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Inés Sabanés: “Nos presentamos en Barcelona porque no puedes ir a unas generales sin una idea para Catalunya”

Inés Sabanés, concejala de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid y candidata por Más País-Equo al Congreso

Fátima Caballero

Inés Sabanés (Cubells, Lleida, 1953) aspira a regresar al Congreso de los Diputados veinte años después. Sabanés fue una de las diputadas de Izquierda Unida en la VI legislatura (1996-1999), cuando el partido entonces liderado por Julio Anguita consiguió su mejor representación en la Cámara Baja: 21 escaños. Ahora, la que fuera una de las caras más visibles del Gobierno de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid (2015-2019), la concejala que impulsó la medida que restringía por primera vez el tráfico en el centro de la capital, Madrid Central, concurre a las elecciones generales en las listas de Más País, el partido de Íñigo Errejón, que debuta en la política nacional el 10N.

Sabanés ocupa la posición número tres de la candidatura por Madrid en representación de Equo. La ahora concejala de Más Madrid reconoce abiertamente que el objetivo es formar grupo parlamentario y tener presencia, recursos y mayor influencia. Aunque las encuestas los primeros días apuntaban a que podrían lograrlo, los últimos sondeos no son tan optimistas. La formación ha atravesado su primera crisis interna marcada por dos episodios: el abandono de una de sus caras más visibles con duras críticas a la dirección, Clara Serra, y la dimisión de un concejal en el Ayuntamiento de la capital Pablo Soto tras una acusación de acoso.

Sobre las críticas a que Más País se presente en la provincia de Barcelona confrontando con Ada Colau, Sabanés defiende que el partido debe “expresar su idea de país para Catalunya” y ser parte de la solución.

¿Cuáles son las expectativas de Más País para estas elecciones generales?

Tener un número suficiente de diputados y diputadas para tener grupo propio. Esas son las expectativas de partida y de ahí para arriba. Teniendo grupo propio eres más visible y se puede hacer mejor la tarea. Favorece las alianzas, el diálogo. Y se tiene además más presencia y capacidad administrativa.

Si consigue el escaño, volverá al Congreso de los Diputados 20 años después, ¿ha cambiado la política nacional con respecto a su anterior etapa?

Mi primera etapa que duró del año 1996 al 1999 fue muy intensa y la verdad es que aprendí muchísimo. Era un grupo de 21 diputados de Izquierda Unida a los que tengo un enorme respeto, a ellos y al trabajo que hicimos en aquella época. Sustancialmente, por lo que veo desde fuera, en lo esencial no ha cambiado demasiado debido a que no hemos evolucionado demasiado ni en cambios electorales ni en los grandes bloques institucionales.

La manera en que Más País ha saltado a la esfera política nacional, de una forma un poco apresurada por los plazos, sin programa terminado y con unos problemas para elaborar incluso las listas... ¿Da la razón a los que dicen que se han podido precipitar?

No. Cuando eres una fuerza importante en la Comunidad de Madrid, lo has sido en el en el Ayuntamiento de la capital porque has gobernado y lo estás siendo en otros ayuntamientos, no se puede decir que nos hemos precipitado porque llevamos tiempo trabajando en cuestiones esenciales de financiación autonómica, de políticas de vivienda.... En mi caso, por ejemplo, es imposible que no tenga en mi cabeza un marco legal de movilidad sostenible o de financiación del transporte. Es imposible con toda nuestra trayectoria que alguien piense que es muy precipitado aunque estemos ultimado el programa. Sabemos lo que queremos como proyecto de país y cuáles son las prioridades. Hemos empezado en lo local y sabemos cuáles son las grandes problemas que hoy afectan a la gente. Tenemos suficiente experiencia de trabajo y una reflexión hecha para tener un proyecto solvente.

Pero han tenido problemas para poder elaborar las listas.

Sí, es indudable que los plazos cortos no son el mejor escenario para hacer con calma todo el proceso de listas. Aún así, se ha hecho un trabajo de ratificación. Se ha hecho un trabajo importante, diría que más allá de lo que hacen algunos otros partidos.

Pero esa ratificación de la lista ha terminado con los procesos de primarias abiertas y proporcionales. ¿Justifican las prisas este enorme cambio que se vendió como una bandera de los partidos del cambio?

