La misma cantinela

La coartada que no es coartada, que es impotencia y rabia, metida esta gente de hoz y coz en un sistema que a menudo “les falla”, porque, en realidad, a ellos les gustaría ostentar el poder de modo permanente, porque ellos “lo valen”, o así lo creen, mal que les pese, mal que nos pese a los demás. Porque tienen tan interiorizados los tics “de la dictadura franquista”…

Dejó dicho el señor Fraga Iribarne de equívoca memoria, en 1.977, ante la decisión de Adolfo Suárez de legalizar el Partido Comunista de España lo siguiente: “Un verdadero golpe de Estado, grave error político, farsa jurídica y quiebra a la vez de la legalidad y la legitimidad”. ¿Les suena verdad?, y es que, en realidad, no han cambiado de tan manido argumentario.

Recuerdo que el ministro de Marina, el señor Pita da Veiga, entonces, dimitió tan indignado como atolondrado, el mismo tipo que “había sobrevolado” su gestión por “La Armada”, justo cuando yo “servía” a la patria, precisamente, en La Marina. Durante dieciocho meses, en aquel tiempo que era otro, sin duda, aunque los paladines de la nostalgia franquista persistían, bastante crecidos, con ruido de sables y conjuras enfebrecidas, entre sus odios y sus miedos de patrioteros de hojalata.

Y siguen igual, tras 46 años, sin haber cambiado de discurso, hasta haber llegado a la “actual derecha”, con un Feijóo al frente, resabiado y encabronado porque no le salieron las cuentas el 23J, ni a él ni a los suyos, junto a una ultraderecha que trata de empitonar, embestir que hubiera recordado el maestro Machado, casi a ciegas, en arremetidas fuera de cualquier consideración cívica y razonable.

“Si Feijóo no fuera intercambiable con Abascal podría rectificar y actuar como demócrata. Pero no lo hará. Porque al igual que Vox, solo le queda blandir España como una excusa para hacer trampas, para embestir, como decía Machado, solo porque ven que el Gobierno se les escapa de las manos”. Pisarello.

Porque siguen la estela del exministro franquista, del demócrata impostado, a pesar de su autodomesticación, porque a aquel viejo político, me refiero a Fraga, también comprendió, al cabo, que “de la necesidad se podría sacar virtud”, porque a aquel viejo histriónico le iba la vida en ostentar un cargo, siquiera de “presidente” autonómico, él “tan centralista”, tan del “ordeno y mando”, tan de “la calle es mía”.

Y sus herederos rabian y se revuelven. Y una presidenta como Ayuso resume perfectamente su odio, su impotencia, el odio y la impotencia de esta derecha chafada en sus planes, cuando farfulla sobre Pedro Sánchez. “Qué hijo de puta”. Y no es esto lo peor, sino que “su partido”, el PP, la derecha que dicen de “centro derecha”, va y justifica lo injustificable, y afirman “que en realidad era el presidente Sánchez el que la había ofendido y ella no podía defenderse”, salvo vomitar el exabrupto inaceptable.

Porque esa es su modus operandi. No se dude de sus métodos, entre “choriceros”, y que me perdonen los del gremio de choriceros, y entre “perillanes” de tan infame ralea, desde hace una eternidad rabiando por lo mismo, repitiendo idéntico argumentario, aullando por “qué hay de lo mío”.