Los españoles se van más de Madrid, los extranjeros, de Cataluña

Hace unas semanas el INE publicó sus Estimaciones de Población Actual y todos los medios destacaron la pérdida neta de población para el conjunto de España que tales estimaciones apuntan. Las Proyecciones de Población recién publicadas inciden en el mismo sentido. Las cifras claramente indican que la pérdida de población en España es fruto, sobre todo, de la caída de entradas de extranjeros a nuestro país combinada con un notable aumento de sus salidas; y no tanto de la emigración de españoles que, en términos absolutos, sigue siendo muy inferior. En relación con esta cuestión, las estimaciones sugerían un tercer elemento muy interesante que, sin embargo, pasó bastante inadvertido: me refiero a la desigual distribución de las salidas al exterior, tanto de españoles como de extranjeros, entre Comunidades Autónomas.

Es bien sabido que la población extranjera se ha concentrado mayoritariamente en las dos grandes urbes (Madrid y Barcelona) y sus áreas metropolitanas, en el arco Mediterráneo y en las islas. Y ello explica que en estas zonas se observe un mayor número de salidas de extranjeros al exterior en términos absolutos. Pero si queremos comparar necesitamos previamente neutralizar las diferencias resultantes de su peso desigual en distintos lugares del país. Para ello hemos calculado el porcentaje que representa la población de nacionalidad extranjera en cada Comunidad Autónoma respecto de la población extranjera total en España, y la hemos comparado con el porcentaje que representan las emigraciones de extranjeros al exterior en esa Comunidad respecto del total de salidas al exterior de extranjeros estimadas para el conjunto de España. Y hemos hecho lo mismo con la población española y sus salidas al exterior en cada Comunidad.

Si no hubiese diferencias en la propensión a emigrar entre Comunidades Autónomas, ambos porcentajes serían iguales y la ratio entre ambos sería igual a 1. Los gráficos 1 y 2 representan tales ratio para cada Comunidad Autónoma desde 2009 a 2012. Una barra hacia la derecha del 1 indica que las salidas al exterior en esa Comunidad Autónoma son superiores a las que le corresponderían si la distribución fuese homogénea; y a la inversa, una barra a la izquierda del 1 indica que se producen menos emigraciones de las esperables si la emigración tuviese la misma intensidad en toda España.

Varios hechos saltan rápidamente a la vista:

1) En primer lugar, hay Comunidades Autónomas sistemáticamente infra-representadas en las cifras de emigración al exterior de su población: Extremadura y Murcia a la cabeza y, en menor medida, Andalucía, Aragón y Asturias. En todas ellas, tanto españoles como extranjeros se marchan menos de lo esperado teniendo en cuenta su peso relativo en la población total.

2) En segundo lugar, el contraste entre las dinámicas migratorias en Madrid y Cataluña, que albergan las mayores proporciones de población extranjera de toda España (en torno al 19 y 21% de su población total, respectivamente) resulta particularmente llamativo. En Madrid los españoles se marchan en torno al doble de lo que cabría esperar si existiera una distribución homogénea de la emigración en el conjunto de España. Por el contrario, las salidas de extranjeros desde Madrid no han estado apenas sobre-representadas. En cambio, Cataluña revela una dinámica casi opuesta. En esta Comunidad, los autóctonos se marchan al extranjero mucho menos que en Madrid y, desde luego, muy por debajo de lo que lo hacen los extranjeros, cuya emigración fuera de España ha sido entre 1,7 y 2,5 veces mayor de lo esperable en los últimos dos años (aunque el P.Vasco representa el caso extremo en este sentido, su trascendencia para el conjunto de España es mucho menor dado que tan sólo el 2% de su población es extranjera y su población total representa sólo el 5% de la población española).

Podría pensarse que la comparación Madrid-Cataluña es inadecuada pues, aunque el peso relativo de la población extranjera en ambas Comunidades es similar, su composición por origen y sectores de ocupación difiere bastante. En Cataluña, por ejemplo, los africanos en 2011 representaban el 22% de la población extranjera, frente a solo el 10% en Madrid. Además, fuera de la provincia de Barcelona el empleo en tareas agrícolas de una parte importante de la población extranjera ha sido habitual, mientras que dicho sector es muy residual en la Comunidad de Madrid. En este sentido, la comparación con la provincia de Barcelona podría parecer más acertada.

Teniendo todo ello en cuenta y con la única intención de explorar si las diferencias entre Madrid y Cataluña que refleja el Gráfico 2 pudieran deberse al diferente perfil de sus extranjeros, en el Gráfico 3 hemos repetido la misma operación del Gráfico 2 pero en este caso distinguiendo por lugar de nacimiento, y añadiendo la provincia de Barcelona. Como puede apreciarse, no hay comportamiento homogéneo por orígenes: mientras que africanos y latinoamericanos presentan una intensidad emigratoria similar en los tres lugares examinados, los asiáticos se marchan más de Cataluña y los europeos de fuera de la UE15 de Madrid. Dicho de otro modo, las diferencias observadas no son atribuibles a distinta composición de la población extranjera en estos lugares.

En definitiva, no hay factores evidentes que ayuden a entender dinámicas demográficas marcadamente distintas entre ambas Comunidades. Si bien es cierto que el primer acceso a España y, por tanto, la selección inicial de los extranjeros que acceden al territorio queda delimitado por la normativa estatal, la posibilidad y condiciones de permanencia (y por tanto de retorno) depende en mayor medida de las políticas de las Comunidades Autónomas. Sin embargo, deberíamos evitar interpretaciones apresuradas pues si algo sugieren los gráficos aquí presentados es que, en materia migratoria, las apariencias con frecuencia nos engañan.