Pablo Iglesias, dos imágenes bien acabadas

El ya ex líder de Podemos, impulsor de la nueva política en España y ascensor de la izquierda estatal. A la que llevó a romper el bipartidismo, a acercarse al sorpaso al PSOE, con la que alcanzó el gobierno y una vicepresidencia y que finalmente, deja un nuevo horizonte. con números similares a los de IU, pero con una presencia y un relato por continuar.

7 años. Han sido suficientes para pasar de abajo a arriba. Para que te llamen “el coletas” desprestigiándote y terminen llamándote el Marqués de Galapagar de forma igualmente despectiva.

De llenar las papeletas para el Parlamente Europeo con su rostro en 2014, a una última campaña en la Comunidad de Madrid en la que el poster rezaba: “QUE HABLE LA MAYORIA” sin su imagen.

De venir a renovar la política, a dimitir de todos sus cargos para renovar el espacio de la izquierda trasformadora y dejar paso a una sucesora que genere más aceptación que él.

Así ha sido la carrera meteórica en la que se ha visto sumido Pablo Iglesias estos siete años.

4 elecciones generales, 3 escisiones (Anticapitalistas, Más Madrid e independientes), algunas alcaldías y presencia en gobiernos importantes, y una persecución sin precedentes a un político, que no se había visto nunca en democracia.

Un político de altos vuelos y mayor inteligencia, en unos tiempos difíciles para la política.

La derecha nacionalista y desbocada actual, lleva tiempo con Iglesias en su punto de mira: “el coletas”, “el rata”, “el chepudo” calificativos que deberían avergonzar a cualquier representante político, pero demasiado normalizados hoy en día. Un político que a tenido que aguantar durante un año, amenazas, insultos y la presencia de grupos de desnortados y ultras a las puertas de su casa, una familia con hijos, lo pienso y me sigue pareciendo imposible, pero más aún, lamentable.

Tanto ha sido así, que su imagen es la más odiada por los votantes del resto de partidos, lo bautizaron el Marques de Galapagar, por la compra de un chalet a las afueras de Madrid, con una hipoteca a 30 años con su mujer y con su dinero, siendo el primer político de relevancia nacional del que se conoce la ubicación de su domicilio.

Es inverosímil conocer que todos los diputados cobran lo mismo, sean del partido político que sean y solo criticar a los mandatarios de Unidas Podemos por ello. En qué momento. En que memento perdimos la coherencia como sociedad.

Ser de izquierdas no implica tener que ser pobre, implica no querer que la gente lo sea y luchar por cambiar un sistema injusto y desigual.

Pablo Iglesias nunca dejó de querer cambiar las cosas, aunque una vez llegas al poder te des cuenta de que todo es más complicado de lo que parece, que los intereses ocultos son inmensos y que los poderes reales están muy por encima de las decisiones de un ministro de derechos sociales.

Estos 7 años, dejan a la sociedad española muy polarizada, con una crisis económica y social sin precedentes y un discurso-relato que asusta.

¿Y tú, que piensas?

“No sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui, hasta siempre.” De esta manera a finalizado su intervención y estas son las últimas palabras de Pablo Iglesias como político en primera línea.

Lo que sí sabemos es que España tiene todavía mucho que caminar. La izquierda mucho por actuar. Y la derecha mucho por pensar qué camino tomar.