No es un problema de prisas. Todos los partidos han ido ensayando, incorporando, buscando fórmulas que al final conecten a su electorado con el modelo de elección que haces y que no esté tan dependiente solo de los procesos internos de cada fuerza política que tiene un número X de militantes, pero luego un número mucho más amplio de votantes. Creo que se ha trabajado en esa dirección. Unas primarias abiertas serían el siguiente paso, que también hay que pensar muy bien antes de cerrarlo.

Esta semana ha sido una de las más difíciles para Más País por varios motivos. Uno de ellos, la dimisión de Clara Serra, uno de los referentes feministas del partido. Serra abandonaba la formación con fuertes críticas a la organización, entre ellas que es una formación sin una organización clara y sin contrapesos. ¿Lo comparte?

No, creo que no. A mí no me preocupan los desencuentros, sino saber gestionarlos bien, sabiendo que a la larga, este proceso de cambio será más abierto, para que tengan más papel los votantes, en el que haya menos peso de los aparatos. Lo estamos construyendo. Aspiramos a que los desencuentros sean una parte del proceso pero que después haya una recomposición.

¿Con Serra?

Con Serra y con más gente.

Las críticas de Serra apuntan directamente a lo que es la organización, sin contrapesos y en la que solo se priman los hiperliderazgos.

Sin duda en toda construcción hay que evaluar, hay que corregir y hay que matizar cosas, pero creo que es una definición demasiado sencilla para la complejidad de tomar todas estas decisiones y que la cosa funcione, que sea estable.

Serra cuestionaba también la candidatura en Barcelona, que se enfrentará a Ada Colau. ¿Cuál es el objetivo de Más País presentándose en Barcelona?

Es difícil presentarse a unas elecciones de carácter general y nacional si no puedes expresar tu idea de país para Catalunya ni ofrecerte para ser parte de la solución a través de un diálogo. Y luego está la ley electoral, que aunque es muy mala, es mucho menos mala en aquellos lugares donde las circunscripciones son grandes, tienen un nivel alto de población y por tanto hay un número alto de diputados. Ahí la ley D'hont es casi proporcional, como en Madrid. Aunque no digo que no pueda producir un cierto efecto.

Con Clara Serra se va el referente feminista del partido.

Clara seguirá siendo un referente para mucha gente y ha sido una magnífica diputada. Esa discrepancia por la que abandona en un tema de orden organizativo, es importante introducirla en el debate. No considero la ruptura hasta el adiós.

Otra de las crisis de esta semana ha sido la dimisión de su compañero en el Ayuntamiento de Madrid, Pablo Soto. ¿Cuál es el protocolo que se ha seguido desde su grupo municipal?

Se ha seguido el protocolo que siguen organizaciones políticas y también judiciales. Primero diferenciar siempre quién es la víctima y quién es el objeto a proteger. Con todo ello se hizo un informe independiente, autónomo y exigente. No hay excusas, con independencia de los temas de reflexión personal. Se comprobaron todos los elementos y determinamos si en base a las exigencias de las normas y leyes de lucha contra la violencia de género, se daban las condiciones en las que se debía asumir la responsabilidad.

¿El proceso cumple con todas las garantías?

En mi criterio, sí. Pero sobre todo, por difícil que nos pueda parecer, hay que tomar mucha distancia y poner la atención en la persona que sufre.

En este caso no hay una denuncia judicial, de momento contra Soto. ¿Cómo se conjuga la presunción de inocencia, la protección de una víctima que acude a los canales internos, y la ejemplaridad en un asunto que es una de las banderas de partida?

Pues actuando, dando credibilidad a la víctima y comprobando. Con un informe externo y especializado. La presunción de inocencia siempre pienso que es algo que es del orden penal, pero en el orden político hay seguramente otro baremo que como partido tenemos que cumplir.

Este viernes presentaron el programa verde del partido. Proponen entre otras muchas medidas, una jornada laboral de cuatro días y aseguran que esto producirá mejoras medioambientales, ¿en qué sentido?el programa verde del partido

Como redistribución del tiempo, pensando también en los cuidados, se producen menos desplazamientos, menos estrés y mejora la movilidad. Hay mejoras desde hábitos de movilidad, pero también para los hábitos de alimentación. Y se ha planteado en un horizonte de transformación, de cambios tecnológicos que generarán modos absolutamente distintos de trabajar. Hay que redistribuir los objetivos con relación a las jornadas en un mundo avanzado donde hay mucha más eficacia en la producción.

