas [en referencia a su partido] del estás con nosotros o contra nosotros” es nociva. Pero también entiende que, aunque Biden no es Sanders, apoyarlo “es una cuestión de superviviencia diaria”.

Algo así pasa en España. Es probable que en muchos sectores de la izquierda se esté pensando que en qué momento cerrar filas en torno a un Gobierno central con neoliberales en varios ministerios iba a ser un objetivo. Pero este es el contexto actual. No es el mejor escenario, pero las amenazas de la extrema derecha y las urgencias sociales requieren de lecturas realistas a la hora de medir la correlación de fuerzas. 

Lo que hay actualmente es claramente insuficiente, los servicios públicos necesitan una enorme inyección económica, son urgentes políticas que atiendan mejor las necesidades sociales. Pero quienes maniobran contra el Gobierno de coalición defienden políticas más insolidarias y despiadadas. Ante ello, apoyar y a la vez presionar empieza a ser una cuestión de supervivencia diaria. 

Presionar implica criticar, señalar las urgencias y exigir medidas. No tiene por qué significar colocarse enfrente, sino empujar. Cuentan que Franklin D. Roosevelt lo entendió bien en los años treinta del siglo XX, en plena aplicación de la segunda fase del New Deal para combatir la crisis económica. El presidente estadounidense recibía peticiones de sindicatos y organizaciones sociales que demandaban políticas más progresistas. En una de aquellas reuniones Roosevelt contestó diciéndoles: “Ahora salid afuera y obligadme a hacerlo”.

La calle ha sido siempre un escenario para hacer política, para forzar cambios. Desde ella se han conquistado derechos y libertades fundamentales. El contexto actual español está marcado por el aumento de los discursos de extrema derecha, por las maniobras destinadas a deshacer las alianzas del Gobierno de coalición, por los intentos y los deseos de paralizar la capacidad de hacer del poder ejecutivo. 

Por eso la política institucional necesita más que nunca un afuera que fuerce y justifique más aún las medidas sociales que los dirigentes deberán emprender si no quieren ser partícipes de la creación de nuevas bolsas de pobreza, precariedad y exclusión. Tanto el presidente Sánchez como sus ministros tendrán que entender que ese afuera será el pararrayos más potente contra sus adversarios. Y que si ese afuera no es atendido, pueden venir tiempos más oscuros aún.

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