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Ven a celebrar conmigo

Manifestación en Lanzarote contra el racismo.

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“Ven a celebrar conmigo que todos los días ha habido algo que ha intentado matarme y no lo ha conseguido”, solía decir la poeta afroamericana Lucille Clifton. Me pregunto hoy, cuando faltan dos días para la gran Manifestación del 13N contra las Violencias racistas y los Discursos de odio en Madrid, si la sociedad española va a venir esta vez sí a celebrar con nosotres que para muchos en este país cada día es un logro de la supervivencia. ¿Por qué hasta ahora no estalla la indignación contra los crímenes racistas y el odio cotidiano? ¿Qué están esperando para montarla como ya se hizo con, no sé, el feminismo? ¿Qué más tiene que pasar para que se denuncie masivamente que unas vidas importan menos que otras? ¿Qué falta para celebrar la vida en lugar de la muerte?

Esta semana la Policía Nacional volvió a usar desproporcionadamente la violencia y mató a Issa M., un hombre neurodivergente de origen ghanés que se encontraba a las puertas de un centro de salud de Villaverde amenazando a la gente con un cuchillo, pero no había acuchillado a nadie. La locura también es producto de un mundo que no te quiere y que te lo demuestra cada día. Pero también tenía un cuchillo la mujer blanca que mató hace un mes en la Fundación Jiménez Díaz a tres personas e hirió a otras tres y que fue reducida con total delicadeza por la policía. Llevaba un cuchillo también otra mujer blanca que hace unos meses acuchilló a una mujer latinoamericana en la cola del banco de alimentos al grito de “sudaca, los migrantes me quitan la comida”. Ningún policía las mató. 

En “Cuando te llaman terrorista”, una memoria del Black Lives Matter, Patrisse Khan-Cullors, una de las activistas y fundadoras del movimiento afroamericano, cuenta cómo su vida ha transcurrido entre dos miedos que siempre van unidos, la  pobreza y la policía. El libro es el testimonio personal y político en primera persona de una mujer negra, en la supuesta tierra de la libertad, que debe soportar, como tantos, el estigma y el acoso por parte de las fuerzas represivas del aparato del Estado por ser negra y pobre. En ese libro encontré la enorme cita de Clifton que inicia este artículo. 

También nuestros barrios en este país se han convertido en zonas de combate en las que el enemigo somos nosotres, como dice Patrisse. En noviembre de 1992 Lucrecia Pérez fue asesinada por un guardia civil en Madrid por ser negra, migrante y pobre. Hace cinco años que se sale a las calles madrileñas para que su asesinato no se olvide y este año se vuelve a salir para que nadie olvide que el racismo ha seguido matando desde entonces. Que el racismo de las leyes, de las cárceles, de los CIE y las fronteras mata cada día. Que cada día se identifica por perfil racial a cientos de españoles no blancos y se persigue migrantes. 

Se sale por Mame, Manuel, Illias, pero también por Younes, asesinado al grito de moro; por Eleazar, asesinado por gitano y por diverso funcional, por Daniel Jiménez, porque no fue un suicidio su muerte en la cárcel de Algeciras. Pero también se sale por todas las víctimas del odio y la violencia homófoba, como Samuel asesinado por maricón o por la mujer arrojada de la muralla de Lugo por ser trans, porque como dice la feminista descolonial Ochy Curiel, el cambio social solo puede hacerse a través de sujetos múltiples. Se sale por las mujeres que trabajan en condiciones de semiesclavitud en las casas o en los campos de la fresa.

El odio y la violencia racista son estructurales y algunos de sus hitos se llaman Ley de extranjería del PSOE,  12 de octubre y Vox. También la plana mayor del PP hablando de hispanidad y contra los pueblos indígenas. Por eso, hay nazis marchando por Malasaña gritando contra los “menas”, “las bandas latinas” y los “maricones”, por eso algún policía podría sentirse en la impunidad de matar al enemigo interno, al “diferente”, y el Poder judicial de archivar las denuncias de los odiados siguiendo el juego perverso de los odiadores. El orgullo nacional y la glorificación del pasado colonial son gasolina para los discursos de odio al migrante y al cuerpo racializado, moro, negro, gitano, asiático, marrón, cholo o latino. Nos quieren aisladas. Nos quieren demonizadas. Nos quieren precarizadas, desahuciadas, enfermas. Y aquí estamos, después de una pandemia, sin papeles o con ellos, velando por nuestros derechos. A todas las que luchamos contra el racismo, el machismo, el clasismo y la lgtbqifobia nos quieren desunidas, pero nos encontrarán distintas. 

Ven a celebrar conmigo este sábado 13 de noviembre que todos los días hay algo intentando matarnos pero seguimos vivas, que no hemos perdido las ganas de luchar pese a todo, ven a ser parte, como dicen en la Asamblea Antirracista de Madrid, de esta alegre resistencia. Ven también por las miles de personas que mueren ahogadas intentando llegar a Europa y por las que son recibidas con pelotas de goma. Ven y trabajemos juntes en acabar con el odio y desracializar el mundo.

17:00 pm

Neptuno a Sol

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