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Las excusas de Rivera para romper el pacto en Andalucía y forzar elecciones en otoño

Juan Marín junto a Albert Rivera, en Sevilla, en una imagen de archivo.

Carmen Moraga

Ciudadanos ha desplegado ya su estrategia para Andalucía, una comunidad clave de cara a las opciones de los distintos partidos en las próximas elecciones generales. La llegada al Gobierno de Pedro Sánchez y el aterrizaje en el PP de Pablo Casado han acelerado los planes de Albert Rivera que hace tiempo que dio el visto bueno al líder regional de su partido, Juan Marín, para romper el pacto de investidura que sostiene allí a la presidenta de la Junta, la socialista Susana Díaz.

Después de varios días preparando el terreno, la Ejecutiva Nacional se ha desplazado a Málaga para escenificar la ruptura sobre el terreno. Así lo ha certificado el líder regional y candidato a la Junta, Juan Marín, en una comparecencia que ha protagonizado este viernes junto al secretario general del partido, José Manuel Villegas.

Rivera, que en un principio iba a ser él el encargado de anunciar la decisión, ha preferido dejar para el sábado una intervención en abierto tras mantener un encuentro con afiliados y miembros del Comité regional. La ruptura del acuerdo aboca a unas elecciones cuya fecha queda ahora en manos de Susana Díaz.

La excusa ha sido la negativa de Díaz a cumplir varias de las medidas del pacto de investidura, especialmente en materia de “regeneración democratica”. La principal, la resistencia del PSOE-A a suprimir los aforamientos de los políticos, como vienen reclamando en todos los parlamentos autonómicos y en el Congreso, aunque, por lo general, sin éxito. En Murcia, en donde terminaron también rompiendo el acuerdo de legislatura que mantenían con el PP, sí lo consiguieron. En Madrid, donde primero apoyaron a Cifuentes y ahora sostienen a Garrido, no hay noticias de que vaya a suceder.

Otra de las exigencias que también ha esgrimido Ciudadanos como argumento para no agotar la legislatura, que expiraría en marzo, como socio de Susana Díaz es que el PSOE no ha querido impulsar la reforma de la ley electoral para permitir listas abiertas.

Enfrente, los socialistas, que tampoco ven con malos ojos ese adelanto -de hecho, lo llevan planeando desde hace meses-, replican al partido de Rivera que son dos asuntos que requieren tiempo y que no son tan fáciles de acometer como Ciudadanos plantea.

La formación de Rivera aduce además el hecho de que no se haya creado una oficina antifraude para la lucha contra la corrupción, o no frenar “las redes clientelares, tejidas durante décadas que anegan nuestras administraciones públicas”.

También plantean como incumplimientos el no haber querido impulsar medidas para “acabar con las puertas giratorias” o para “limitar los mandatos presidenciales a ocho años”, como exigieron a Mariano Rajoy.

En ese listado de supuestas afrentas suman su propuesta no atendida para que los partidos respondiesen con su patrimonio a los casos de corrupción o financiación ilegal en los que incurran.

Miedo a bajar en los sondeos

Pese a saber que algunas de estas medidas necesitan tiempo para poder ser ejecutadas, en Ciudadanos han preferido mantener su ultimátum para acabar rompiendo el pacto. Tras mantener el acuerdo durante tres años largos, el pasado miércoles fue el propio Rivera quien dio al PSOE andaluz dos días de plazo para poner en marcha estos compromisos. “Si en cualquier momento Susana Díaz rectifica” y dice que van a “cumplir el acuerdo”, “no habrá entonces discusión ni debate” y “se agotará la legislatura hasta el último día”, advirtió desde Córdoba.

El líder de Ciudadanos aseguró que “lo que verdaderamente le preocupa” a los socialistas andaluces “son los ERE, la agenda judicial y, por eso, a lo mejor intentan buscar alguna excusa para no cumplir el acuerdo”.

Sin embargo, fuentes consultadas admiten que las razones de fondo para que Ciudadanos haya dado este paso en realidad son otras. No quieren arriesgarse a que en los meses que quedan hasta marzo, fecha oficial de los comicios, el 'efecto Casado' desinfle al partido de Rivera. Los sondeos hasta ahora les pronostican que se convertirán en segunda fuerza política, adelantando al PP.

De hecho, hasta hace nada Ciudadanos apostaba por agotar la legislatura en Andalucía, donde los socialistas llevan tiempo barajando un adelanto electoral para evitar que la sentencia de los ERE les estalle en plena campaña electoral. Ahora Rivera cree que es el momento de cambiar de estrategia, para que una hipotética sentencia condenatoria a cargos socialistas no le pille como socio de Díaz.

Ciudadanos sabe que la hegemonía del PSOE va a ser casi imposible de romper y que la llegada de Casado si puede frenar el declive del PP.

El líder conservador ha preferido mantener a Juanma Moreno como cartel electoral ante el escaso margen de tiempo que tenía para promover allí cambios sin provocar nuevas peleas internas.

Está por ver si Casado y la nueva dirección se volcarán con Moreno. Rivera y los dirigentes de Ciudadanos sí arroparán a Marín, que precisamente se sometió a unas primarias exprés a mediados de julio con la intención de estar preparado ante el posible adelanto.

Para “reforzar” su candidatura, Rivera fichó al exseleccionador nacional de baloncesto, Javier Imbroda, como número uno por Málaga, precisamente dónde hoy se ha concentrado la plana mayor del partido para anunciar su ruptura con Susana Díaz, que muchos consideran una mera escenificación que conviene tanto a Ciudadanos como al PSOE.

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