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Tiempo de chorradas

Suárez Illana.

Elisa Beni

“Hay ciudades tan descabaladas, tan faltas de sustancia histórica, tan traídas y llevadas por gobernantes arbitrarios, tan caprichosamente edificadas en desiertos...”.

Luis Martín-Santos. Tiempo de silencio

El otro día nos contaba Xavier Sardà a unos cuantos colegas lo contento que está de volver a grabar el concurso televisivo Juego de niños. Creo que no me acordé de sugerirle una propuesta triunfante para su estreno. La idea es tan simple como someter a sus pequeños concursantes a una tormenta de ideas electoral. Niños, ¿qué prometeríais hacer si fuerais los jefes de España? No me cabe duda de que no sólo tendríamos un buen programa sino que quizá algunas de las ideas pasadas por la ilógica lógica infantil serían más sensatas que muchas de las que los candidatos reales están soltando en campaña. Tal vez Sardà deba enviar a sus protagonistas de mitin y llenar de candidatos su plató.

Sin embargo no es una cuestión que mueva a la broma. Ni la enésima explicación sobre la política líquida, la fuerza emocional como motor de la opinión pública o el auge del populismo que contamina a todos los partidos podría servir para paliar el alipori y la indignación que producen las ocurrencias, desahogos o, directamente, las chorradas que no dudan en servirnos a diario.

Este miércoles fue Díaz-Ayuso la encargada de soltar la ocurrencia del día proponiendo considerar miembros de la familia a los nasciturus para poder conceder las ayudas de familia numerosa antes del nacimiento del hijo. Lo dijo en un desayuno, no era ni tarde. No creo que hubiera nadie que en nombre del Derecho Civil y del milenario derecho romano sobre el que se asientan las bases de nuestra cultura jurídica −con lo que les gusta ahora la historia− se levantara y se llevara las manos a la cabeza allí mismo. La personalidad jurídica se adquiere en el momento del nacimiento y tras la separación del niño de la madre. Lo más pasmoso de la propuesta es que tampoco se sabe qué problema pretende solucionar sin provocar otros de índole mayor. ¿Qué sucede si el embarazo no llega a término, además del dolor se devuelven las subvenciones o cambian de colegio los hermanos que habían obtenido plaza contando con un nasciturus que no llega? No ha sido su único episodio. El día anterior usó para criticar a Podemos precisamente los falsos documentos del informe PISA que ahora se investigan en la Audiencia Nacional como si fueran buenos.

Casado, que para prometer que las policías autonómicas pasarán a estar subordinadas a Policía y Guardia Civil da el rotundo argumento de que “el Estado tiene el monopolio de la fuerza” y, por tanto, pone en cuestión que Generalitat o Gobierno Vasco sean parte del Estado. Este mismo candidato nos promete que si preside el Gobierno los actos de bienvenida a etarras al salir de la cárcel pasarán a ser delito, como si no fuera que la exaltación y el enaltecimiento no estuvieran castigados y no sucediera que son los jueces los que consideran que en esos actos no se producen. Cosas de haber estudiado Derecho y un máster volandero. Incluso un 155 inmediato sin haber reparado en que el texto del artículo pone unas condiciones que no se dan ahora mismo.

O Vox cuando habla de construir un muro en Ceuta y Melilla que pague Marruecos para evitar la inmigración ilegal. Dejando aparte otras consideraciones ¿saben que las pateras salen directamente de la costa marroquí? ¿proponen que Marruecos enladrille todas sus playas y acantilados y encima lo pague? También hemos sabido que pretenden que se invente la legítima defensa cuando forma parte del bagaje jurídico también desde tiempos inmemoriales. España no ha tenido tiempo de subírseles al cerebro.

Todas estas ocurrencias enloquecidas sólo consiguen dejar a sus emperadores tan desnudos que su falta de solvencia intelectual y su desconocimiento del Estado, de las leyes y hasta de los principios que rigen a las democracias occidentales salgan a la luz. No se trata de provocaciones ni del uso extremo de las nuevas técnicas de manipulación sino que en muchos casos se trata de ignorancia pura y dura. En las democracias los partidos políticos son intermediarios entre los ciudadanos y las instituciones y además deben realizar una tarea de control de sus candidatos y de sus propuestas para asegurar que, como mínimo, se encuadran dentro de la lógica y la coherencia. No se trata de que no haya propuestas que resulten inaceptables para unos u otros, eso es lo propio del debate ideológico y democrático, sino de que aquellas que se realicen pasen un mínimo filtro para evitarnos estos momentos de bochorno. No termino de comprender que un partido de la enjundia del Partido Popular ande a la deriva en temas de tanto calado. El miedo a perder las sillas achanta las bocas.

Me van a decir que cito a unos y no a otros, pero no se puede negar que puestos a establecer un ranking de los despropósitos hay candidatos y partidos que se llevan la palma. Insisto, otros hacen propuestas increíbles, imposibles de cumplir, totalmente discutibles y hasta inaceptables para los adversarios políticos o probablemente desastrosas pero aquí me refiero fundamentalmente a ese descubrimiento de la falta de conocimiento del Estado, de la legislación, de las bases de nuestra civilización, que demuestran cada vez que abren la boca. Hoy les ahorro hablar de Suárez Illana, pero no creo que duremos mucho sin alguna genial aportación.

Ningún votante se merece tales insultos a su inteligencia. Ningún país se merece un nivel tan bajo de dirigentes. Que pena de tiempo de silencio...

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