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No tenían otro pito que tocar

Pleno del Parlament de Catalunya

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“Uno de los mayores inconvenientes de la prisa es que lleva demasiado tiempo”

G.K. Chestertoni

No tenían otro pito que tocar que no fuera preparar el escenario de esa nueva realidad en cada uno de sus territorios y no lo han hecho. Excepto honrosas excepciones, los responsables de las grandes aglomeraciones urbanas, los que han estado clamando por recobrar sus competencias y hasta han llegado a considerar que el gobierno central usurpaba sus funciones, han obviado las más mínimas y racionales previsiones para evitar los picos de rebrotes que amenazan con convertirse en una segunda oleada más pronto que tarde. 

Tenían prisa. Tenían prisa por coger las riendas y poder esgrimir sus logros pero a algunos se les ha olvidado que para eso hay que gestionar con inteligencia y racionalidad y eso no se consigue mediante la propaganda y el relato. No tenían otro pito que tocar y ahora nos enteramos de que Madrid está reclutando a toda prisa rastreadores porque la cosas, dicen, se está empezando a complicar. En Catalunya es evidente que se les ha complicado ya de una forma clara, y tenemos hasta pequeños municipios creando su propia red de perseguidores de contagios ante la constatación de que la Generalitat resulta ineficiente a tal respecto. 

Ahora no se pueden excusar en la sorpresa ni en la imprevisibilidad. Sabían, como sabemos todos los ciudadanos a los que nos machacan todo el día con informaciones, que las únicas posibilidades de controlar la presencia del virus en las calles pasaban o bien por implementar una aplicación para efectuar el control de los contagiados de forma tecnológica o bien por realizar este rastreo de casos de forma artesanal, mediante seres humanos. La opción tecnológica ofrecía muchos problemas en Europa, como se ha comprobado, dado que el ciudadano debe ser libre de utilizarla o no y esto le resta eficiencia. En los países que la han implementado el porcentaje de bajadas de la app ha sido demasiado bajo para garantizar su efectividad. En España apenas hemos hecho un ensayo en una islita y tampoco es previsible que cuando llegue tenga una suficiente aceptación. Así que les quedaba el método arcaico, pero efectivo, de rastrear de forma manual los contactos para lo que necesitaban a mucha gente. ¿Por qué no han contratado masivamente rastreadores si saben que una vez desmandados los contagios después resulta prácticamente imposible controlar la extensión de la infección?

A mí es que me resultan hasta políticamente estúpidos, qué quieren que les diga. Si yo estuviera en su lugar y tuviera que salvar mi culo político -lo de buscar el bien de sus gobernados lo dejamos como opción secundaria- hubiera tirado la casa por la ventana contratando y formando rastreadores. ¿Qué tenían que perder? Han tenido tiempo para preverlo durante la desescalada, porque era obvio que iban a necesitarlo. No se a quién le pareció buena idea empezar con un puñado para luego aumentar su número si la cosa se ponía fea, cuando es evidente que sólo empleando masivamente ese rastreo podían evitar que tal cosa sucediera. ¿Son bobos o se lo hacen? 

Madrid cuenta con la enloquecida cifra de ¡182 rastreadores!, el 12% de lo que se estima necesario. Estuvieron presionando políticamente hasta extenuarse para conseguir avanzar en las fases de la desescalada, cuando el Gobierno se negaba por incumplirse la cifra de personas destinadas a seguir los contagios. ¡Ahora es cuando se han puesto a reclutar más de prisa y corriendo! La misma situación se vive en Cataluña, con menos de 200 rastreadores, que anuncia ahora que hasta los franceses han recomendado no cruzar la frontera, con intentar aumentar hasta 500. ¿Por qué narices no pusieron a miles de personas a rastrear desde el principio? Ningún ciudadano ni ninguna cámara de control de cuentas les hubiera penalizado por pasarse de la raya en ese ejército de seguidores de contagios que es imprescindible para poder mantener la pandemia bajo control.

Lo mismo les digo respecto a los focos de contagio. Torra ¿no sabía que la fruta había que recogerla y que las condiciones de vida de los temporeros no son epidemiológicamente aceptables? ¿No tiene capacidad la Generalitat para instalar unas viviendas provisionales dignas y que permitan las condiciones mínimas para evitar los contagios? Es que no es difícil, sólo hay que conocer el terreno y adelantarse. Precisamente se entiende que la gestión descentralizada es más eficiente por eso. 

Hablemos también de las actividades que son claramente incompatibles con la profilaxis indicada para el coronavirus. Es evidente que el negocio de la noche, como gustan llamarlo, es totalmente contraproducente. Con la mínima diligencia de un buen padre de familia, como dice el Código Civil, podían haber colegiado que espacios cerrados, con música alta, donde la gente grita, y alcohol y contacto constituían un foco de infección preferente. Es cierto que los lobbys de los empresarios de la noche les han presionado a base de bien, pero en su mano estaba adoptar otras medidas. ¿Cómo se dejó abrir el llamado “ocio nocturno”? En Francia aún no han abierto las discotecas, llevan cuatro meses cerradas, y no tiene fecha de reapertura. El ministro Alain Griset ha anunciado que el Estado se hará cargo de los gastos fijos de estos locales -alquiler, luz, agua- hasta un máximo de 15.000€ al mes y luego les dejará entrar en el fondo de solidaridad con las empresas, que crearán con las ayudas. Creen que el 90% del sector quedará así salvaguardado. Aquí, mientras, los empresarios han estado obligando a poner pegatinas en las cámaras de los móviles a los clientes (“Para poder seguir abiertos. Gracias”) para evitar que las imágenes de lo que ocurre dentro conmocionen a la opinión pública. 

No tenían otro pito que tocar que prepararse para coger el timón cuando les tocara. Ahora no me extraña que frivolizaran con el apoyo al Gobierno en el sostén del estado de alarma, porque me he dado cuenta de que para muchos los derechos fundamentales no son un obstáculo. Han prohibido votar a electores, han pretendido limitar la movilidad por decreto, pretenden hacer listas de ciudadanos que entren en su territorio, en fin, dejan claro que no comprenden que las limitaciones que impone la pandemia tocan de lleno el núcleo de los derechos y libertades de los ciudadanos y que eso exige ser extremadamente pulcros para mantener dentro de las líneas de un Estado de Derecho. 

A toda esta sarta de despropósitos se une la comunidad autónoma número 18, La Liga de Fútbol, que ha decidido implementar sus propias normas o, mas bien, incumplir las generales porque lo de su negocio está por encima de cualquier otra consideración. 

Y así todo. Querían ser los campeones de la gestión y apuntarse los tantos del apoyo a sus sectores económicos y a este paso nos acaban encerrando otra vez a todos. 

No tenían otro pito que tocar… y no lo han tocado.

¿Por qué no se han liado a contratar rastreadores a mansalva? 

Esta vez no les va a valer con apuntar al adversario o a Madrid o al sursuncorda. Esta vez sabemos lo que no han hecho en este verano y nos va a pesar.

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