El PP de Madrid, a garrotazos
Espero no pecar de precipitado o temerario si digo que Mariano Rajoy dejará caer su dedo indolente sobre los candidatos del PP a la Alcaldía y a la Comunidad de Madrid antes de las elecciones del próximo mes de mayo. Rajoy ha tenido este martes uno de sus momentos cumbre cuando ha dicho, al ser preguntado sobre los posibles aspirantes del PP en Madrid, que eso hay que preguntárselo al PP, como si él fuera de la CNT.
Mientras llega tan postergada decisión, vemos cómo el todavía presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, es capaz, en una misma rueda de prensa, de sentirse víctima de un supuesto chantaje por parte de dos policías y anunciar a los que denuncia como chantajistas de su partido su voluntad de no ceder y presentarse para seguir en el sillón que hoy ocupa. Con su inagotable capacidad esclarecedora, Floriano ha dicho que no apoya a Ignacio González, sino lo que este ha dicho, ¿se refiere al doble chantaje? ¿Es posible que un presidente de una comunidad autónoma acuse de chantaje a dos policías?, ministro de Interior, ¿algo que aportar?
En Madrid, la gente, política y periodística, no suele quedar para hablar sin más, se queda a comer, antes más, o se dice “nos llamamos” o “nos vemos”, a sabiendas en la mayoría de los casos que esa cita ocular no se concretará hasta otro encuentro casual en el que se renovará el mismo deseo, pero esa forma chusca de actuar de González no deja de sorprender. Se supone que te llaman unos policías para contarte algo, ¿y tú vas y les citas en un bar? ¿Temes que haya micrófonos de la gestapillo en tu despacho? Chocante.
Un poco más allá, ¿si realmente te chantajearon hace tres años –el cafelito de González con los guardias es de noviembre de 2011–, por qué nadie se ha enterado hasta ahora? ¿Si era chantaje, por qué no hubo, ni hay, denuncia? ¿Por qué González dijo en marzo de 2012: “Desconozco y creo que no existe ninguna investigación ni conozco ningún testigo ni conozco nada que tenga que ver con esa investigación”, refiriéndose a su multimillonario ático de Estepona. José Manuel Villarejo, el comisario de policía acusado por González, acaba de denunciarle por “coacciones, calumnias y amenazas”. No ha esperado ni un minuto, después de oír al presidente de la Comunidad madrileña.
El termómetro especulativo sobre quiénes serán los candidatos del PP en Madrid se calienta y el nivel de odio que se profesan entre sí los posibles aspirantes, Aguirre, González, Cristina Cifuentes, es tan evidente que se manifiesta unos segundos después de salir del plató de televisión de turno y unos segundos antes de sentarse.
González habla de un ruido mediático que él no hace más que engordar y no hay que descartar en los próximos días más muestras de fuego enemigo de partido contra un señor que aún no ha explicado cómo puede tener semejantes 'casoplones', en Madrid y Estepona, con su sueldo y el de su mujer. Sigue sin explicar por qué pago en billetes, uno encima de otro, un viaje de lujo a Sudáfrica de él y su mujer.
Desaparecido Tomás Gómez de la competencia, en el PP han abandonado la idea de que pueden ganar las elecciones sin bajarse del autobús. La llegada de Ángel Gabilondo a la lista del PSOE puede aportarle un puñado de votos que, sumados a los que es posible que no se vayan de IU tras el nombramiento de Luís García Montero, quién sabe si le pueden otorgar a la izquierda la posibilidad de gobernar el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Mientras Rajoy señala a los ungidos, seguirá la lucha a garrotazos en el PP, solo falta que Esperanza salga de su silencio.