Huelgas muy educativas
“Se cogen todas las fiestas y puentes, están en casa a las cinco y tienen tres meses de vacaciones”. Las campañas de descrédito contra los profesores de la escuela pública no las empezaron los políticos. Fueron los padres.
Si todo español lleva dentro un entrenador de fútbol, este comparte el espacio con un maestro de primaria. Todos tenemos una idea muy clara sobre la cantidad adecuada de deberes para hacer en casa, cómo se estimula a un niño para que se crea eso de que aprender es divertido, qué lecturas evitarán que sea un teleadicto y cuál es el método para que escriba sin faltas de ortografía.
No pontificamos solo sobre conocimientos, también queremos que los maestros dejen a nuestros niños empaquetados para regalo: defensores de la igualdad, solidarios, concienciados y pacifistas.
No nos hace falta tener formación en pedagogía o psicología. Acusamos a los profesores de no saber imponer disciplina y después pedimos una reunión para abroncar a voz en grito al profesor que riñó a nuestro hijo o hija el día anterior. Da igual que estuviera en la luna, hubiera hecho una gamberrada o no hubiera hecho los ejercicios. A mi niño no se le castiga porque su madre soy yo.
Acto seguido, podemos escandalizarnos de la poca inversión que España va a dedicar a la Educación (se quedará en un 3,9 del PIB en 2015) o quejarnos de que el curso que viene no habrá profes de refuerzo cuando al niño se le atraganten las matemáticas.
Tal vez a estas alturas del día algún fotógrafo haya recibido el encargo de salir a la calle para buscar profesores de la escuela pública vestidos con camiseta verde y con una caña en la mano. Si llevan un reloj aparente o tienen aire de perroflauta, mejor. Si vemos la foto publicada, escandalicémonos. Pero es necesario que entendamos todos que la educación de nuestros hijos pasa por defender su trabajo y protestar para que los políticos consideren de una vez la Educación como lo que es, una inversión.
Si para algo puede servir la huelga de hoy contra el recorte en la enseñanza pública es para aprender que 3.000 millones de euros menos suponen disparar directamente a la base del sistema educativo porque envía a miles de interinos al paro y vuelve a poner de actualidad la vieja frase de “pasas más hambre que un maestro de escuela”. Una frase de Derek Bok muy repetida hoy: “Si cree usted que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”.
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