Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La izquierda presiona para que Pedro Sánchez no dimita
Illa ganaría con holgura y el independentismo perdería la mayoría absoluta
Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar
Sobre este blog

Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

Por una verdadera revolución ecofeminista

miltonecofeminismo

0

Hoy estaba atareada con mis labores cotidianas cuando, al mirar por la ventana, me di cuenta del insulso color del cielo. “¡Qué tiempo más raro!”, pensé. Segundos más tarde, me imaginé el escenario apocalíptico en el que podíamos estar sumergidas en pocos años. Os estaréis preguntando cómo una se puede poner tan melodramática a las cinco de la tarde de un lunes. Y voy más allá: no es que ese melodrama se me haya ocurrido, así como así, sin sentido ni justificación, es que realmente ya vivimos en una coyuntura preocupante que no queremos aceptar. Todavía disfrutamos de una serie de privilegios que despistan nuestra conciencia: encontrar fruta y verdura cualquier día de la semana, que el sol salga y no queme en diciembre o que podamos bañarnos en el mar, entre otros. Me pregunto cuánto tiempo más nos queda y qué desolación causa ver que, en efecto, la película No mires arriba, de la que tanto se ha hablado, o la serie Years and Years, puedan hacerse realidad. 

La población vive sumida en su problemática del día a día: que si la inflación, que si el paro, que si la guerra… Un sinfín de factores que justifican el cansancio y la apatía para emprender un camino de acción. Nos hemos acostumbrado al discurso derrotista en el que nada es posible, solo la espera a que las cosas ocurran. “Hay muchos intereses ahí arriba”, dicen. “Hay muchas cosas que no sabemos, mejor centrarte en tu vida”. Me pregunto si todo este marco discursivo nos sacará de la precariedad, de la ansiedad que vive la gente joven, de la destrucción del medioambiente, de la agonía de no poder planear el futuro y del auge de la extrema derecha en Europa. ¿No nos ha demostrado la historia que con voluntad política y civil se puede y se gana? Me remonto a hechos concretos:

  • Empiezo por el final, es decir, lo más reciente. Yolanda Díaz pudo aprobar la reforma laboral después de tantos impedimentos impuestos incluso en el seno del Gobierno. También es cierto que hay muchos argumentos a favor y en contra dentro de la propia izquierda debido a que se han dejado en el tintero ciertos puntos, como la subcontratación y otras cuestiones importantes en relación con los ERTE. Sin embargo, si vamos al grano, la tasa de paro se sitúa en su nivel más bajo desde 2008. La temporalidad ha disminuido en un porcentaje que no nos imaginábamos desde aquellos años de decretazos del PP instigados por la supuesta presión de la Eurocámara. Que conste que digo supuesta no porque no sea cierta, sino porque la voluntad de un Gobierno puede aceptar o no el cumplimiento de aquellas instrucciones europeas que sean lesivas para el país.
  • Durante la pandemia, precisamente por las políticas contrarias a las que se implementaron en los años duros de la crisis financiera (las cuales hace tan solo cinco años eran imposibles según el discurso político de buena parte del Parlamento del momento), nos han premiado como país en las ayudas europeas. España ha sido el primero de la Eurocámara en recibir diez mil millones de euros del Plan de Recuperación Next Generation.
  • Si hablamos de la movilización social, no podemos dejar atrás los recientes acuerdos con el sector del transporte o los que han permitido negociar situaciones en las que las plantillas de trabajadores estaban en riesgo, como el caso de las empleadas de Bershka. O las manifestaciones que tuvieron lugar en contra de la guerra de Irak en 2003 y 2004, reafirmando la cultura antimilitarista de la población, marcando la agenda política de los casi veinte años posteriores.

El sabor es agridulce en muchos casos porque no se consiguen cambios estructurales necesarios. Aun así, debemos focalizarnos en lo realmente importante: la movilización siempre crea precedentes y conciencia. Tenemos de ejemplo el enorme movimiento del 15M; muchas voces dicen que definitivamente todo aquel clamor se ha desarmado, quedando solo las cenizas de aquel gran fuego. No se puede decir que no, pero sí se puede argumentar también que, gracias a aquel clamor ciudadano, se fundó un nuevo periodismo digital independiente. El movimiento feminista creció, también los debates que de él se derivan y que se ponen encima de la mesa. Y la conciencia medioambiental de la agenda política y educativa por fin empieza a ser una realidad (aunque sea claramente insuficiente).

La movilización social es fundamental para influir en la toma de decisiones políticas, aquellas que rigen nuestras vidas. Las luchas que vertebraron el siglo XX ya no son las mismas, hoy tenemos frentes abiertos que otras generaciones anteriores no tuvieron, como el cambio climático. El ecofeminismo ha venido para plantear nuevos retos y poner en el centro del debate ecología e igualdad.

