¡URGENTE! Y ahora que toca votar, con la ola de calor, ¿qué?

¿Qué puede hacer el gobierno de un país ante la realidad del cambio climático que vemos cada día en las noticas?

Una realidad de olas de calor cada vez más frecuentes, lluvias torrenciales o incendios masivos, situaciones de contaminación atmosférica que provocan alergias en quien no las tenía o alargan hasta mediados del verano la de los que ya las sufrían.

¿Puede un Gobierno en solitario frenar o revertir el cambio climático?

Salvo que estemos hablando de Estados Unidos o China, la respuesta es no. No podrá.

Pero sí podrá hacer otras muchas cosas.

Liderar con el ejemplo la transición a una economía a la vez más moderna, eficiente y menos contaminante. Promover la implantación de nuevas tecnologías que permitirán esa economía verde creando nuevos puestos de trabajo en sectores incipientes.

Podrá agarrar esa revolución industrial 3.0 ¿o tal vez ya la 5.0? que siempre hemos dejado escapar por sufrir de gobernantes grises, estrechos de miras, supersticiosos, ignorantes, furibundos…

Podrá transformar y revertir un modelo de economía destinado al fracaso, al agotamiento, y al empobrecimiento, cultural y económico de su clase trabajadora. La que siempre, siempre, saca la cara por sus gobernantes. Y todo ello sin renunciar a nuestra esencia.

Y podrá, sobre todo, proteger a su población. A toda ella. Incluso a los que no les han escogido, no les apoyan e incluso les odian en secreto, o en público.

Reforzando y luchando por una sanidad pública, lista para protegernos de que la naturaleza nos tenga preparados a la vuelta del siguiente medio grado que aumente la temperatura media.

Asegurando el funcionamiento de unos servicios de emergencia ante los eventos que están por venir. Unos servicios bien entrenados, bien equipados, nunca gestionados por empresas que miran el beneficio exclusivamente y jamás la calidad del servicio prometido.

Consiguiendo un coste de la energía justo para todo el mundo, y asequible para los necesitados, para que podamos tener unas condiciones mínimas de confort en nuestros hogares. Aspirando a la autonomía energética.

Y, sobre todo, podrá planificar a corto, medio y largo plazo para que el recurso más estratégico de este siglo, no nos falte: el agua potable.

Pero, todo esto, no podrá asegurarse, si el que te gobierna niega la realidad o que, cuando la misma les golpee de manera inevitable, se salvarán ellos mismos echando la culpa a quien sabe qué oscura conspiración.

En tu mano está, aunque no te lo creas.

La naturaleza no entiende el concepto de voto de castigo o la abstención, y no nos va a dar cuatro años más…

Y tal vez, por qué no, de camino, conseguiremos un país en mejor forma, más sano, alegre como lo ha sido siempre. El país que nos merecemos, el planeta que necesitamos.