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Una cadena de errores frustró una masacre mayor en Catalunya

La casa de Alcanar, tras la explosión.

Marcos Pinheiro

La gran masacre de “los soldados del Estado Islámico en tierra del Andalus” se frustró por una cadena de errores de los integrantes de la célula yihadista. Los atentados con explosivos en los monumentos más significativos de Barcelona fueron sustituidos por dos ataques improvisados en unas pocas horas. Aún con todo, los terroristas lograron causar 15 víctimas mortales y dejar un centenar de heridos.

El auto del juez Fernando Andreu repasa esa cadena de errores y apuntala la tesis inicial de los investigadores. La explosión de la casa de Alcanar obligó a un precipitado cambio de planes que desembocó en el atropello de La Rambla y en el ataque de Cambrils. El atentado de “gran envergadura” que había diseñado durante meses, y que iban a reivindicar en nombre del ISIS, se vino abajo con esa deflagración.

Para la gran cadena de atentados, los terroristas compraron una “ingente cantidad” de acetona -al menos 500 litros- y agua oxigenada, dos de los componentes esenciales para elaborar peróxido de acetona (TATP), uno de los explosivos que ISIS utiliza habitualmente en sus atentados. La casa de Alcanar servía como laboratorio. Los agentes también encontraron ahí detonadores y clavos para ampliar el daño causado con las explosiones.

Mohamed Houli era uno de los encargados de elaborar ese compuesto, conocido entre los yihadistas como “madre de Satán”. Se trata de un explosivo muy fácil de elaborar por los componentes que requiere, pero tremendamente inestable. Algunos expertos recomiendan, por ejemplo, que no se manipule en verano, porque las altas temperaturas hacen que explote.

En la última etapa de elaboración de este explosivo es necesario dejar que la mezcla se seque. Y es ahí cuando se vuelve más inestable y peligroso. En esa fase se encontraban los explosivos de Alcanar, según ha reconocido el propio Houli. Las altas temperaturas durante ese proceso pudieron provocar la deflagración, aunque no se descarta que los terroristas intentasen acelerar ese proceso utilizando una estufa que el imán Abdelbaki es Satty se llevó de su casa.

Es Satty murió en la explosión de la casa el miércoles por la noche, unas horas después de que otros integrantes del comando hubiesen alquilado ya las furgonetas que iban a cargar con los explosivos. Con su plan inicial desbaratado y su líder fallecido, los integrantes de la célula se vieron obligados a improvisar en unas pocas horas.

Decidieron entonces utilizar las furgonetas para el atentado. Younes Aboyaaqoub cogió una de las furgonetas, se internó con ella en La Rambla y dejó 13 muertos y cientos de heridos. En su huida mató al ocupante de un vehículo a cuchilladas y estuvo varios días huido hasta que unos agentes de los Mossos le abatieron en un viñedo en Subirats. Llevaba un cinturón de explosivos simulado, sin carga.

Mohamed Hichamy cogió otra de las furgonetas y se dispuso a llevar el mismo plan que Aboyaaqoub. Pero a las 15:25 del mismo día de los atentados tuvo un accidente cuando circulaba por la AP-7 de camino a Cambrils. Cuando el conductor del coche con el que chocó le avisó de que iba a llamar a la policía, Hichamy saltó la mediana y echó a correr. El segundo atropello previsto se frustró.

Hichamy se reunión entonces con los otros miembros de la célula: su hermano Omar Hichamy, Said Alla, El Houssaine Aboyaaqoub y Moussa Oukabir. El hermano de este último, Driss Oukabir, se había entregado ya a los Mossos. Juntos diseñaron el último ataque que tenían previsto, acudir a una zona concurrida de Cambrils y atacar a los viandantes con cuchillos. Pero, como ese plan no estaba previsto, tuvieron que comprar cuatro cuchillos y un hacha en un comercio de la localidad tan solo unas horas antes del ataque.

Al final, una pareja de Mossos logró frustrar el ataque. El coche en el que se subieron los cinco terroristas chocó contra el vehículo de los agentes y volcó. Cuatro salieron en una dirección y fueron abatidos, el otro consiguió herir de muerte a una mujer antes de ser tiroteado. Todos portaban cinturones de explosivos falsos.

Tras los atentados, los investigadores tardaron poco en establecer las conexiones entre el ataque de La Rambla y el de Cambrils, y concluir que se trataba de una misma célula que tenía en Alcanar su principal base de operaciones. Varios de ellos se olvidaron documentos de identidad y tarjetas de crédito en las furgonetas. El hecho de que su primer plan fuese estrellar las furgonetas con explosivos puede explicar esa falta de cuidado con su documentación.

Sin embargo, algunos de ellos intentaron, sin éxito, destruir algunos de sus documentos de identidad. Mohamed Hichamy y Younes Aboyaaqoub hcieron una pequeña hoguera en otra base de la célula, una masía abandonada en Riudecanyes, donde arrojaron pasaportes y un carnet de conducir. Pero no se quemaron del todo y cuando los agentes llegaron se podía leer en esos documentos parte de su nombre, y las fotografías estaban intactas.

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