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El “cementerio” y los diputados de la fila ocho: el PSOE acaba el juego de las sillas en el Congreso

Irene Castro / Yuly Jara


Así se sentarán los diputados del PSOE en el Congreso

En verde, los diputados que apoyaron a Susana Díaz, en naranja, a Pedro Sánchez, y en marrón, a Patxi López


“No cabemos todos en la última fila”. “Nos van a sentar a unos encima de los otros y van a pedir que pongan tres botones para votar en el escaño”. “Me van a acabar mandando a la cafetería”. Con broma e ironía, han recibido, en general, los diputados socialistas sus nuevas ubicaciones en el hemiciclo. La bancada dirigida en la distancia por Pedro Sánchez ha sufrido en la sesión plenaria de esta semana los últimos cambios.

Destacados diputados militantes en el 'susanismo' durante la batalla de las primarias se han visto relegados a la octava fila. “Tenemos una vista privilegiada”, bromea una de los ocho diputados andaluces que están en la última fila. Desde el pleno de esta semana les acompañan otros de los rostros más visibles del 'susanismo', como Ignacio Urquizu, a quien la dirección sentó en el último escaño. Las quejas por la dificultad para abrir la puerta de salida motivaron un cambio durante la sesión: el escaño de la esquina lo ocupará ahora Antonio Trevín, que fue apartado de la portavocía de Interior. El diputado asturiano, próximo a Javier Fernández, está enfrentado a la número dos de Sánchez, Adriana Lastra.

Entre Urquizu y Trevín se sienta Ricardo Cortés, uno de los diputados de la gestora. La otra miembro de la dirección interina que se hizo con las riendas del PSOE tras la dimisión de Sánchez, María Jesús Serrano, fue también enviada al gallinero en un inicio, pero ahora ha bajado dos escalones en la última recolocación. Le ha sustituido en la octava fila Carmen Cuello, una de las diputadas más próximas a Susana Díaz.

La distancia más larga la ha recorrido Soledad Pérez, que ha pasado de la primera fila a la última. El camino inverso lo hizo el balear Pere Joan Pons, que salió del gallinero a primera línea, que es la que ocupa la dirección de grupo parlamentario. De ella tiene que salir Isabel Rodríguez, a quien Sánchez invitó a salir de la dirección después de ya haberla ratificado el grupo para hacer hueco a Sofía Hernanz (los dos diputados baleares del PSOE forman parte de ese órgano).

La maniobra inicial del secretario general no salió: trató de sacar de la Mesa del Congreso a Juan Luis Gordo –esos puestos son fruto de una votación al inicio de la legislatura y solo pueden cambiarse si se produce la renuncia del afectado– para colocar a Hernanz. Pero el segoviano, que retiró su apoyo a Sánchez a última hora antes del 1 de octubre, se negó a renunciar. Hernanz, una de las diputadas que se mantuvo fiel a Sánchez, ocupará entonces un puesto en la dirección y Rodríguez será presidenta de la Comisión de Justicia cubriendo la vacante que deja Margarita Robles.

La segunda fila la ocupan los miembros de la nueva Ejecutiva que no forman parte de la dirección de grupo parlamentario más el responsable de disciplina, Luis Carlos Sahuquillo. En la siguiente hay una mezcla de portavoces parlamentarios y la cuarta la han bautizado algunos de sus miembros como “el cementerio” o “la fila de los difuntos”. La ocupan Eduardo Madina, a quien no han movido; María González Veracruz, que apoyó a Patxi López tras haber pertenecido a la Ejecutiva de Sánchez en su primer mandato; Antonio Hernando, que fue uno de los hombres de máxima confianza del secretario general; o Miguel Ángel Heredia, que ocupó la secretaría general del grupo parlamentario hasta la vuelta de Sánchez.

Algunos parlamentarios socialistas admiten que los cambios no siguen un patrón claro porque hay portavoces que han sido relegados a las últimas filas por lo que el criterio de escalafón según responsabilidad no se ha seguido. El PSOE quiere terminar lo que José Luis Ábalos reconoció como “purguita” lo antes posible. Aún queda encajar a algunos de los cargos que han sido relevados en otros puestos como compensación. Urquizu, por ejemplo, será vicepresidente de la Comisión de Seguridad Vial tras ser apartado de la portavocía de Universidades.

La vuelta de Sánchez ha causado, además, varios despidos de trabajadores del grupo parlamentario. Uno de los primeros fue el jefe de prensa en el Congreso, Rodolfo Irago, a quien ha sustituido Victoria Luna. Pero no ha sido el único: en total el PSOE ha echado a nueve asistentes parlamentarios, entre ellos la que fue secretaria de Sánchez en su anterior etapa en Ferraz, según Vozpópuli. El grupo parlamentario ya ha dado de alta a varios trabajadores nuevos que desarrollan su labor en Ferraz.

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