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Zapatero y González, poli bueno y poli malo de la amnistía

Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez inauguran una exposición en el aniversario de la formación del primer gobierno socialista de la democracia.

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Para defender la venidera amnistía entre sus votantes, militantes y dirigentes, nada mejor para el PSOE que tener a Rodríguez Zapatero y Felipe González recorriendo por las mañanas platós de televisión y estudios de radio, dejando titulares redondos y hasta respondiéndose el uno al otro, como hizo este martes el ex presidente González con lo que había dicho el ex presidente Zapatero un día antes.

Zapatero y Felipe, Felipe y Zapatero, en su oposición total se complementan perfectamente: representan generaciones distintas, momentos distintos de la historia reciente, estilos distintos de hacer política, posicionamientos ideológicos distintos, y dos maneras muy distintas de vivir la jubilación política. En sus discursos diríamos que encarnan las dos almas históricas del PSOE: la socialdemócrata y la liberal, la progresista y la conservadora, la federal y la jacobina. Así que cuando confrontan, reproducen las dudas, contradicciones y discusiones que pueden darse en el seno del partido, y en cada uno de sus afiliados frente a la posible amnistía.

Ya sé que no está preparado, pero si te dicen que se han puesto de acuerdo, te lo crees. Por lo visto, Moncloa pidió a Zapatero que vaya preparando el terreno para aterrizar la amnistía, aprovechando el tirón que tiene entre el votante progresista, como se vio en la última campaña electoral. Pero yo me creería que también se lo han pedido a Felipe González, que vaya por radios y televisiones soltando pestes del gobierno de Sánchez, que todo suma para la causa.

Aunque sea involuntaria, es una estrategia de poli bueno y poli malo de manual, no me digan: los lunes, miércoles y viernes Zapatero te dice que la amnistía es constitucional, buena para el interés general, ayudará a la reconciliación política para superar el conflicto catalán, y que rectificar es de buenos gobernantes. Y luego llega Felipe González los martes y jueves y te dice que no cabe en la constitución, que solo es un cambalache para la investidura, quebrará la convivencia y la igualdad entre españoles, y que cambiar así de opinión es de necios. De paso le ‘tira beef’ a ZP: “No he entendido nada de lo que ha dicho pese a que le he escuchado con atención”.

Parece claro que la mayoría de socialistas está hoy con Zapatero y la amnistía, pero el pitufismo gruñón de González es imprescindible para terminar de convencerlos: si el viejo ex presidente se opone a la medida, esta solo puede ser buena, pues lleva décadas equivocándose en sus posicionamientos políticos sobre cualquier asunto, cada vez más escorado hacia la derecha y alejado de su partido, frente a la segunda juventud de Zapatero, que está consiguiendo limpiar el mal recuerdo de su segundo gobierno, ayudado también por el contraste que le presta González, que hace bueno a cualquiera del que discrepe.

Como se prodiguen mucho en los medios, cualquier día Zapatero y Felipe González se cruzarán en el pasillo de una televisión o una emisora de radio, uno entrando y otro saliendo, los dos con la boca caliente. Lo que daríamos por verlos juntos, en plan batalla de gallos, batalla de ex presidentes socialistas.

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