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Carta de despedida: A las enfermeras especialistas también nos exilian en Madrid

Una enfermera pasea por un pasillo del Hospital de emergencias de Ifema.

Raúl Sevilla Lorenzo

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A las especialistas también nos exilian en Madrid…

Soy enfermero especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria, formado en la Comunidad de Madrid (CAM). Accedí a esta formación de dos años en formato residencia (EIR) con un buen puesto en el examen EIR y elegí esta comunidad a pesar de pertenecer a otra distinta. Es muy difícil elegir el camino, ya que conseguir información es complicado debido a la gran variabilidad incluso dentro de la comunidad autónoma.

Uno de los motivos que me hicieron elegir la Comunidad de Madrid fue pensar en que tendría más proyección personal como especialista… qué gran error. Ahora mismo esta especialidad, en la CAM, ni está desarrollada ni se la espera por dos principales causas: la inoperatividad del Gobierno y la falta de apoyo de sindicatos al seguir manteniendo la Atención Primaria como un “pre-retiro” antes de la jubilación, priorizando los años trabajados sin experiencia en atención primaria a la experiencia y la formación de las especialistas o candidatas a vía extraordinaria legal de acceso a la especialidad.

La excusa del Gobierno madrileño para no trabajar en la implantación de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria siempre es la absurdez, que, en palabras del consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, “para seguir en el desarrollo de la especialidad, es condición sine qua non la realización de la prueba extraordinaria primero”. Todos sabemos que es mentira, ya que incluso sus compañeros de partido en Galicia han hecho incluso una oferta de empleo público con concurso oposición específica, y también hay plazas en la Comunidad Valenciana, en Aragón y ahora en Euskadi, a lo que luego haré referencia.

Lo justo sería que esa vía extraordinaria a nivel nacional ya estuviera resuelta desde hace años (en el 2011-2012), pero en los años de gobierno del Partido Popular solo tuvieron a una persona baremando los 42.000 expedientes que había. Con los cambios de poderes y pidiendo ayuda a sociedades científicas, ya se ha baremado y están a la espera de listados y examen.

Desde el 2011 ya se han formado más de 400 especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria en la CAM. Con el dinero y demás recursos que conlleva, ¿no creen que por lo menos es tiempo de ir planificando la incorporación de estas especialistas a puestos funcionales en los centros de salud, acordes a su formación? Vamos lapidando dinero, que nos va de lujo así…

Antes de la pandemia de la COVID-19, se hablaba mucho de la gran Estrategia Nacional de Atención Primaria −que a todos los partidos se les llena la boca de decir que es la base y la puerta de entrada al sistema. Solo palabrería, por supuesto− y los gobiernos autonómicos como el de la CAM apoyaban algunos de sus puntos como el desarrollo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria. Además, en el mes de febrero se debatió unos pocos minutos el tema en la Asamblea de Madrid, y hubo varias reuniones entre sociedades científicas, Gobierno y SATSE, donde incluso se llegó a un compromiso verbal de empezar al menos a formar un grupo de trabajo.

Llegó la pandemia, llegó el caos, el dolor, la tristeza, el estrés, los aplausos, el 'qué orgullosos estamos de la resiliencia de los sanitarios' (entiéndase la ironía de cara al Gobierno, no hacia las personas). Las enfermeras de Atención Primaria −también de otros ámbitos y otras categorías profesionales, pero por una vez déjenme centrarme en las enfermeras, por favor− nos adaptamos a una situación inédita. Cambiamos día a día nuestra forma de trabajar, cancelamos descansos y vacaciones y hacemos lo que haga falta, incluso volver al ámbito hospitalario en el espectáculo de IFEMA, donde parecía ser que hacíamos más falta… Créanme si, después de trabajar (sin bailar) 20 días en IFEMA, considero que mi trabajo era más necesario en mi centro de salud con el seguimiento de las personas aisladas, ir a domicilios de personas de riesgo, etc. Pero, como siempre, había que destrozar la Atención Primaria primando la hospitalaria: la puerta del sistema, sí, claro…

En pleno brote, diferentes sociedades científicas remitieron comunicados a las comunidades autónomas y al Ministerio de Sanidad indicando que era importantísima la vigilancia epidemiológica y que había una especialidad enfermera con competencias en ello, pero que en la mayoría de las CCAA no estaba desarrollada, como en la CAM. Ante esto, alguna comunidad escuchó y creó los puestos funcionales de enfermeras especialistas en familiar y comunitaria para la vigilancia epidemiológica, como Euskadi, y otras como Madrid han pasado de contratar a poca gente para estas funciones a pedir voluntarios casi de cualquier profesión hasta llegar a donde llega siempre: la privatización del servicio con distintos contratos a distintas empresas como Quirón, haciendo caso omiso de la existencia de estas especialistas formadas por su sistema sanitario.

Pues entre esto, lo maltratadas que nos sentimos, el ninguneo hacia todas las profesiones sanitarias y la poca eficiencia de la gestión de la pandemia, ya somos varias las enfermeras especialistas que nos subimos al tren de dejar la Comunidad de Madrid agradeciendo que gaste sus recursos en formarnos pero parece que para no usarnos, pues ya lo harán otros… tendremos que movernos nosotras y nosotros.

Este viernes he enviado mi carta de cese como enfermera de atención primaria en el SERMAS y me incorporaré como enfermera especialista en enfermería familiar y comunitaria y gestora de casos en Osakidetza. Ya hay otros que lo han hecho, y otras especialistas se lo están pensando dada la gran tristeza, desmotivación y pesimismo que hay en la actualidad. Otras muchas hablan incluso de ideas de “colgar el pijama”.

Me apetecía escribir esta carta para hacer reflexionar a los gestores (como Enrique Ruiz Escudero o Raquel Sampedro, directora general de recursos humanos del Servicio Madrileño de Salud). Creo que hay momentos en los que los y las gestores políticos deben de dar el paso, por complicadas que puedan ser las negociaciones, y evaluar las necesidades del sistema y las posibles soluciones. Al final, la creación de nuevos puestos de trabajo con nuevas categorías es competencia del Gobierno y, aunque por supuesto deben contar con las mesas sectoriales, tienen que manifestar la determinación de que hay que hacerlo, y la mesa ayudar en el “cómo”.

Por lo tanto, reitero mi agradecimiento por mi formación y los recursos económicos, humanos y materiales empleados para ello, pero dado el invisible horizonte que se atisba en esta comunidad para mi especialidad, me voy donde quieren darnos una oportunidad con un proyecto de vital importancia en la actualidad que puede darme la oportunidad de ayudar mucho a la comunidad donde trabajaré.

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