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Madrid descentrado

Asistentes a la manifestación en defensa de Madrid Central

Jesús Cintora

Desmantelar medidas anticontaminación que velaban por nuestra salud y poner una bandera de España bien grande en la fachada del Ayuntamiento de Madrid. Primeras medidas. Cualquiera que haya paseado estos días por el centro de la capital lo ha podido ver. Han vuelto los atascos, pero tenemos una bandera nacional justo debajo de donde ya había otra, que permanece en un mástil. Y la bandera del Orgullo Gay a un lado, no vaya a ser que nuble nuestra españolidad. 

Apenas unas semanas de gobierno de la derecha en la capital de España han dado para mostrar una triste imagen de la política. Dirigentes jóvenes como Martínez Almeida o Begoña Villacís están obligados a reconsiderarlo. Ya tenemos dos banderas nacionales juntas y un par de narices para ir contra el plan antipolución de Carmena, precisamente por eso, porque era obra de los adversarios políticos.

Seguramente todo se puede mejorar, pero gobernar debe ser construir, no destruir. Avanzar, no retroceder. La lucha contra la polución es una de las obligaciones de cualquier cargo político digno que se precie. En plena ola de calor, con el calentamiento global en el centro del debate, la derecha decidió actuar contra Madrid Central. “Ha sido una medida pionera en retroceso”, tal y como señalaba en la prensa internacional The New York Times sacándonos los colores. 

Numerosos informes científicos señalan el daño que nos hace la polución. En España, hay miles de muertes anuales que se atribuyen al dióxido de nitrógeno. La Agencia Europea de Medio Ambiente indica que “la contaminación es el mayor riesgo mediombiental para la salud”. En nuestro continente, más de 400.000 fallecimientos prematuros al año se deben a esta causa. Aquí, los nuevos gobernantes de Madrid se han puesto a lanzar ideas peregrinas, como que la vuelta de los atascos al centro disminuye la polución. 

Mantras. Los atascos no contaminan y llegamos al gobierno sumando con Vox, pero no tenemos nada que ver con el partido de Abascal. Que es “ultraderechita cobarde”, según nuestro secretario general, y “extrema derecha”, según nuestro líder, pero formamos gobiernos de “centro derecha”. Tan centrados estamos, que levantamos las multas, vuelven los atascos, pero les decimos a los conductores que, jolines, no colapsen la Gran Vía.

Hay ahora una decisión de la Justicia que protege Madrid Central de forma cautelar. Bien harían los nuevos gobernantes de la capital en darle una pensada y gastar el tiempo y el dinero de todos en otras batallas judiciales. Hay pleitos por corrupción o por venta de vivienda protegida a fondos buitre que ya han sacado bastante los colores a los gobiernos de Madrid. Bien merecen los madrileños otras afrentas.

Desmantelar medidas anticontaminación, las guerras de banderas, reactivar el debate especulativo de la candidatura olímpica, cancelar un concierto de Def con Dos, la polémica con las fiestas del Orgullo Gay… Son noticias de Madrid de las últimas semanas. Demasiado ruido. Tanto como el de los atascos que, sí, lamentablemente también contaminan, señor Almeida. Está usted a tiempo: céntrese, póngase el casco, vuelva al Madrid Central y no nos venda la moto.

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