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Sara Giménez, el fichaje estrella que Rivera postuló para presidir el Congreso: “Estoy orgullosa de ser gitana”

Sara Giménez, diputada de Ciudadanos por Madrid en el Congreso

Carmen Moraga

Aunque no es la primera vez que un representante del colectivo gitano ocupa un escaño parlamentario en España, el fichaje de Sara Giménez (Huesca, 1977) por parte de Albert Rivera en las recientes elecciones generales fue recibido en Ciudadanos con grandes aplausos por su especial trayectoria. El líder de partido la presentó en un acto de campaña como un “referente” no solo para las mujeres y hombres gitanos, sino “para toda la sociedad”. 

La ahora diputada por Madrid recuerda cómo conoció al líder de Ciudadanos y éste le ofreció colaborar con el partido. Fue el 8 de marzo del año pasado, en el Congreso, en un acto de homenaje a las mujeres trabajadoras en el que participó invitada por la expresidenta de la Cámara, Ana Pastor. Al finalizar, Rivera se acercó a saludarla junto a Patricia Reyes, la responsable de Igualdad de Ciudadanos. “Albert valoró mucho mi trayectoria y mi currículo profesional y en seguida me ofreció trabajar para el partido en los temas de igualdad”. “Me impactó mucho. Que un líder de un partido político te haga una propuesta tan sincera y tan frontal impacta”, reconoce en conversación con eldiario.es. 

Sara Giménez nació en Huesca en el seno de una familia de etnia gitana dedicada a la venta ambulante. Sus padres regentaban una tienda de ropa de esquí en la que ella ayudaba los fines de semana y que hubiera terminado siendo su futuro de no haber sido por su tozudez y empeño de querer seguir estudiando. Una decisión que a sus padres les costó bastante entender y mucho más que optara por una carrera como la de Derecho.“En mi entorno la prioridad no era que después de acabar la EGB se continuara estudiando. Pero en ese momento me tocó a mí romper moldes”.

Sara, que es la tercera de cuatro hijos, tuvo una infancia poco habitual entre los niños de un colectivo tradicionalmente marginado. Vivió en un barrio de la capital oscense en el que no se sintió “diferente” aunque dice que sí vio con tristeza las dificultades que tuvo uno de sus hermanos para encontrar un empleo o alquilar una vivienda por el mero hecho de ser gitano. “A mí eso me llamaba la atención y no me parecía justo”. 

Sara fue a un colegio concertado, el Santa Ana, en el que “mayoritariamente había niñas no gitanas” y en el que, aunque nunca se sintió marginada, si notó “cierta diferencia en cuanto a las preferencias educativas de los padres de mis compañeras” y los suyos, en referencia a los apoyos complementarios de los que las demás disfrutaban, “en idiomas y de promoción, en general”. “Yo me iba a casa de una vecina para consultar enciclopedias y tuve que avisparme desde pequeñita para sacar recursos y llevar a cabo mi desarrollo curricular”, comenta.

Su marcha a Zaragoza para estudiar en la Facultad de Derecho estuvo precedida de presiones a sus padres por parte de algunos familiares que no entendían que la dejaran irse a estudiar fuera cuando podía hacerlo en Huesca. “Estáis locos, la vamos a perder”, les advertían. “Pero mis padres hicieron un gran esfuerzo mental y me apoyaron, y les doy las gracias por ello”, afirma Sara.  

Tras licenciarse en Derecho volvió a casa y comenzó a trabajar, “de prácticas”, en un despacho de abogados de Huesca para recalar poco después en la Fundación del Secretariado Gitano en donde en la actualidad dirige el departamento de igualdad y lucha contra la discriminación. Uno de los logros que no quiere dejar pasar por alto es el haber conseguido, después de una larga lucha, que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos concediera la pensión de viudedad a una mujer gitana que se había casado por el rito de su etnia y no en una ceremonia civil, y que, tras morir su pareja, en España se la habían denegado.

Otro momento importante, añade, es cuando el año pasado representó a España en la comisión del Consejo Europeo contra el racismo y la intolerancia.

Sara Giménez está casada con un trabajador autónomo “que me apoya mucho” -puntualiza- y tiene dos hijos: un chico de 15 años y una chica de 13 que según cuenta “están en fase de adaptación a mi nueva etapa, pero con ilusión”. “Me han conocido viajera desde hace años”, añade. Sobre sus aficiones desvela que le gusta “hacer deporte, el flamenco y estar con mi familia”. Y también ir a la montaña, hacer senderismo “para desconectar”, una actividad que en la comunidad donde siempre ha residido, Aragón, es “especialmente gratificante” por su paisaje.

