Un paso al frente
Como era de esperar, después de Zapata, fueron a por los demás. Era muy ingenuo pensar que una dimisión amansaría a las fieras. Al contrario, los tiburones, al olor de la sangre, se excitan. Ahora la derecha no va a por uno, va a por la mitad de la lista de Carmena. La siguiente ha sido la portavoz, Rita Maestre, porque se enfrenta a una posible pena de un año por irrumpir en 2011 a pecho descubierto en la capilla de la Complutense en una manifestación no violenta, feminista y laica, contra el machismo de la Iglesia y su presencia en la universidad. La derecha recriminando a la izquierda lo que más la honra, la lucha. Permitan que me ría pero es que la broma es continua. La atacan justamente por lo que ha sido votada: por ser activista. No sólo no debe dimitir, debería presumir. No por su imputación (son gajes del activismo) sino por su compromiso.
Lo mismo deberían hacer los demás concejales. No dar un paso atrás cuando les atacan por lo que son, sino un paso al frente orgullosos de lo que han hecho. Sí, soy activista, qué pasa. Por eso estoy aquí. Me han votado porque yo estaba en la calle peleando por las libertades y derechos de la ciudadanía, mientras los que me critican estaban metidos en sus despachos legislando contra las personas o vendiendo la ciudad en comidas de negocios. Y lo volvería a hacer y lo volveré a hacer, como Ada Colau que en su primer día de alcaldesa se fue a parar un desahucio. Por eso y para eso la han votado. Para que sigan siendo activistas y ciudadanos, ahora dentro del respeto al cargo. Les han votado porque no son como esos políticos profesionales que no pisan la calle más que para bajarse del coche oficial, hacer campaña electoral o manifestarse contra los derechos del resto. Les han votado para que aparten de las instituciones a los que llevan toda la vida viviendo de ellas y comerciando con nuestro patrimonio.
Pero es que está imputada, dice Carmona que pide la dimisión de Maestre y se llama socialista al mismo tiempo. Está imputada pero no por robar, querido, sino por enfrentarse a un sistema de ladrones. Pero es que gritaban “vais a arder como en el 36”, enseñaban sus tetas y ofendieron los sentimientos religiosos, claman escandalizados los que jamás se han escandalizado de que saquen a una familia a rastras de su casa en un desahucio. El escándalo es que aún esté en el Código Penal el delito de “ofensa a los sentimientos religiosos” y que la Iglesia Católica siga teniendo templos en la universidad pública de un Estado aconfesional. En cualquier caso, que lo juzgue el juez. La lucha social tiene un precio y gente como Rita Maestre se ha arriesgado a pagarlo. Todo mi respeto. A mí no me gustan las consignas incendiarias y no las canto, pero no queman. Me gustan mucho menos los lemas de las manifestaciones pro vida y los acepto. Se llama libertad de expresión. La democracia era esto.
Hay quien se sorprende de lo que están encontrando. ¿Pero qué esperaban encontrar en la biografía de un activista indignado, una vida de santos? Pues claro que han enseñado sus tetas en una iglesia, claro que han molestado, para eso se hacen las protestas, no para la portada del Vogue, claro que han parado desahucios y se enfrentaron a la policía, claro que han escrito contra el sistema, contra este sistema, claro que han sido broncos, a veces malhablados, claro que han escrito frases encendidas e incendiarias en mitad de la refriega, como si los otros no lo hubieran hecho con discursos más sibilinos pero mucho más peligrosos, claro que han sido multados por manifestarse, claro que han sido juzgados por desafiar la injusticia, claro que se definen como “bolleras”, “camioneras” y “feminazis”, claro que han sido extremos frente a una realidad extrema y frente a la extrema derecha. Claro que sí. Claro que son radicales, hay que serlo para cambiar la realidad.
Pero no sólo vociferan, también han escrito cientos de artículos de calado político, también han participado en decenas de debates y asambleas, también han sido capaces de poner en marcha mareas, movimientos y hasta un partido político. Los errores de Ahora Madrid no son su pasado sino su presente. Lo que debería preocuparnos es que Manuela Carmena ya se haya echado atrás en su idea de crear un banco público. O que hayan dicho que han contribuido a parar el desahucio de Asun aunque los militantes que lo pararon dicen que no es cierto. O que haya propuesto por tuiter crear una cooperativa de madres para limpiar los colegios, como si la limpieza no fuera también cosa de padres. Menos mal que lo ha corregido. No seamos como la derecha cavernaria. Hay que vigilar pero hay que darles tiempo.
Deberíamos haberlo aprendido de estos días de furia en los que casi todos nos hemos visto envueltos. En cuanto amainen veremos con más claridad que hemos caído como chinches en la trampa que nos habían tendido. Lo peor es que la izquierda ha caído también en su propia trampa de la superioridad moral. Vamos a dar ejemplo. Van a ver cómo se hacen las cosas bien. No puedes enseñar a quien no quiere aprender. Entiendo que la semidimisión de Zapata puede ser terapéutica para una parte de su electorado que estaba disgustada con sus tuits. Pero, sinceramente, no puedes tener la piel tan fina cuando te enfrentas a un rinoceronte. A ver si aprendemos. Quieren acabar por las malas con lo que no pudieron acabar por las urnas. ¡No quieren perder sus prebendas, sueldos y contratos! La nueva política no debe responderles con los mismos exabruptos sino con sus actos de gobierno. Dejad que ladren ellos, eso significa que cabalga el cambio.
No hay mal que por bien no venga. Por si no lo sabían, ya saben a lo que atenerse. Cuando vayan a por el siguiente, habrá que defenderlo porque si no, no quedará nadie cuando vengan a por el resto. Ni un paso atrás. Un paso al frente.