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La cumbre del clima
Ea, pues ya acabó. Me refiero a la Cumbre del Clima que se ha celebrado en Egipto. En ella ha quedado claro que no se puede prescindir de los combustibles fósiles, esto es, del gas y el petróleo. Si el objetivo de estos encuentros es la reducción de la emisión de gases que provocan la aceleración del cambio climático, para llegar a la conclusión que se va a continuar contaminando, me pregunto para qué se reúnen. El resultado ya se esperaba. Con la ausencia en la Cumbre de los países que más CO2 emiten a la atmósfera, era de esperar que el resultado era el que ha sido.
La Tierra seguirá irremediablemente enferma crónica y el cambio climático ya es aceptado con resignación, así como las consecuencias que conlleva.
Los países pobres son los que más sufren estas consecuencias. De hecho la llevan padeciendo desde siempre. Para hacer más llevadero los efectos del cambio climático, los asistentes a la Cumbre han manifestado el compromiso de crear un fondo económico para que los países ricos aporten dinero a los más vulnerables por los daños y pérdidas que les causan.
Es como si nos metieran en una habitación dónde casi todo el mundo fumara y en lugar de prohibir fumar, los fumadores crearan un fondo para compensar a los no fumadores pagándoles el tratamiento del cáncer de pulmón contraído o les facilitaran botellas de oxigeno.
Desde finales de la década de los noventa, llevan los gobiernos del Mundo reuniéndose en torno a este asunto. Han pasado más de veinticinco años y nada se ha avanzado. El diagnóstico fue acertado, pero la receta nunca se llevó a cabo. Se avistó lo que se venía encima, pero no se actuó. Ni se actúa. Nuestro planeta está enfermo, lo sabemos, pero nos negamos a curarlo. “Mientras no ingrese en la UCI” , pensaran los altos dignatarios, “dejemos correr el tiempo”.
Visto lo visto, no parece que la situación vaya a mejorar. La desertización avanza, los polos se deshielan, los extremismos térmicos se acentúan, hemos sufrido una pandemia mundial y puede que esta no se a más que el comienzo de otras...Frente a estas evidencias, las diferentes Cumbres del Clima celebradas hasta la fecha no han servido de nada. O de muy poco porque estamos peores que antes. Lo saben, pero miran para otro lado.
En su obra “Los miserables”, Víctor Hugo ya empleó una frase que bien puede resumir todo lo que está aconteciendo. Dijo el novelista francés que “produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras los hombres no escuchan”. Ignoro lo que opinaría el escritor si fuese contemporáneo nuestro, porque el hombre sí que escucha a la naturaleza, el problema en que no le hace caso. Y eso, no sólo es triste, yo diría que es lamentable.
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