Otra de las medidas es rebajar la edad de voto a los 16 años. ¿Cuál es el objetivo?

Es una cuestión que se lleva barajando mucho tiempo. No puedes tener una asimetría tan grande entre la responsabilidad en lo laboral y en lo penal que no se corresponda con los derechos políticos.

Pero alguien puede pensar que esa reivindicación es oportunista porque ustedes podrían verse beneficiados de ese voto joven, que es más ecologista.

Los jóvenes de forma autónoma han dado un toque de atención a todos los partidos, a todos los medios, a la hora de enfocar la emergencia climática como una acción emergente. Medir eso estrictamente en términos de qué pasaría en un momento electoral o no, es precipitado, por no decir imposible. Pensarlo en términos de rentabilidad electoral no tiene sentido. Lo que sí que me parece muy importante es que con el apoyo a Más País o con el apoyo a los verdes europeos o con el apoyo a formaciones de similares características, la gente más joven está diciendo que hay un tema que es el derecho al futuro que tenemos que contemplar.

Otra de las de las medidas que proponen es impulsar una Ley de cambio climático y transición energética y detallan objetivos concretos de reducción más exigentes de los que ahora se han planteado desde el Gobierno.

Fue en 2009 cuando se lanzaron los primeros avisos de que la contaminación de Madrid era un problema. Han pasado diez años y no está resuelto. Acaban siendo procesos demasiado largos para la emergencia que tenemos sobre la mesa y por tanto, hay que aligerar. Llevamos hablando del tema e incumpliendo normativas muchísimos años. La mitigación y la adaptación al cambio climático es ya una realidad. No se puede seguir consumiendo recursos y tirando y no reutilizando, por ejemplo. Ahí hay una tarea que hacer para que el cambio se haga desde la justicia social. Y hay margen desde los sectores de reconversión industrial, del transporte, con una buena inversión, para favorecer la renovación de flotas o los sistemas en el caso de energía de autoconsumo cooperativo.

En el análisis que hace Más país Equo de la emergencia climática, ¿hay tiempo para revertir la situación?

Si seguimos pensando en moratorias y nunca encontramos el momento, desde luego no. Hay que actuar con más intensidad. Nosotros planteamos una ley de financiación de transporte público. Tenemos que reservar espacios e inversiones para un transporte público que sea mucho más eficaz y sostenible. El tiempo, y lo advierte Naciones Unidas, se está acabando. Los fenómenos que ya se producen son claros indicadores de que se acaba el tiempo.

¿Cree que no se ha actuado en este tipo de políticas porque tenían poca rentabilidad electoral?

Sí, y eso está cambiando. Siempre he explicado que hay procesos de transformación, de transición ecológica, de transición energética, que es obvio que no se corresponden con los periodos electorales. Entonces más nos vale hacer un acuerdo de país, en mi caso yo lo pedí de ciudad, en Madrid, para tener las medidas a corto y medio plazo en marcha cuanto antes. Debe haber un acuerdo global para que las medidas no sean objeto de una absoluta manipulación por criterios partidistas que lo que hacen es retroceder una conciencia colectiva. La lección a aprender es que los periodos electorales son demasiado cortos y no se pueden parar estrategias porque llegan las elecciones en función de lo que convenga a los partidos.

¿Se dan esas condiciones para un gran acuerdo en España, teniendo en cuenta la enorme fragmentación de partidos?

Con todos los partidos, no; pero con una mayoría, sí. El negacionismo siempre va a existir y las posiciones absolutamente atropelladas con una metodología que no se basa en el rigor, van a seguir existiendo. Pero si somos capaces de tener diagnósticos independientes y confiamos en los científicos y en los expertos, es la hoja de ruta que tiene que llevar a ese acuerdo de país. Nuestro país tiene un componente de oportunidad para reformar el modelo económico productivo, para hallar nuevos yacimientos de empleo, para una mayor cualificación, una mayor investigación.

¿Puede especificar más a qué oportunidades laborales se refiere?

