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La foto con Puigdemont anticipa un acuerdo inminente entre Junts y el PSOE a la espera de ERC

Santos Cerdán y Carles Puigdemont se reúnen en Bruselas.

José Enrique Monrosi / Arturo Puente

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Era uno de los pasos apalabrados desde hace semanas. La foto de este lunes del expresident catalán, Carles Puigdemont, junto a uno de los principales dirigentes del PSOE, el secretario de organización y número 3 del partido, Santos Cerdán, fue una de las exigencias planteadas en su día por los independentistas catalanes. Una demanda cargada de un gran simbolismo para Junts y de un enorme riesgo para los socialistas, que por eso exigieron aplazarla hasta el final de las negociaciones.

La imagen tomada la tarde del lunes en el parlamento europeo por los equipos de Puigdemont y Cerdán supone la legitimación y el reconocimiento público expreso como interlocutor político del hombre que declaró la independencia de Catalunya en 2017 y luego huyó de España. Un paso que el PSOE no estaba dispuesto a afrontar hasta tener las garantías suficientes respecto al apoyo de Junts a la investidura de Pedro Sánchez.

Todas las partes implicadas en la negociación interpretan, por tanto, que el hecho de que se haya producido ya esa foto significa que entre los socialistas y los de Puigdemont ya está todo prácticamente cerrado, principalmente en lo que a la ley de amnistía se refiere. “Lo más importante está hecho, esa foto quiere decir que no hay vuelta atrás”, señalan fuentes al corriente de las conversaciones.

En un comunicado pactado por el PSOE y Junts y redactado exactamente en los mismos términos, ambas formaciones destacaron tras la distribución de la foto que “este encuentro presencial se enmarca en las conversaciones que mantienen ambos partidos para las condiciones de una eventual investidura y reelección del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Todos han coincidido en destacar el buen ambiente del encuentro y han constatado que dichas negociaciones avanzan en la buena dirección. Por ello, se han emplazado a seguir hablando en los próximos días”.

En realidad, los avances definitivos se produjeron hace ya algunos días. Por eso, el propio presidente en funciones y candidato a la investidura dio el pasado sábado otro paso sin retorno que se había reservado para cuando la fumata blanca fuera inminente: la defensa cerrada de la amnistía a todos los implicados en el procés ante el comité federal de su partido.

Aunque, por el momento, tanto en el PSOE como en Junts de manera oficial aún remiten a “los últimos flecos” del acuerdo, las personas implicadas en las conversaciones coinciden en que éste puede ser oficializado en cuestión de días. Y en que, a partir de ese momento, la pelota quedaría solamente en el tejado de ERC, con quien el pacto, por ahora, no está tan avanzado.

“Es un gesto importante de reconocimiento del president Puigdemont como interlocutor”. Así resumen fuentes de Junts el encuentro de este lunes, del que además destacan la asistencia no solo del secretario de organización del PSOE sino también de Iratxe García, jefa del grupo socialista en el Parlamento Europeo. Dos dirigentes de primera línea que han acabado por obrar el desagravio a Puigdemont. Para Junts, una foto trascendental que lleva meses esperando. 

A la espera de ERC

Pese a la discreción con la que han afrontado todas las conversaciones, en la formación de Puigdemont no ocultan que esa imagen marca la recta final. “No está cerrado”, insisten en la cautela, al tiempo que admiten que tanto la presencia de Cerdán como el hecho de que el encuentro se concretase en el despacho del eurodiputado, una estancia presidida por un cuadro de una de las urnas utilizadas en el referéndum del 1 de octubre, implican la certeza de que, más allá de los flecos, dos formaciones que hace tres meses apenas tenían interlocución ahora han logrado el entendimiento.

Dado el actual escenario, en la formación de Puigdemont ya ni siquiera niegan la posibilidad de celebrar una investidura la semana que viene, según el calendario que el PSOE comienza a esgrimir. Pero, aunque el acuerdo con Junts llegara de forma inminente, la investidura de Sánchez seguiría requiriendo los votos de ERC, que por el momento no están asegurados.

Los republicanos, de hecho, han lanzado este lunes un mensaje con el que dan a entender que por mucho que el acuerdo del PSOE con Junts estuviese a punto, la negociación con ERC requiere aún de tiempo. “Se han intensificado las negociaciones pero seguimos lejos de un acuerdo”, aseguró la portavoz, Raquel Sans.

En ERC continúan centrados en obtener mejoras en dos carpetas principales: la financiación de la Generalitat y el traspaso de Rodalies, además del mantenimiento de la mesa de negociación bilateral entre gobiernos, algo que ya se da por seguro. La semana pasada el partido puso el acento en la cuestión económica y señaló directamente a la ministra María Jesús Montero como responsable del bloqueo de las conversaciones.

Formalmente en el PSOE extreman la prudencia respecto a la negociación con ERC para evitar tensiones y sobresaltos de última hora. Creen los socialistas que, por mucho que detrás de la estrategia de los republicanos se esconda el intento de escenificar un protagonismo político que en esta ocasión han visto diluido en favor de Junts, su postura podría hacer que el pleno de investidura se fuera más allá de la semana que viene, la fecha preferida por Pedro Sánchez.

Esta misma semana, de hecho, hay convocada una Junta de Portavoces en el Congreso para el próximo viernes día 3 de noviembre. Los viernes no suelen ser días habituales de convocatoria de reuniones de la Junta, un órgano que se encarga principalmente de la ordenación de los plenos a celebrar en la Cámara Baja. Varios diputados de distintos grupos parlamentarios coinciden en concluir que esa Junta de Portavoces solo puede tener por objeto la convocatoria de un pleno de investidura, teniendo en cuenta que el Congreso se encuentra actualmente sin apenas actividad parlamentaria por la situación del Gobierno en funciones y del proceso de la propia investidura. La fecha final, aún no cerrada, dependerá en última instancia de lo que tarde en oficializarse el acuerdo con Junts y, sobre todo, en cerrarse formalmente el pacto con ERC.

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