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Lecciones morales

Javier Gallego

Ahora los ladrones dan lecciones morales. La lista Falciani, con los nombres de miles de evasores y millones de euros defraudados que ayer se empezaron por fin a publicar, no es más que la enésima y más escandalosa evidencia de una conducta que escuece casi tanto como el robo. A saber, que los que nos han calentado la oreja durante la crisis con sus monsergas moralizantes, y nos exigían esfuerzos sobrehumanos a los demás, son los mismos que tienen sociedades fantasma para evadir capitales. Nos leían la cartilla los que tienen la suya en el HSBC de Ginebra.

Se llenaban la boca de patriotismo los que no tienen más patria que su cuenta bancaria en Suiza, Andorra o cualquier paraíso fiscal. Cuatro mil españoles, ricos, ricachos, famosos, privilegiados, le quitaban la cartera a su país mientras agonizaba en el suelo. Estos son los que luego se cuadran con la palabra España y llevan la banderita en el cuello del polo. Los de la ley y el orden. Se les hincha el pecho para cantar “Suiza, patria querida”. Son legión y su divisa es 'Todo por la pasta'.

Para muestra, un botón o, mejor dicho, un Botín. El finado presidente del Banco de Santander, el que nos pedía sacrificios para superar la crisis, clamaba contra el realojo de familias desahuciadas en casas vacías, decía que los bancos no habían tenido la culpa del crack financiero y aseguraba que había llegado la recuperación; ese Botín, don Emilio, tenía 2.000 millones de euros en la sede suiza del HSBC.

Él y tantos otros empresarios y banqueros se han hartado de repetirnos que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades, que si no podías afrontar tu hipoteca no haberte metido, que trabajemos más y cobremos menos, y resulta que son ellos los que viven por encima de nuestras posibilidades, se enriquecen porque trabajamos más y nos pagan menos, nos quitan la casa y aún nos cobran la deuda, pero no pagan la que tienen con la sociedad.

No solo ellos, también los Gobiernos nos pedían ejemplaridad y nos ajustaban el cinturón al cuello, pero abrían la mano con el ladrón del cuello blanco y corbatón de doble nudo. El PSOE –ese que indultaba banqueros– permitió a los evasores de la lista regularizar sus fraudes sin multa ni reprobación. El PP, que ahora les critica por aquello, les regaló una amnistía fiscal. A quién quieren engañar. Montoro amedrenta con inspecciones solo a quienes desafían al Gobierno, pero Falciani ha contado que la Agencia Tributaria ponía trabas a su investigación. Nos piden que empujemos el coche mientras vemos al Fórmula 1 de Alonso que nos pasa como un rayo camino de los Alpes y no porque le guste el esquí.

Nos dan lecciones de ética los que carecen de ella. Habla de ejemplaridad el rey, que se fue de cacería, se enriqueció a nuestra costa y permitió que lo hicieran su yerno y su hija. Nos piden responsabilidad los que no asumen ninguna por los ERE y la Gürtel. Habla de patriotismo el PP de la caja B y del tesorero que se llevaba el dinero a Suiza. Se envuelven en la bandera los Pujol de los escándalos de corrupción y cuenta en Andorra.

Se erige en referente moral el Gobierno, que crea una redacción paralela de periodistas para hacerles la campaña electoral en la televisión pública. Critica la reforma laboral del Gobierno y da lecciones de libertad la SER, que acaba de echar a siete trabajadores, seis de ellos mujeres, algunos por motivos disciplinarios, para abaratar contratos. Los que hacen amnistías dicen que Hacienda somos todos. Llaman terrorista al que altera la paz social los que han acabado con ella.

Por lo mismo es reprobable que Juan Carlos Monedero creara una empresa para pagar menos a Hacienda mientras da lecciones de decencia a la casta o que Tania Sánchez autorizara los contratos públicos de su hermano con su firma. Por supuesto que no son comparables ni en el fondo ni en la cuantía a la Gürtel, los ERE, las tarjetas de Bankia o las cuentas en Suiza, como tratan de hacer creer el bipartidismo y su aparato de propaganda con malévola insistencia. Pero los que dicen que vienen a regenerar el sistema presumen de honorabilidad, y cuestionan la de los demás, no pueden caer en los mismos errores ni hacerse las víctimas, como han hecho Rajoy, Ana Mato, Artur Mas o la infanta.

Tienen que asumir su responsabilidad, dar sus explicaciones y apartarse si se convierten en obstáculo para el cambio en lugar de ser herramienta. No necesitamos más lecciones, sino conductas éticas. Nos falta moral porque la hemos sustituido por normas. Por eso una mayoría de este país aprueba la cadena perpetua revisable que han aprobado el PSOE y el PP.

Necesitamos también más educación y menos ley, menos represión y más democracia.

Javier Gallego es director de Carne Cruda. Puedes escuchar el programa todos los martes y jueves, a partir de las 12:00, en www.carnecruda.eswww.carnecruda.es

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