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Los constructores y su contradicción

Fernando Granda

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La derecha protesta por los anuncios del presidente del Gobierno de que construirá casi unas doscientas mil viviendas sociales. Lo califican de propaganda electoral y niegan en los debates y en las declaraciones ante los medios que se vayan a edificar tales viviendas. Pero eso significa una contradicción en su filosofía política porque esas nuevas viviendas benefician a las grandes compañías que apoyan su ideología. Las preguntas son: ¿protestan las constructoras o los políticos que las sustentan? ¿Defienden los políticos los mismos intereses que sus constructores?

Si nos fijamos en quiénes son las empresas constructoras y su ideología nos encontramos que representan a grupos de ideología conservadora en su mayoría. Y son quienes señalan en algunos casos que llevan sus sedes fuera de España para agilizar sus actuaciones bancarias y operar en las bolsas más internacionales. No hace falta dar nombres pues hemos tenido semanas con el tema en los medios de comunicación, una polémica que ha provocado manifestaciones de políticos de muy alto rango, a nivel internacional. Y en organismos europeos y nacionales.

La mayor contradicción viene porque se manifiestan en contra quienes van a incrementar su negocio. Porque los políticos proponen la construcción de muchos miles de viviendas pero quienes las van a edificar serán precisamente esas constructoras que ahora protestan. Es decir, quienes pagarán las viviendas serán los gobernantes y quienes harán negocio son las grandes compañías constructoras. Lo que significa que las protestas son “de boquilla”. El gasto público correrá con el coste de las necesarias edificaciones, mientras esas grandes compañías rechazan el aumento de impuestos por sus enormes beneficios. Días pasados un diario español publicaba en sus páginas económicas que “los ricos de California tratan de evadir un nuevo tributo que grava la compraventa de mansiones para captar fondos con los que construir viviendas sociales”. La noticia llegaba de un mundo económico exterior pero recuerdo la polémica habida en nuestro país recientemente por las intenciones de la mayor constructora de sacar su sede de España. La pretensión es puramente económica pero entre los argumentos se escondía una intención política.

Además, creo necesario recordar que representantes de ideologías conservadoras suelen rechazar la gran intervención pública en la contratación y creación de puestos de trabajo. Otra contradicción, sobre todo cuando se habla de las cifras de desempleo, ya que si el Estado crea puestos de trabajo lo habitual es que lo haga porque las multinacionales y grandes fortunas no lo hacen. O no los crean con las condiciones humanas como para que los trabajadores tengan una vida digna.

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