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Juego sucio contra las energías limpias

Parque eólico de Los Valles. (Diario de Lanzarote).

José Luis Gallego

El pasado lunes este diario publicó una inquietante noticia que debió abrir todos los telediarios. El artículo, basado en una investigación del diario británico the Guardian, denunciaba que una de las principales compañías energéticas del mundo, el gigante norteamericano del carbón Peabody Energy, ha estado financiando durante años a los científicos y los grupos de presión encargados de rebatir las evidencias del cambio climático, desmentir su origen antrópico y hacer frente a cualquier iniciativa legislativa para promover las energías renovables.

El lobby de las energías fósiles lleva tiempo comportándose como el gran trilero de nuestro futuro. Primero intentaron engañarnos con la bolita del calentamiento global para que no la viéramos. Luego se dedicaron a difamar a los que la habían visto y nos alertaban señalándola con el dedo. Y cuando los pillaron se agarraron a la fe de los conversos para presentarse en sociedad como los grandes impulsores de la lucha contra el cambio climático. 

Échenle un vistazo a la web de Peabody y comprobaran hasta qué punto son unos maestros del disfraz. Dedican buena parte de su contenido a ensalzar la gran labor que realizan para defender los bosques y la biodiversidad y lo muy comprometidos que están con el cuidado del medio ambiente. Un vídeo muestra a sus operarios mimando el ganado que pace en verdes campos, visitando aguazales repletos de vida silvestre. Tan majos ellos… ¡Lo que tienen es un morro que se lo pisan!

Porque resulta que, según el trabajo publicado en eldiario.es en colaboración con the Guardian, estos tipos son los mismos que se dedicaron durante años a negar la validez de los informes elaborados por el grupo de expertos de Naciones Unidas sobre cambio climático (IPCC) y a boicotear los planes del presidente Obama de promover las renovables y el autoconsumo energético.

Seguir vendiendo carbón y cobrando subvenciones por ello. Eso era lo único que le interesaba a esta compañía de energía fósil que hoy se encuentra fosilizada, en la bancarrota y con una deuda que supera los 10.000 millones de dólares.  

Para conocer hasta qué punto el oligopolio fósil estuvo dirigiendo la política de la Casa Blanca en materia de energía durante los gobiernos Bush, impidiendo el desarrollo de las energías renovables y la firma por parte de Estados Unidos de cualquier acuerdo o protocolo contra el cambio climático, les recomiendo dos libros: El pensamiento secuestrado, de Susan George y Esto lo cambia todo: El capitalismo contra el Clima, de Naomi Klein. Entenderán porque la noticia que publicamos aquí (ya saben, a pesar de todo) no abrió ningún telediario.

Pero no crean que esa obsesión por negar lo innegable es una característica exclusiva del lobby fósil norteamericano. Ni mucho menos. En este país acabamos de superar una de las legislaturas más hostiles contra el medio ambiente que nos ha hecho retroceder todo lo que habíamos avanzado en el desarrollo de las energías renovables. Y fue mucho.

Buena parte de ese retroceso se debe a la sumisión absoluta del gobierno saliente a las directrices marcadas por el oligopolio eléctrico. El hundimiento programado de la eólica (ni un solo aerogenerador instalado en 2015), la inseguridad jurídica que sufre el sector fotovoltaico y la ruina de las 62.000 familias que invirtieron todos sus ahorros en impulsarlo o la penalización al autoconsumo mediante el escandaloso impuesto al sol son algunas de las perlas que nos deja un gobierno ecofobo que ha permitido el juego sucio contra las energías limpias. 

La energía debe dejar de ser una traba y convertirse en una de las principales herramientas en la lucha contra el cambio climático. Por eso, si en verdad queremos avanzar hacia un modelo energético mucho más limpio, justo y sostenible, ahora tenemos una oportunidad sin igual.

El próximo día 26 tenemos la oportunidad de cambiar no solo de políticos, sino de política energética. La ocasión merece una reflexión. Como dice la propia Naomi Klein: “el calentamiento global no es tan solo una crisis: también puede ser la mejor oportunidad para construir un mundo mejor”. Ojalá la aprovechemos.    

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