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Vox sigue lejos del peso político que la extrema derecha exhibe en países europeos como Italia, Francia o Hungría

El presidente de Vox, Santiago Abascal, junto a la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

El auge de la extrema derecha en Europa ha llegado a España, con la irrupción de Vox. No es la primera vez que pasa en España tras la muerte del dictador, toda vez que Fuerza Nueva, heredero abierto del franquismo, colocó a Blas Piñar en dos legislaturas, en 1977 y 1979. Además, la Alianza Popular de los siete magníficos de Manuel Fraga, con exministros franquistas, bien podía considerarse un refugio tardofranquista.

Sin embargo, ya en 1982 Fraga absorbió en AP todo el pantone de la derecha llegando a los 107 diputados, que fue ensanchándose con José María Aznar, hasta el 28A, cuando la derecha española ha implosionado en tres partidos, según la intensidad del azul: PP, Ciudadanos y Vox.

El 10% de Vox es una cifra superior a la de la extrema derecha en países como Portugal, por ejemplo, donde es extraparlamentaria, pero muy inferior a países como Italia, donde la Lega es el partido fuerte del Gobierno con el 30% de los votos. Y ese 10% de Vox también es inferior a las proyecciones que se hacen para las próximas elecciones europeas del 26 de mayo.

Según el European Council on Foreign Relations, la extrema derecha puede llegar al 19% en la Eurocámara –en los grupos ENF y EFDD– cifra a la que habría que añadir otro 9% de partidos ultraconservadores –del grupo ECR–. En total, casi un 30% de la Eurocámara.

Y con un tercio de la Eurocámara, pueden influir en la composición de la próxima Comisión Europea, en los órganos de gobierno del Parlamento y en nombramientos, en la tramitación de directivas en las comisiones de Bruselas... Pero, sobre todo, en el Consejo Europeo, donde se reúnen los gobiernos. Porque hay gobiernos con la extrema derecha incorporada y gobiernos sensibles a las presiones de la extrema derecha en países donde es fuerte.

En España, ese 10% y esos 24 escaños del Congreso de los Diputados, de momento a Vox le dan para hacer ruido, pero ninguna capacidad de incidencia legislativa.

La extrema derecha está presente en 17 parlamentos de Estados miembros de la UE.

Su presencia más significativa es Italia. Allí, el partido fuerte es la Lega, de Matteo Salvini, aliado histórico de Marine Le Pen y célebre en toda Europa por poner la migración en el punto de mira y por ser el primer gobernante italiano en no celebrar el pasado 25 de abril la caída del fascismo. La Lega supera el 30% y se inscribe en el Parlamento Europeo en el grupo de la Europa de las Naciones y la Libertad, ENF. Pero no es el único partido de extrema derecha en Italia, Fratelli d'Italia ronda el 5%.

Junto a Italia, Hungría es el otro paradigma europeo de los gobiernos de derecha radical. En este caso, el partido dominante, Fidesz, es miembro del Partido Popular Europeo, aunque está suspendido por sus veleidades ;liberticidas con la Universidad de Budapest y la persecución de ONG y mendigos. El partido del primer ministro, Viktor Orbán, ronda el 40% de los votos, y aún tiene competencia por su derecha: Jobbik, que logró el 20% de los votos en las últimas elecciones.

En Austria también están en el Gobierno, apoyando al primer ministro popular, Sebastian Kurz. El Partido de la Libertad, FPÖ , ha llegado a situarse en el 27% de los votos, empatado casi con los socialdemócratas en la segunda posición. Las presiones del FPÖ de Heinz-Christian Strache han sido uno de los motivos por los que Kurz se negó a que Austria firmara el Pacto Mundial de la Migración auspiciado por la ONU.

Algo parecido ocurrió en Bélgica: el primer ministro, el liberal Charles Michel, vivió una crisis de Gobierno por la salida de los nacionalistas flamencos, principal partido del país –N-VA– a raíz de la firma del Pacto Mundial de la Migración. La N-VA, principales aliados de los independentistas catalanes en Bélgica, se encuadra en el Parlamento Europeo en el grupo ultraconservador ECR que, precisamente, intenta seducir a Vox.

Alemania, por su pasado nazi, es uno de los países que ha legislado contra los partidos herederos de Adolf Hitler. Y sus principales partidos han preferido apostar por todo tipo de acuerdos siempre que no contaran con la participación de la extrema derecha. Aun así, Alternativa por Alemania (AfD), que nació en 2013, ha logrado entrar en el Parlamento alemán con el 12,6% de los votos.

Francia alberga a otro de los iconos de la extrema derecha europea: Marine Le Pen. Hija del histórico Jean-Marie Le Pen, líder del Front National, Marine Le Pen ha intentado llevar al partido desde el neofascismo al populismo de derechas, rebautizándolo como Reagrupación Nacional. Así, quedó segunda en las últimas presidenciales francesas, pasando a la segunda vuelta gracias a que logró más del 20% de los votos.

El hito ya lo consiguió su padre en 2002, cuando pasó a la segunda vuelta de las presidenciales ante Jacques Chirac.

En Holanda hay otro aliado de Le Pen y Salvini: el Partido de la Libertad, de Geert Wilders, que quedó subcampeón de las legislativas con el 13%, si bien los sondeos le auguraban un resultado mejor. En Eslovenia, ganó las elecciones en junio pasado el Partido Demócrata Esloveno (SDS), con el 24,9% de los votos, pero no encontró aliados para gobernar. Y en Dinamarca, el Partido Popular Danés (DF) es segunda fuerza, con un 21% de los votos en las elecciones de 2015.

El Gobierno polaco es otro de los referentes ultraconservadores europeos. Ley y Justicia no se engloba en ENF, sino en el grupo de conservadores del Parlamento Europeo, ECR, y ha recibido recientemente la visita de Salvini y de Santiago Abascal. Un eurodiputado de Ley y Justicia fue quien ejerció de anfitrión del acto de Vox en el Parlamento Europeo a principios de marzo. El PiS ronda el 40% de los votos en Polonia, y tiene una investigación abierta de la Comisión Europea por su escaso respeto a la independencia judicial. Y aún tiene competencia por la derecha: Kikuz'15, que en las últimas elecciones legislativas alcanzó el 8,8 % de los votos.

En Reino Unido, por cómo es el sistema electoral nacional –con distritos electorales en los que el escaño va para el más votado–,se ha hecho difícil la presencia de la extrema derecha en el Parlamento de Westminster. Pero no en los comicios europeos, donde UKIP y el nuevo partido pro Brexit de Farage pueden acumular una cuarta parte de los votos el 23 de mayo próximo.

En Grecia, donde se vivió una dura dictadura militar –1967-1974–, Amanecer Dorado, con dirigentes investigados por asociación criminal, llegó a convertirse en tercera fuerza del Parlamento griego en 2015 con el 7% de los votos.

La ola de la extrema derecha ha llegado a España. Entró por Andalucía y ya está en el Congreso de los Diputados, con más del 10% de los votos y los 24 escaños de Vox. Sin embargo, dentro de esa normalización en el contexto europeo, a España aún no ha llegado la marea que sí se vive en países como Italia, Hungría, Francia o Finlandia, donde hace apenas dos semanas los socialdemócratas se impusieron con el 17,7% de los votos frente a la extrema derecha de los Verdaderos Finlandeses (VF), con dos décimas menos.

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