La desigualdad de género es estructural y afecta a muchas áreas de la vida de las mujeres: desde la brecha salarial en los mismos puestos de trabajo hasta la cuantía de las pensiones que reciben. Hechos que condicionan poder asumir la factura de la luz, llegar a fin de mes o llenar la cesta de la compra. Asimismo, son las principales víctimas del cambio climático, como muestran los datos de numerosos informes, entre los que destacan los publicados por el Instituto de la Mujer en 2020 y por ECODES un año antes. En este último se constata que en aquellos lugares donde los efectos del cambio climático impiden la supervivencia y, por tanto, las personas se ven abocadas a la migración, las mujeres son las que en la mayoría de los casos no cuentan con los mínimos recursos para marcharse. Peor aún para las que son madres, ya que son ellas las que se quedan al cuidado de la familia, mientras ellos emprenden el éxodo.

Uno de los factores que degradan cada día esta situación es la falta de representación femenina en la toma de decisiones, lo que conlleva que, después de un desastre natural, no obtengan las ayudas necesarias para continuar con sus vidas de forma digna. El Sahel, situado en el norte de África, cerca del Sáhara, es el territorio del planeta más afectado por los flujos migratorios provocados por el cambio climático, y las mujeres componen un porcentaje muy elevado. Mujeres que sufren no solo la migración forzosa, sino todas las violencias que conlleva el proceso: violaciones, casamientos impuestos, maltrato físico y psicológico…

Los grandes emporios que financian proyectos contaminantes a nivel mundial, como bancos, petroleras o eléctricas, están dirigidos, en su mayoría, por hombres. Hay pocas mujeres que ejerzan cargos en puestos directivos, pese al aumento porcentual que se ha experimentado en los últimos años. Por tanto, seguimos estando fuera de las decisiones claves con respecto al cambio climático, entre otras muchas áreas de poder.

El ecofeminismo no solo es un neologismo que define una corriente filosófica, política y social, sino un salvavidas en mitad de este caos extractivista y patriarcal. El cambio climático ya no es una realidad lejana, forma parte de nuestro día a día y, por desgracia, padecemos sus nefastas consecuencias: cánceres causados por la contaminación del aire (un 99% de la población respira aire contaminado); pérdida de biodiversidad terrestre debido tanto a los monocultivos como a la contaminación de los acuíferos por las sustancias químicas de la industria agrícola, etc.

A todo ello hay que añadir la desigualdad estructural que sufren las mujeres, sea la dedicación en los cuidados, la hipersexualización de nuestros cuerpos o la falta de recursos en muchos aspectos vitales. El resultado evidente es una sociedad cuya base económica se construye sobre las diferentes violencias, como el despojo continuo de sus tierras a muchas poblaciones nativas para la construcción de megaproyectos supranacionales.

La apatía y la delegación absoluta a las decisiones políticas no puede ser una solución a esta consecución de males que vivimos en el 2022. La historia ha demostrado que se puede a través de la movilización individual y colectiva y que, a través de la presión social en sus diferentes formas, desde cambiar hábitos en casa hasta la exigencia política (con sindicalismo, voto, cooperación ciudadana y perseverancia), podemos sin duda cambiar situaciones dramáticas a menos dramáticas, más preparadas y salvar vidas.

El ecofeminismo no es una teoría para personas ilusas. Hay muchos proyectos en todos los ámbitos, científicos, políticos y sociales, que demuestran que las cosas se pueden hacer diferentes. Justamente, lo caro y lo antinatural es desvalijar el planeta que nos sostiene, no poner a la vida en el centro a través de la pacificación de los pueblos y proteger la biodiversidad que nos hace tener salud y estar fuertes. Ahora, con la lógica belicista de la guerra de Ucrania tendremos que prestar atención para no caer de nuevo en regresión de nuestros derechos democráticos: el aumento del gasto militar podrá hacer que se deje de invertir contra los efectos de las crisis climática y pandémica. La pacificación debe ser el único objetivo a corto y largo plazo: plantear lazos diplomáticos que ayuden a resolver conflictos bélicos que por muchas causas no nos podemos permitir, abogar por los acuerdos que ya se hicieron dentro del seno de la ONU y exigir la inminente desmilitarización de los países, así como el desarme nuclear definitivo. Y destinar toda esa cantidad de dinero militar a problemas reales como la energía verde o el desarrollo de industria más limpia y barata.

Si no atendemos a lo que realmente nos viene encima y abogamos por una revolución sin precedentes, nos veremos abocadas al desastre. No perdamos el norte, ahora nunca mejor dicho.

Sobre este blog

Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

Etiquetas
stats