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Corcuera, la primera sordociega con título univeritario: “No ha sido fácil”

Corcuera, la primera sordociega con título univeritario: "No ha sido fácil"

EFE

Santiago de Compostela —

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Gennet Corcuera, una mujer de 32 años diplomada en Educación Especial por la Universidad Don Bosco, es la primera sordociega de nacimiento en finalizar estudios universitarios en España y el camino hasta conseguir esta titulación “no ha sido fácil”.

En una entrevista con EFE antes de pronunciar una conferencia en Santiago, esta titulada no ha dudado en confesar que “al principio tenía ganas de abandonar” pero ni su madre, ni sus grupos de apoyo ni algunas organizaciones como la ONCE le permitieron hacerlo.

A todos ellos les está muy agradecida Gennet, que cuenta su historia mediante una intérprete de signos, Silvia Romeu, integrante del grupo de Investigación y Acción Hellen Keller.

Con su ayuda para comunicarse, insiste en que en un principio sentía miedo: “Siendo honesta conmigo misma, no me veía capacitada”.

Pero como su sueño desde pequeña había sido ser profesora, estuvo muy apoyada.

“Mi madre fue muy persistente y me convenció”, resume, y destaca que este apoyo y la perseverancia “es algo fundamental para no rendirse”.

Su experiencia en la enseñanza superior ha sido muy enriquecedora tanto a nivel formativo como personal.

En las clases se le pedía el mismo nivel que a sus compañeros, dice, pero debido a su discapacidad necesitaba que se adaptasen a su perfil los recursos de comunicación “y por ello he necesitado más tiempo”.

Explica que necesitaba contar con una persona de apoyo que le ayudase con las traducciones e interpretaciones.

Y, en el proceso, valora la utilidad de las nuevas tecnologías, las cuales han facilitado en gran parte su adaptación al sistema universitario.

“Yo tenía adaptación a una línea de braille en el ordenador”, así descargaba los apuntes y de esa manera podía luego estudiar.

La integración en el sistema educativo también ha mejorado su capacidad de relación personal.

Por ejemplo Gennet rememora su primer año en un instituto público, tras haber estudiado en los colegios de la ONCE, especiales para personas ciegas.

“Mis compañeros sentían curiosidad por mi lenguaje” y a través de esta condición, todos en el centro aprendieron el lenguaje de signos, algo que según relata la propia Gennet la hizo muy feliz: “Yo pensé, por fin, ¡qué bien hablan conmigo en mi lengua!, vaya”.

Con este respaldo, poco a poco ha ido sintiéndose más cómoda, “como cuando yo estudiaba en la escuela para ciegos”.

Entre los planes futuros, Gennet subraya el “seguir luchando por su independencia y autonomía” dentro de su propia vida, así como el hecho de buscar un trabajo “relacionado con la educación especial o las manualidades”, aunque tampoco descarta algo distinto, que le aporte una experiencia nueva, porque “me apetece conocer cosas”.

Aunque todo ello, reitera, sin dejar de participar en los tres grupos con los que colabora: ASOCIDE, APACIDE y el de Investigación y Acción Hellen Keller.

De éste último, que ha acompañado a Gennet a su visita a Santiago, destaca la contribución a las personas “en general, con discapacidad y sin discapacidad”, ya que Gennet se ha mostrado consciente de problemas importantes como la tasa de paro o la esclavitud infantil.

“En el grupo me hablan de esos temas que yo desconocía”, asegura Gennet, quien ha dicho que es una obligación “defender la dignidad de las personas”.

Gennet ahora participa en charlas en las que muestra su experiencia de superación personal, así como la de su admiradora Hellen Keller, con quien dice tener cosas en común, como que ambas han aprendido la lengua de signos a la misma edad, “los 7 años”.

Pero puntualiza que en su caso ha tenido mucha ayuda.

“Mi madre, mis mediadores, una asistenta personal... En cambio Keller no”, y esta es una de las razones por las que la admira: “Ella luchaba por un mundo mejor y más justo y en mí está el deseo de querer seguir sus pasos”.

La sociedad “no conoce las historias de lucha” y las que se conocen hacen parecer al protagonista un “héroe” cuando realmente es la colaboración “de muchas personas”. Con esta cooperación, Corcuera seguirá trabajando “para que los muros puedan caer”.

Corcuera ha detallado hoy su experiencia personal de superación y promoción, en la Facultad de Psicología de la USC, donde también se ha referido a la figura de la estadounidense Hellen Keller, que se convirtió en una implicada activista sindical en los años sesenta.

Sandra Sánchez

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