Tras ser elegida diputada no oculta que ahora siente “una gran responsabilidad”. “No me mira solo el pueblo gitano, me mira la sociedad en general y eso es de las cosas que más me gusta. Soy mujer y gitana y defensora de los derechos humanos y de la igualdad”, dice. “Estoy muy orgullosa de ser gitana”, afirma, como respuesta a los que puedan ponerlo en duda.

Justo en el momento en que arrancó la legislatura, la nueva parlamentaria de Ciudadanos fue propuesta por Rivera como candidata a presidir el Congreso frente a la socialista Maritxell Batet. Pese a que se trató de un gesto simbólico, porque solo iba a contar con el apoyo de los compañeros de su grupo, a Giménez la decisión le halagó: “Me sorprendió bastante... además, me enteré de que me iba a proponer tan solo un día antes. Para mí es un orgullo, un paso firme en un propuesta de tu partido para representar a los españoles en ese nivel”.

Aunque la dirección del grupo aún no ha repartido los papeles que tendrá cada uno de los 57 diputados, Giménez esta convencida de que va “a contribuir en la implementación de las medidas y del trabajo de Ciudadanos” en las áreas de “desigualdad, inclusión social y en el ámbito europeo, en la lucha contra la discriminación” y también “en educación en donde aún queda mucho qué hacer”.

Sobre su futuro político no se atreve a vaticinar nada seguro. “Veremos hacia dónde me lleva la vida. Tengo ambiciones de mejorar la situación y la vida de los grupos más vulnerables. Eso es lo que me ha movido a la participación política, ver a gente en situación de pobreza. Conozco eso de manera directa porque llevo 18 años de trabajo cerca de esas personas que lo están pasando mal”, asegura.

Su ilusión es poder cumplir los objetivos que se ha marcado, por lo que prefiere no ponerse 'fecha de caducidad' en su nuevo trabajo: “No sé lo que tardaré en hace lo que quiero hacer. Tengo una andadura profesional y quiero llegar a unas metas”.

Su aterrizaje en el grupo ha sido tranquilo. Asegura que pese a ser una recién llegada, restando incluso protagonismo a otras diputadas que han trabajado estos cuatro años duramente en el grupo, ha sido bien recibida. Especialmente por Patricia Reyes, con la que ha trabajado todos estos meses codo con codo en el área de igualdad. “Desde el principio me he sentido muy bien acogida. Y eso que había quién me advertía 'ya verás en un partido, ya verás lo que es meterse en política'...Pero lo que he visto es a la gente muy contenta e incluso recibo muchos mensajes de compañeros que me dicen que vamos a avanzar mucho con lo que yo sé en propuestas de igualdad”.

Una de las cosas que Sara Giménez no olvida es el acto de inicio de campaña en el que debutó como candidata, acompañada por Edmundo Bal y Marcos de Quinto, los otros dos fichajes estrella de Rivera. “De repente verte ante cerca de seis mil personas....jo, pues parecía estar en un escenario de un concierto rockero”, confiesa. Los tres se hicieron casi inseparables: “Íbamos lo tres juntos, los tres independientes a lanzarnos y a darlo todo de alguna manera”. “Ponerte a contarle a un montón de gente para qué estas aquí y lo que quieres hacer es algo que impacta”. “He visto a gente que se le caían las lagrimas después de haber escuchado mi testimonio,  no sabes lo que esto supone para mí , es espectacular”, afirma.  

Para la diputada esas semanas de campaña, a pesar del cansancio, han sido “divertidas”. Los tres independientes terminaron siendo un 'pack' en casi todos los actos centrales de Rivera o Arrimadas. Han viajado por media España, algunas veces “en furgoneta”. De esos viajes la diputada destaca uno con “Edmundo [Bal] a Málaga en el que no reímos mucho. Yo estaba entretenida escuchando a Estrella Morente y él, rock”, y terminaron haciendo “fusiones musicales”.

En Jerez, después de una de las intervenciones acabaron “por bulerías” pero sin Inés Arrimadas, que es natural de esta localidad gaditana. “Qué va, no estaba...Inés me decía que parecíamos las de la película 'Tú a Boston y yo a California'. Cuando ella iba para el norte, a mí me mandaban para el sur”, dice, entre risas. De la que será su jefa en la Cámara habla maravillas, mientras asegura estar “orgullosa” de que haya sido nombrada portavoz del grupo parlamentario. “Es una mujer valiente con muchísima fuerza”, añade.

Sara Giménez acaba el encuentro con eldiario.es afirmando que no cree que vaya a ser de ese tipo de personas que una vez metidas en política acaban, con el tiempo, desconectados de la realidad: “Valoro muy bien de dónde vengo y creo que mi punto fuerte es que conozco bien la realidad social de la que no me voy a despegar”.

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