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Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

'Plot twist': las psicólogas también van a terapia

Terapia

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Hace ya bastante que se está poniendo encima de la mesa la importancia de la salud mental en el panorama social de nuestro país, se está reivindicando la necesidad de más profesionales de la psicología en la sanidad pública, y se está normalizando ir a terapia. Esto, aunque no esté todo logrado, es un éxito: que las generaciones más jóvenes crezcan sabiendo que ir a terapia es una posibilidad para resolver sus dolores emocionales y convertirse en las personas que quieren ser, nos lleva a conformar una sociedad, a la larga, mucho más conectada consigo misma, consciente y cuidadosa. Sin embargo, a pesar de estos avances, la enfermedad mental continúa siendo un estigma, y ni qué decir si quienes la sufrimos somos las propias psicólogas.

Romper el estigma

Hace unos días, tomando algo con mis amigas, les hablaba sobre la culpa y la vergüenza que me invadieron cuando, tiempo atrás, estuve de baja por depresión. Otra de ellas, quien también es psicóloga, comentaba las resistencias internas que tuvo hasta que se decidió a ir a terapia, porque sentía eso como un fracaso de su profesionalidad. La pregunta de fondo es: ¿podemos las psicólogas escapar de los problemas que tienen el resto de seres humanos? Obviamente, no. Como decía mi amiga y compañera Julia Montenegro Remiro hace poco en sus redes sociales, las psicólogas también tenemos depresión.

Es importante romper con los estándares de perfección que se nos imponen a las profesionales de la salud mental. Hay cosas que no vemos y, aun sabiendo que algo va mal en nosotras mismas, puede que no tengamos las herramientas para abordarlo: no existe posibilidad de “autotratarnos”. O puede que estemos bloqueadas porque abrir esa caja de malestares inespecíficos da mucho miedo. O puede que estemos en ello, pero todavía no nos sintamos plenamente bien. Hay miles de posibilidades que nos sitúan en todo un espectro de la salud mental a la par que las personas a las que estamos acompañando, valorando siempre la opción de darnos espacio y dejar de prestar psicoterapia durante el tiempo que sea necesario.

Es por esta razón que necesitamos estar en constante proceso de aprendizaje y de crecimiento personal donde ir moviéndonos en nuestras propias contradicciones, modificando aspectos de nuestra vida para que dejen de serlo o aceptando aquello que no se puede cambiar. Así que sí, generalmente, en la casa del herrero cuchillo de palo, pero que eso no nos llene de culpa, porque la vida son ciclos y nadie, ni siquiera las psicólogas, nacemos inmunes a los problemas.

Normalizar desde los valores feministas

El feminismo nos ayuda enormemente a superar este conflicto interno con los vaivenes de nuestra salud mental. La figura impenetrable y perfecta de la supuesta profesionalidad que nos han hecho creer que debemos alcanzar, tan similar a los estándares de masculinidad tradicionales, no es real. ¡Cómo no vamos a tener el síndrome de la impostora! Si queremos encajar en ese molde como en el zapato de cristal de Cenicienta, o se nos va a terminar saliendo el dedo meñique en algún momento de la noche (¡impostora pillada!), o nos van a doler muchísimo los pies y no podremos disfrutar bailando como nos gusta.

La máscara de sabiduría incuestionable que nos confiere la etiqueta de “profesionales” debe ser atravesada por unos rayos x morados que pongan al descubierto que, oh sorpresa, somos humanas, la cagamos, dudamos y sentimos toda la gama de emociones al igual que el resto.

La perspectiva feminista no es solamente la que se aplica en la práctica y que se sostiene en una teoría específica, sino que, más que perspectiva, es una impregnación del feminismo en nuestro trabajo, no solo algo que va hacia fuera, sino que nos envuelve como una manta que, al contrario que la capa de invisibilidad de Harry Potter, nos hace visibles al cien por cien, con todas nuestras mierdas, y que evidencia la necesidad de buscar apoyo en otras compañeras.

Abrazar la vulnerabilidad

Aprovechando el tirón de las reivindicaciones por el acceso a los recursos de salud mental de todo el mundo, solicito incluir un asterisco final en el que se haga un recordatorio de que las psicólogas también merecemos poder ir a terapia sin que se nos machaque por ello y sin que se nos menosprecie como profesionales.

Las personas cuyo trabajo más admiro son personas que tienen la valentía de hacer autocrítica y de exponerse en cierta medida para reflexionar también sobre cómo su praxis impacta en sus cuerpos y en su bienestar. Necesitamos darle una vuelta al concepto de profesionalidad para incluir en él la vulnerabilidad y valorar que haya una conexión con la persona que hay detrás del trabajo, con la casa que hay detrás de la fachada, especialmente en una profesión como la psicología, donde el vínculo y la honestidad son tan importantes para el éxito de la terapia.

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Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

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