Activista británico deja Tailandia acosado por su defensa de los inmigrantes

El activista británico Andy Hall salió hoy de Tailandia ante el acoso de empresas a las que denunció por abusos contra trabajadores inmigrantes, y que interpusieron una serie de demandas por difamación en su contra.

Hall anunció su salida del país esta madrugada en su cuenta de Facebook poco antes de subir a un vuelo con dirección a París.

El activista atribuyó la decisión a “desafíos insalvables de empresas y estamentos” a los que se enfrenta y “eventos cada vez más negativos”, aunque mostró su voluntad de regresar a Tailandia sin especificar una fecha de regreso.

“La situación para la defensa de los derechos de los trabajadores inmigrantes para mi y otros que defienden los derechos humanos en situaciones parecidas se ha deteriorado en Tailandia, con un aumento evidente y significativo de los riesgos y la agresividad”, dijo.

Hall recibió en septiembre una condena suspendida de tres años de cárcel y una multa de más de 4.000 dólares por una querella presentada por la multinacional “Natural Fruit Company”.

La demanda fue presentada tras la publicación de un informe de la organización finlandesa FinnWatch sobre las condiciones de los trabajadores en una plantación de piñas que esta empresa exporta a la Unión Europea, entre otros.

El documento, basado en datos facilitados por Hall, acusaba a la empresa de emplear a centenares de inmigrantes birmanos, algunos menores de edad, a los que confiscaba el pasaporte y pagaba por debajo del salario mínimo.

Su salida de Tailandia tuvo lugar días después de que el Tribunal Supremo le diera la razón y rechazara la apelación en otra demanda de “Natural Fruit” por unas declaraciones en una entrevista a Al-Jazeera en 2013 sobre la situación de los inmigrantes en el país.

Tras ganar este caso, Hall anunció que presentaría una demanda contra la multinacional, la Policía y el fiscal general, entre otros, por “enjuiciamiento ilícito y perjurio”.

Las demandas de “Natural Fruit” fueron seguidas por las que presentó recientemente una granja de pollos, que demandó a Hall después de que los trabajadores alentados por el activista denunciaran sus condiciones laborales ante la justicia.

Los empleados reclamaron indemnizaciones tras denunciar que se les forzaba a trabajar más horas de lo pactado así como deducciones injustificadas de sus salarios, la confiscación de los pasaportes y la limitación de su libertad de movimientos.

“Mi objetivo siempre fue mejorar las condiciones de vida y trabajo de millones de inmigrantes explotados en Tailandia y asegurar plenos derechos a los que estos trabajadores tiene derecho bajo la ley tailandesa”, indicó el activista.