Lo que importa aparentar
Mariano Rajoy quiere seguir siendo presidente. Hoy empieza los contactos para ello. Pasaremos y hemos pasado días, semanas y meses hablando de personas, de quién le apoya, de quién no, de cómo alcanzar la poltrona, pero apenas de políticas, de medidas... No conviene. Un bueno ejemplo es lo siguiente, que resulta conmovedor: Rajoy ha logrando un gran caladero de votos entre los pensionistas. Pues bien, esto a pesar de que no les ha explicado cómo garantizará la paga de sus jubilaciones. No lo saben, pero le han votado masivamente.
La hucha de las pensiones se acaba. A este ritmo, da para un año y pico. Algo habrá que hacer. Sin ser alarmistas, algunos expertos apuntan que habrá que obtener ese dinero con la tarta de los impuestos. ¿Cuándo?, ¿cuánto?, ¿cómo? y, sobre todo, ¿quién lo pagará? El gobierno no lo ha explicado. No tenemos la respuesta. Hemos pagado dos procesos electorales, con sus correspondientes campañas; hemos visto a los candidatos jugar, cantar, bailar, emocionarse con alcachofas o hablar entre terneras. ¿Alguien sabe qué hará Rajoy para garantizar nuestras pensiones públicas? Si nos lo preguntamos, podemos poner el gesto de una vaca cuando ve pasar el tren.
A veces, la indiferencia conviene. Lo que interesa se dice, machaconamente, a bombo y platillo. Incluso se mete miedo. Lo que no, se oculta. La gente traga. En 2011 había en la hucha de las pensiones 67.000 millones. Ahora, da hasta finales del año que viene. Podría decirse que Rajoy ha roto el cerdito. El viernes lo dejó abierto en canal. La forma de anunciar la matanza fue una nota de prensa, en plena operación salida de vacaciones o de fin de semana. ¡Para qué vas a explicarlo en la rueda de prensa de un consejo de ministros poco antes! Qué incomodidad.
¿Por qué ocurre esto? Porque anteriormente ha funcionado. La respuesta la tienen en las urnas. No son nuevas las notas de prensa de tapadillo de un viernes por la tarde, ni los plasmas, ni las respuestas del tipo “y ya tal”. Tampoco nos han explicado de dónde saldrán los 8.000 millones de nuevos “ajustes” que exige Bruselas, ni la enésima subida de la luz, ni las escuchas del ministro, ni por qué tenemos una Jefa Antifraude en España cuya casa ha registrado la Guardia Civil porque convive con alguien acusado de defraudar…
Dos campañas electorales para esto. Son estampas de una España en la que Rajoy sigue ganando tiempo, pero con una novedad: esta vez necesita apoyos para que le permitan gobernar. Por ahora, quiere que sus rivales se cuezan en la salsa de la presión y las disputas internas, él mantiene prietas las filas y espera que siga calando el mensaje de que es o Mariano o el caos. No importa contarle a ese pensionista cómo pagará su pensión. Importa que ese jubilado piense que sólo Rajoy se la podrá pagar. ¿Es un triunfo del “marianismo”? ¿Es un fracaso de sus adversarios políticos y deberían hacérselo mirar? Veremos. A lo que sí creo que invita es a una reflexión sobre lo que somos como sociedad.