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El reparto de puestos reaviva la batalla entre Casado y Santamaría y rompe la unidad del nuevo PP

Pablo Casado "toma posesión" de su escaño de líder del PP

Iñigo Aduriz

Tanto Pablo Casado como Soraya Sáenz de Santamaría dedicaron toda la campaña de las primarias a prometer que al día siguiente del congreso en el que se iba a elegir al nuevo líder del PP el partido sería una piña entorno al sucesor de Mariano Rajoy. Pero la división que se vislumbró en el cónclave –Casado fue nombrado presidente con el 57% de los votos de los compromisarios, frente al 42% de Santamaría– perdura en las filas populares menos de una semana después de la convención. La tensión hacía que, este miércoles, la exvicepresidenta decidiera responder expresamente a las preguntas de la prensa sobre el máster de Casado, considerando que el líder del PP “tiene que explicar” todas las novedades sobre la investigación de supuestas irregularidades en esos estudios.

El reparto de puestos de la nueva dirección del partido volvía a enfrentar a los dos rivales a pesar de sus permanentes apelaciones a la “integración” y a la “unidad”. La primera reunión entre Casado y Santamaría tras la victoria del primero en las primarias concluía este miércoles sin ningún tipo de acuerdo sobre la configuración del organigrama del nuevo PP, lo que obligaba a ambos a delegar la negociación en sus equipos.

El objetivo era llegar al Comité Ejecutivo Nacional de este jueves, en el que Casado anunciará su organigrama, con un reparto de cargos orgánicos que pueda generar el mayor consenso posible, una ardua tarea dadas las posiciones enfrentadas entre los dos dirigentes respecto a cómo debe realizarse esa integración. Tras tres horas de reunión, Fátima Báñez y José Luis Ayllón –por parte del equipo de Santamaría– y Teodoro García y Javier Maroto –por el de Casado– a última hora de la tarde no llegaban a ningún tipo de acuerdo.

Ya de noche, el equipo de Santamaría daba por rotas las negociaciones asegurando que solo les habían ofrecido dos puestos. El de Casado, por su parte, remitía un comunicado asegurando que había ofrecido“la integración a nueve destacados nombres de la lista de Santamaría”. Seis de ellos, Alberto Nadal, Sofía Acedo, Yolanda Bel, Iñaki Oyarzabal, Marimar Blanco y Sergio Ramos “han dicho que sí”, mientras que José Luis Ayllón, Fátima Báñez e Íñigo de la Serna “lo han rechazado”.

Ante la polémica, este jueves desde ambos equipos defendían sus posturas. Ayllón, responsable de la campaña en las primarias de la exvicepresidenta, subrayaba en una entrevista en la Cadena Ser: “No creo que nosotros seamos muy complicados. Estamos ante una situación de no saber ganar”. Y Maroto explicaba que esta mañana están recibiendo la confirmación de nuevas personas del partido que apoyaron públicamente a Santamaría que se van a sumar al Comité Ejecutivo. “El mensaje -ha insistido- es que la integración se produce y va a ir a más, gota a gota”.

Casado está dispuesto a estrenarse en el cargo reivindicando su triunfo. Como explicaban varios diputados cercanos al nuevo líder en conversación con eldiario.es, “el PP es un partido presidencialista” en el que el ganador de las primarias “debe formar su propio equipo de confianza” con “las manos libres” para, “teniendo en cuenta los apoyos” que tuvo su rival en el proceso interno, situar en los puestos estratégicos a los dirigentes más cercanos, “los que él quiera, no los que le sean impuestos por cuotas o familias que no existen en el partido”.

Una representación “digna”

Por eso, el entorno más cercano al presidente del PP confesaba su “sorpresa” y “malestar” por las “exigencias” que le planteaba Santamaría a Casado durante su breve encuentro –dos sesiones de una media hora, interrumpidas por las votaciones del Pleno– en el Congreso de los Diputados. “Dado que hay un porcentaje importante del 43% que ha decidido apoyar a la candidatura que además había ganado la afiliación, lo bueno para lograr la unidad del partido es que esa gente también pudiera verse representado digna y proporcionalmente en todos los órganos de dirección del partido”, aseguraba la exvicepresidenta, que no pedía ningún puesto para ella pero sí para su equipo.

Fuentes cercanas a las exvicepresidenta del Gobierno insistían en ese planteamiento y reclaman a Casado cerca de la mitad de los cargos orgánicos del partido. Además, mostraban su molestia por el hecho de que el líder del PP no le haya desvelado a Santamaría qué nombres baraja para la Secretaría General, la gran incógnita que el dirigente popular prevé despejar este jueves tras el Comité Ejecutivo que presidirá en un hotel de Barcelona.

“No se puede pasar de la lista más votada a la proporcionalidad en apenas dos días”, le reprochaba después el propio Casado. “Queremos contar con personas que han ido en su lista o que forman parte de provincias y de regiones que hayan tenido un mayor apoyo hacia su candidatura, pero esto no es una negociación de un pacto de investidura entre adversarios políticos, sino un acuerdo entre compañeros”, insistía. En todo caso, el presidente de los populares recordaba su victoria: “Ha habido un congreso que ha delimitado quién tiene que liderar la construcción de equipos”.

Múltiples corrillos en el Congreso

A Casado se le podía ver en el Parlamento este miércoles dialogando con Fátima Báñez, la que iba a ser la número dos de Santamaría en el caso de que hubiera ganado las primarias. Un PP en plena resaca postcongresual dejaba escenas como la de un corrillo entre las dos perdedoras del proceso interno, la propia exvicepresidenta y María Dolores de Cospedal, que mantienen una conocida enemistad.

Esta última también se reunía con el presidente de los populares. Y, después, ambos participaban en una comida con otro centenar de diputados en la que, según explicaban algunos de los asistentes, Casado dedicó múltiples elogios a la exsecretaria general. De hecho, el almuerzo, al que no asistieron ni Santamaría ni ninguno de sus apoyos, se convirtió en una suerte de homenaje a Cospedal.

En busca de secretaria general

La exministra de Defensa está teniendo un papel crucial en la configuración de la nueva dirección, tras contribuir de forma decisiva a que Casado ganara la Presidencia mostrándole su apoyo públicamente. Por eso suenan con fuerza los nombres de las exministras Dolors Montserrat e Isabel García Tejerina –que integraron la candidatura de la exsecretaria general—, así como el de la vicepresidenta del Congreso, la castellano manchega Rosa Romero, para la nueva Secretaría General del PP.

“Será una persona que afronte del desafío que tenemos por delante porque necesitamos que sea un proyecto ganador”, zanajaba el presidente de los populares. Antes de hacerlo público, Casado quiere anunciar el nombre primero al Comité Ejecutivo en su reunión de este jueves en la capital catalana.

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