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El regreso en solitario de UPyD a las urnas “para aportar calidad a la política”

El actual líder de UPyD, Cristiano Brown, en una imagen de archivo.

Iñigo Aduriz

“Como partido político que sigue existiendo no podemos ver desde la barrera lo que está pasando en España”. Cristiano Brown, actual presidente de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), recuerda con estas palabras que su partido todavía vive y justifica, de paso la decisión adoptada el pasado fin de semana por el Consejo Político: volver a presentarse con sus siglas a las generales del 10 de noviembre, cuatro años después de que su estrepitoso fracaso en los comicios les llevara a renunciar a las urnas y a apoyar o coaligarse con otras fuerzas como Ciudadanos.

El paso adoptado por el partido, que ahora apenas cuenta con un millar de militantes, se produce en pleno acercamiento de su fundadora y exportavoz, Rosa Díez –que dejó UPyD en 2016–, al PP. El pasado 12 de septiembre la exdirigente fue la invitada estrella de un acto organizado por los populares en el Congreso para tratar de impulsar la coalición España Suma de PP, Ciudadanos y Vox que finalmente no se ha producido.

“Soy una española sin partido, pero sí echo en falta esta casa. Yo vivo muy feliz, pero echo en falta esta casa, porque no he hecho nada más grande que defender a los españoles”, dijo Díez en ese evento, en el que Pablo Casado le respondió que el Congreso también la echaba “mucho de menos” a ella. La portavoz de los populares en la Cámara Baja, Cayetana Álvarez de Toledo, aprovecha, además, cualquier intervención para invitar a Díez a que se sume a su partido.

Al acto del Congreso también asistió como oyente el propio Brown, que en conversación telefónica con eldiario.es sostiene que no le molesta ese acercamiento de Rosa Díez al PP. “Ella remarcó en su intervención que es independiente y sin partido. Rosa y yo mismo defendemos la unidad de España y buscar puntos de encuentro en la Constitución. Que alguien como socialdemócrata estuviera allí demuestra su altura de miras”, sostiene. El hoy líder de UPyD explica que ni él le ha ofrecido a Díez integrarse en las listas ni ella le ha mostrado esa disposición, por el momento.

La formación que se define de “centro” se presentará al menos en Madrid, aunque también está estudiando concurrir con candidaturas propias en provincias como Valencia, Murcia o Málaga. Actualmente, su principal representación es la de la eurodiputada Maite Pagazaurtundúa, que en las europeas de mayo concurrió de número dos de Ciudadanos después de que UPyD lograra un acuerdo de coalición con el partido de Albert Rivera. También tienen concejales en Mejorada del Campo (Madrid) y San Miguel de Salinas (Alicante).

Fundamentada en el antinacionalismo

Surgido en 2007 tras la salida de Rosa Díez del PSOE, partido en el que intentó llegar a la secretaría general en 2000 –fue la menos votada en el congreso que ganó José Luis Rodríguez Zapatero– y con el que llegó a ser consejera del Gobierno vasco en coalición con el PNV y EA –hoy integrada en EH Bildu–, UPyD fue fundado por integrantes de la plataforma anti ETA ¡Basta ya! como Fernando Savater o Mikel Buesa y propició en sus inicios un discurso contra los nacionalismos periféricos.

Llegó a lograr más de un millón de votos en 2011, obteniendo cinco escaños y grupo propio en el Congreso. Puso en marcha, además, una campaña en los tribunales contra los abusos de la banca. Después, en medio de un cisma interno y de numerosas bajas de dirigentes que acusaron a Díez de autoritarismo, inició su declive, del que nunca se recuperó. En las autonómicas y municipales de 2015 no logró representación en ningún parlamento regional, y en las generales de ese mismo año tampoco logró escaño en el Congreso.

Díez abandonó el partido a principios de 2016, después de que algunos de sus principales colaboradores como Toni Cantó o José Ignacio Prendes se pasaran a Ciudadanos, una formación con la que la dirigente de UPyD nunca quiso una alianza electoral, y que acabó robándole a la mayor parte de sus votantes. Brown sí aboga por acordar con el partido de Rivera, como hizo en las últimas europeas.

“Siempre hablábamos de ser transversales. Nos colocamos en el centro, pero somos progresistas a los que no nos avergüenza defender la unidad de España. La palabra 'España' se tiene que usar con normalidad. Cuando el CIS preguntaba por nosotros, los ciudadanos nos colocaban en el centro izquierda. Se puede defender la unidad de España desde un punto de vista progresista”. En los últimos comicios concurrió, sin embargo, junto a Ciudadanos, ubicado por sus pactos electorales con el PP y Vox en el espectro ideológico de derechas.

La foto de Colón

En febrero, a Brown se le pudo ver además entre Pablo Casado y Santiago Abascal en la polémica foto de Colón, la concentración convocada por PP y Ciudadanos, a la que se sumaron Vox y otras fuerzas de extrema derecha para reivindicar la unidad de España y exigir a Pedro Sánchez que convocara elecciones. “Se puede defender la bandera, la unidad, y el Estado de derecho. Eso es lo que nos llevó ahí. Defendemos políticas sociales, no voy a caer en el discurso populista sobre la inmigración que hace Vox”, advierte.

El objetivo presentando listas propias es, según el líder de UPyD, hacer frente a “populistas como Vox y Podemos, que han fomentado la crispación”. “Hemos buscado ser más útiles, dar el paso al frente porque la situación de España nos preocupa y para contribuir a que en nuestro país haya acuerdos y una política de más calidad. Echamos de menos esa buena política”, sostiene.

Brown ha sentido un impulso desde que el fin de semana pasado anunció que concurrirá a las generales. “Hemos notado una importante repercusión y un aumento de afiliación instantáneo”, celebra.

En el escenario postelectoral, UPyD busca llegar a acuerdos con otras formaciones “para sumar fuerzas” en el caso de que obtengan representación en el Congreso. Brown no aclara si elegiría a Pedro Sánchez o a Pablo Casado en el caso de que la formación de Gobierno dependiera del partido que dirige. Sus “líneas rojas” para lograr pactos son “la defensa de la Constitución y la igualdad”. Nunca podría dialogar “con cualquier partido que no condene la violencia o que se sitúe en el egoísmo del independentismo”.

“La gente se alegra de que un partido que demostró en su pasado institucional hacer un buen servicio quiera seguir haciéndolo”, concluye.

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