Un ejemplo: la rehabilitación de viviendas para adaptarlas a criterios de eficiencia energética es una nueva modalidad, nuevas oportunidades de empleo, tanto tecnológicos (placas, infraestructuras...), como en producción y en los servicios. El tratamiento para ir a un modelo de mayor reutilización en residuos urbanos y toda la parte más de infraestructura verde, bosques urbanos que mitiguen el cambio climático... También tanto en la producción vegetal como en la arquitectura bio-sostenible. Para todo eso se necesitan especialistas.

Otra de las medidas que plantean es limitar los vuelos nacionales. ¿Cómo se conjuga con los lobbys económicos?

Hay que explicar que la economía y la ecología no están reñidas. Desde la corresponsabilidad, los grandes lobbys tienen que entender que una transición de estas características genera especialización, genera cambios y genera oportunidades. Y hay que plantearse los beneficios de forma más sostenible también.

El nuevo gobierno municipal de Madrid aprobó hace una semana su plan para cambatir la contaminación. Ustedes han criticado duramente esas medidas. ¿Qué es lo que peor?

Los niveles de contaminación en Madrid Central se habían contenido mucho, pero con su flexibilidad, con su acción, con su mensaje confuso y absolutamente distorsionado, han generado que lo que habíamos ganado en concienciación, se haya perdido e ido para atrás y ahora los niveles de contaminación son peores. Tienen la hipoteca de haber sido absolutamente demagogos mientras estaban en la oposición.

¿Pero cuál cree que es la medida de esa nueva configuración de Madrid Central?

Lo fundamental es que con un envoltorio de medidas que ya se estaban tomando, se estaban haciendo y a las que no les ha dado la gana de darle el criterio metodológico riguroso de evaluación, que lo tienen, han hecho como una especie de envoltorio para al final dejar entrar a los vehículos de etiqueta C en el centro y eso es tanto como cargarse Madrid Central.

Esta semana ha salido a defender el carril bici para la Castellana. ¿Por qué no lo hizo durante su etapa en el gobierno?

Lo planificamos, revisamos el plan director ciclista, pero tuvimos mucha oposición y mucha confrontación. Reconozco que es uno de los temas, lo he hablado con el exconcejal José Manuel Calvo, que seguramente podíamos haber hecho. Podíamos haber actuado con más rapidez, pero la verdad es que en cuatro años, todos los cambios que hay que hacer a veces no se pueden. Empezamos con el Plan de Calidad de Aire, la reforma de Gran Vía...

Puede acabar haciéndose ahora porque encima lo impulse Vox, ¿lo apoyarán si surge del partido de extrema derecha?

Por supuesto.

Usted que viene del movimiento ecologista, ¿entiende las críticas de colectivos como Ecologistas en Acción a la Operación Chamartín?

En primer lugar, nosotros recibimos un proyecto que tenía unas condiciones que no dependían solo del Ayuntamiento de Madrid. Los terrenos son del Estado, y también dependía de la Comunidad. Había que rematar esa zona e hicimos muchas correcciones a la Operación Chamartín que nos encontramos. Tiene muchos elementos para que cuando se vaya desarrollando favorezcan los espacios públicos y los espacios reservados para el transporte público y que ahora tienen que preservarse.

¿Existe el riesgo de que desaparezca Equo?

Creo que no. Si lo miras a corto plazo, lo he dicho antes con el tema de Clara, estos espacios distintos agrupados de una forma mucho más abierta y con la participación real de la gente, tenderán a la colaboración y no a la confrontación.

Pero hubo muchas dimisiones y también vemos que se va a concurrir de manera diferente según comunidades autónomas.

Los acuerdos de la Comunidad y de los ayuntamientos se respetan. Mayoritariamente la gente ha votado concurrir con Más País y es lo que mayoritariamente se está haciendo en Equo. Otra gente ha preferido, no por votación sino por decisión, concurrir con Unidas Podemos, que son cosas diferentes. No obstante la experiencia y el tiempo quizá me hacen mirar con cierta distancia que todas estas turbulencias a lo larga tenderá a recomponerse.

Usted fue muy criticada por haber ejercido de portavoz en la asamblea en la que se decidió que Más Madrid concurriría a las generales, sin que estuviera aún claro con quien debía aliarse Equo.

No quiero entrar mucho en este tema, pero yo llevo ejerciendo como persona de Equo en las confluencias desde hace mucho tiempo. Yo he hablado también como Ahora Madrid por ejemplo y en aquel momento en Madrid ya había una disposición a caminar en esa dirección.

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