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Fallo garrafal de Marlaska
Fernando Grande-Marlaska cometió un error garrafal, un error incomprensible, un descomunal e incocebible fallo de estrategia que dio oxígeno a quien no debía y ha provocado un incendio muy difícil de apagar.
Estamos viendo por todos lados análisis (se pueden encontrar en este mismo periódico y en otras fuentes, supongo que ya las habrán localizado y leído bien) del famoso informe de la GC remitido a la juez para, como todos desprendemos de la lectura del mismo, incriminar al Delegado del Gobierno por la celebración de la manifestación del 8-M. Está lleno de errores de bulto, reescrituras, alteración de noticias, referencias a bulos, y juicios de valor. Si eso es un informe, lo que están leyendo ahora mismo es poesía romántica.
¿Dónde radica ese fallo tan garrafal? En las destituciones de los altos cargos que ejecutó. En teoría lo hizo de forma correcta, por esas razones que no puede decir, seamos sinceros. Pero si hubiese tenido un poco de paciencia, si hubiese mordido la bala y esperado a analizar qué contiene ese documento, a contrastarlo con la realidad, se habría dado cuenta de que tenía un arma insuperable para hacer lo que le placiese con sus cargos de confianza y con todo aquél que hubiese participado.
Si no hubiese cesado a Pérez de los Cobos tan pronto, podría haberlo reunido a él y a todos aquellos que redactaron (o “cortapegaron”) ese documento. Con asepsia, templanza, sin levantar la voz, les hubiese leído todo lo que escribieron, suscribieron y firmaron, y luego hubiese leído lo que aquellas citas, cortapegas y referencias realmente dijeron en todo su contenido. Se les habría expuesto con total tranquilidad y transparencia que lo que han redactado es un refrito (con aceite requemado, al estilo 'Pesadilla en la cocina') lleno de datos chuscos que lo que podría hacer es cargarse la acusación. Le daría todas las alas del mundo a los acusados, hasta para recurrir por daños y perjuicios.
Pero no. Optó por cortar por lo sano y aplicar los métodos judiciales conocidos para quitárselos de en medio. Que el documento es una porquería ya lo sabemos, pero también que estos agraviados por destituciones y ceses tienen mucha fuerza ahora para seguir con su plan. No hay nada mejor que un agravio para activar ese sentimiento tan tóxico como es el victimismo y hacer ver a los demás que han ido a por uno porque quieren cercenarle su opinión, que le están censurando. Porque encima anda el patio lleno de gente encabronada en la misma situación.
Si se hubiese ceñido a no cargarse a nadie y dejar en evidencia toda esa patraña, esos cargos hubiesen tenido que achantarse, meter la cabeza bajo el ala, y salir por patas hacia cualquier lado, bañados en vergüenza por manchar una institución con sus torticeras insinuaciones basadas en su odio al feminismo. Sin despeinarse, el Ministro hubiese tenido en bandeja la cabeza de toda esa red de conspiradores. Y podría haber salido a los medios a narrar qué se ha ido encontrando. Pero insisto: de forma aséptica. Cualquiera, hasta los voceros, se darían cuenta de la cagada. Y se achantarían. Y fin del caso.
Estamos todos deseando que ciertos cargos desaparezcan de aquí, si es posible de una forma inapelable, y lo que menos falta nos hace es alguien que les dé alas. A ver si el que viene después tiene un poco más de inteligencia. Porque ser juez, tener una carrera, un máster o un doctorado no es lo mismo que ser inteligente. Esas cosas se consiguen siendo estudioso o aplicado; la inteligencia es aplicar el sentido común.
Debería esforzarse la investigación tanto en la mani del 8-m como en la celebración de partidos de fútbol, una reunión en un espacio cerrado de más de 9000 personas, y otros eventos como misas o corridas de toros que se celebraron ese fin de semana, pero como he dicho, debería. Sólo se persigue la mani. El odio al feminismo en toda su crudeza. Y sólo faltaba gasolina para estos fuegos.
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