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¿Quién teme al Bildu feroz?

- El candidato de EH Bildu, Pello Ochandiano (c) y el coordinador general, Arnaldo Otegi (2d) durante el acto de inicio de campaña de las elecciones vascas de la formación en Vitoria. EFE/ADRIAN RUIZ HIERRO

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Estaba tardando, pero atención que este jueves cantaron bingo en kioscos, radios y teles: ETA en las portadas y tertulias de la prensa de derecha. Un oportuno informe de la Guardia Civil a la Fiscalía de la Audiencia Nacional, un oportuno informe que vincula a Otegi con un atentado de ETA de hace 44 años, un oportuno informe que el fiscal decide archivar y que no sirve para nada pero que oportunamente termina filtrado en las redacciones. Otegi, ETA, Bildu, elecciones vascas, socios del gobierno, Pedro Sánchez. ¿Se entiende o te hago un dibujo?

Era raro que tardara en salir, pero ya tenemos el comodín ETA en campaña. Y más que va a salir. Los sondeos apuntan a una posible victoria, así que azucemos el miedo a Bildu, es decir a Otegi, es decir a ETA, no sea que otros partidos tengan la tentación de permitir, por activa o por pasiva, que acaben gobernando Euskadi “los herederos de ETA”. Y de paso le damos un palito al gobierno, que nunca sobra.

El problema es que el lobo de Bildu da cada vez menos miedo, especialmente en Euskadi. Puede que en el resto de España haya quien todavía se asuste con lo de “que viene ETA”, pero entre la mayoría de votantes vascos es un partido más, un partido homologado que no da nada de miedo. Y no solo entre los jóvenes, a los que achacan falta de memoria: es que EH Bildu, una coalición donde no solo están “los herederos de ETA”, lleva más de una década haciendo política institucional con toda normalidad, y con ETA desaparecida. Ya en 2011 la primera Bildu se hizo con la alcaldía de San Sebastián y numerosos municipios vascos y navarros, y en 2015 con la alcaldía de Pamplona. Y de su paso por los gobiernos municipales se recuerdan errores o decisiones polémicas, pero nada que dé miedo.

No solo no da miedo: es que hasta sorprende la rápida evolución de la izquierda abertzale en tan pocos años. Hoy es una formación que pone por delante cuestiones sociales antes que independentistas, que se ha distanciado con el pasado violento, reconociéndolo y contribuyendo a la reparación de las víctimas. Un partido que gobierna ayuntamientos sin sobresaltos, pese a que algunos sigan poniendo el grito en el cielo (como recientemente en Pamplona).

Más sorprendente aún es su papel en la política española: quién te ha visto y quién te ve, izquierda abertzale. En el Congreso de los Diputados EH Bildu es el socio más responsable, fiable y leal del gobierno, sin exigencias maximalistas y sin condicionar su apoyo a políticas progresistas como sí hacen otros socios. Hace un trabajo parlamentario serio, respeta reglas y costumbres, sus intervenciones son compartidas en redes sociales fuera de Euskadi, y hablan de desigualdades, clase trabajadora, feminismo, ecologismo o antifascismo, nada de separatismo, y menos que nada de ETA.

¿Quién teme al Bildu feroz? Ni la mayoría de votantes vascos, ni la izquierda española, ni el gobierno y sus socios, que tanto han contribuido a su normalización política incorporándola a sus acuerdos. Tanto que ya no resulta inverosímil un lehendakari de la izquierda abertzale.

¿Quién teme entonces a este Bildu nada feroz? La derecha española, que sigue manejándose en coordenadas terrorismo-antiterrorismo y usando el mismo lenguaje, y que no teme un regreso de ETA, ni que sean lobos con piel de cordero, sino que le deje de funcionar el asustaviejos de “que viene ETA” al que sigue recurriendo para movilizar a sus votantes o desgastar al gobierno. Porque lo peor es que sí, que para eso todavía le funciona.

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