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Irene Montero asume el protagonismo de la precampaña de Podemos a la espera del regreso de Pablo Iglesias

Irene Montero, con Pablo Iglesias en su escaño, durante la moción de censura a Mariano Rajo de 2017.

Aitor Riveiro

El adelanto electoral decretado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras el rechazo del Congreso a sus Presupuestos Generales ha situado a la política española en un escenario de precampaña permanente. El ciclo electoral terminará con los comicios autonómicos, municipales y europeos del 26 de mayo. Un mes antes, el 28 de abril, serán las generales. Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera se han volcado desde el minuto uno con presencia diaria en diversos actos. En Podemos es Irene Montero quien ha asumido el protagonismo a la espera de que Pablo Iglesias regrese de su baja de paternidad el próximo 23 de marzo.

El anuncio de la reincorporación de Iglesias a la actividad ha llegado tras semanas de rumores poco fundados sobre su futuro. No es la primera vez que ocurre con el secretario general de Podemos, cuyas contadas ausencias reavivan las conversaciones sobre su salud o la de su entorno. Ocurrió en las navidades de 2017 y también en estas, acrecentado por la proximidad de la cita con las urnas.

Ese adelanto electoral ha cambiado la estrategia de los principales partidos, que estaban más centrados en la preparación de los comicios de mayo. Rivera ha hecho hueco a Inés Arrimadas en el Congreso, Casado ha comenzado a usar el discurso del “voto útil” frente a Vox y Sánchez apura sus Consejos de Ministros para aprobar medidas sociales que poder usar en la campaña electoral mientras llena la agenda de actos de partido por las tardes.

Podemos tenía ya el plan bastante trazado. Y en ningún momento ha habido intención de modificarlo. En noviembre y diciembre, ante la incertidumbre de los Presupuestos y la posibilidad de que el adelanto electoral cogiera a Iglesias de baja, celebraron sus primarias. El motivo que dio entonces el líder de Podemos se verificó meses después: “Hay que estar preparados”.

Solo en dos momentos ha interrumpido Iglesias su baja. Primero, durante la grave crisis de Madrid, tras la ruptura de Íñigo Errejón y posterior dimisión de Ramón Espinar. Segundo, para una reunión secreta con el presidente del Gobierno en la Moncloa para intentar in extremis sacar adelante los Presupuestos que ambos habían negociado.

La decisión de Sánchez de convocar las elecciones el 28 de abril llevó a una primera pregunta: ¿Debería renunciar Pablo Iglesias a su baja, anticipar su regreso y asumir el liderazgo personal de la precampaña? La duda la despejó Irene Montero en una entrevista en La Sexta, cuando respondió a una pregunta sobre si debía ella quedarse en casa al cargo de sus hijos para que Iglesias pudiera volver.

Desde Podemos recuerdan a eldiario.es que el partido habitualmente no ha hecho precampañas. O las ha hecho de baja intensidad, como en esta ocasión. Dirigentes de la formación han iniciado una ruta por distintos puntos de España en una gira que irá ganando fuerza cuantitativa y cualitativa. Este mismo fin de semana, Irene Montero tendrá sendos actos en Madrid y Euskadi. También la semana que viene.

La presencia de Montero en medios también está subiendo de intensidad. Además de la aparición en La Sexta y alguna más, este pasado lunes sustituía a Iglesias en las entrevistas que TVE ha puesto en marcha desde el mismo anuncio del adelanto electoral. Primero Sánchez, luego Casado y después Montero.

En dicha entrevista, la portavoz de Unidos Podemos dijo una frase que ya se le había oído antes, pero formulada de otra manera. Nunca de forma tan concreta. “Estoy convencida de que la siguiente persona que ocupe la Secretaría General de Podemos será una mujer”, respondió a una pregunta sobre el hecho de que cinco hombres aspiren a la Presidencia del Gobierno el 28A.

El ruido de las últimas horas ha obligado al secretario de Organización, Pablo Echenique, a salir para desmentir que Iglesias estuviera pensando en renunciar a encabezar la lista de Unidas Podemos en las próximas elecciones generales. 

No será ni ese ni ningún otro golpe de efecto, aseguran diferentes fuentes consultadas por eldiario.es. El plan sigue su marcha y con Pablo Iglesias al frente.

En Podemos están convencidos de que romper la baja de paternidad sería un golpe a la coherencia del proyecto, que ha hecho del feminismo una de sus banderas. Durante toda la legislatura, Unidos Podemos ha intentado aprobar una reforma legal para igualar los permisos de paternidad y maternidad. La medida se encontró, primero, con el veto de PP y Ciudadanos. Luego, con el rechazo a los Presupuestos Generales, que recogían dicha medida. Finalmente, es el Gobierno el que lo ha aprobado por real decreto.

Por eso las formas en las que se comunicó el regreso de Iglesias, con un cartel que remarcaba la palabra “él” a dos días del 8M ha generado incredulidad puertas adentro. El líder de Podemos se apresuró a pedir perdón y a explicitar que no se sentía identificado con el diseño después de que el anunció hubiera recibido duras críticas en las redes sociales.

Podemos también tiene razones de estrategia para no anticipar el regreso de Iglesias. El secretario general, pese a las malas notas que recibe en las encuestas, sigue siendo el principal valor del partido. El consenso al respecto en el partido es muy amplio. En Podemos confían, y mucho, en la vis comunicativa de su líder, en su capacidad para bregarse en los debates con los otros candidatos y en el efecto de arrastre que tiene su personalidad entre amplias capas de la población. Quizá no tantas como en 2015 o 2016, pero sí suficientes, creen en la dirección, como para contener la debacle electoral que algunos sondeos prevén.

En el partido no se acaban de creer tampoco estas encuestas y aseguran que la demoscopia siempre les ha infravalorado. Es cierto que esto ocurrió en 2014 o 2015, pero no desde entonces. El último ejemplo, el de Andalucía, es palmario. La candidatura de Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo se dejó casi 400.000 votos. 

En Podemos sostienen, pese a la grave crisis que vive el partido y sus aliados, que el suelo electoral de su alianza con IU, Equo y las confluencias catalana y gallega es firme y, aunque reconocen que el resultado de 2015-2016 sería muy difícil de repetir, no contemplan pasar a la irrelevancia en el próximo Congreso de los Diputados.

Más bien al contrario. En Podemos creen que tras el 28A se podrá reeditar una mayoría que pare a las tres derechas de PP, Ciudadanos y Vox. Y que, a diferencia de lo ocurrido en 2016, las opciones de entrar a un Gobierno de coalición serán reales. Ahí habría otro motivo de Iglesias para mantenerse al frente del proyecto: sacarse la espina de la investidura fallida de Pedro Sánchez y de los ataques, injustos creen en Podemos, por postularse para un Ejecutivo conjunto con él como vicepresidente. La duda se despejará en la noche del 28 de abril.

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