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Partidos pequeños y nuevos buscan contrarreloj 15.000 firmas para presentarse a las europeas

El Partido Animalista recoge firmas en la plaza de Callao de Madrid

Aitor Riveiro

La recta final de la carrera hacia las elecciones europeas está llena de obstáculos para los pequeños partidos o las nuevas formaciones. En concreto, 15.000 obstáculos en forma de firmas que deben recoger en apenas 20 días para concurrir a los comicios del próximo mes de mayo. El sprint ha llenado las calles y plazas más concurridas de las ciudades de stands y voluntarios que, carpeta en mano, buscan la colaboración de los viandantes para no quedar fuera de las elecciones por una mera traba burocrática.

“La norma favorece a los partidos ya constituidos y con representación. El sistema podría ser mucho más simple y favorecer la participación”, asegura un portavoz del partido Podemos, Jesús Gil Molina, que ha movilizado a sus círculos para lograr las firmas necesarias antes de que concluya el plazo el 21 de abril. Sin embargo, las festividades de la Semana Santa hacen casi inviable recopilar y enviar los apoyos más allá del martes 15.

Gil Molina denuncia que el número de firmas a conseguir es restrictivo, “pero sobre todo porque el plazo es muy corto y el formato muy determinado”. La web de la Junta Electoral Central recoge la procelosa documentación que el reglamento exige.

La recogida de firmas es de obligado cumplimiento para todos los partidos pero ofrece una alternativa: el aval de 50 cargos públicos en activo.

“Sería cachondo ver cómo lo harían PP y PSOE. Mucha gente no les daría su apoyo”, bromea la portavoz del Partido X y número dos de su lista para Estrasburgo, Simona Levi. La Red Ciudadana también ha puesto en marcha todos sus “nodos” para lograr el objetivo de las 15.000 firmas. “La gente se está organizando por su cuenta y nos están llegando firmas desde todas partes”, asegura Levi.

No solo las nuevas formaciones tienen problemas. El Partido Animalista (Pacma) cuenta con una larga trayectoria de participaciones electorales y, aunque nunca ha conseguido representación, en las últimas generales logró 101.557 votos. Fue, tras Equo, el segundo partido con más apoyo que se quedaba fuera del Parlamento. En la misma convocatoria recibieron 371.433 votos al Senado.

“Nosotros intentamos convertir una traba en una oportunidad”, asegura la presidenta del Pacma, Silvia Barquero. “Salimos a la calle para darnos a conocer porque luego, durante la campaña propiamente dicha, los medios nos ocultan”. El Partido Animalista aspira a doblar al menos la cantidad de firmas necesarias. Pese a ello, critican con dureza la normativa. “Nos parece inconstitucional”, subraya Barquero. “La explicación oficial es que se ahorra dinero en el proceso electoral, pero eso es la democracia: poder votar a la candidatura que tú quieras. Pero no jugamos en igualdad de condiciones”.

También se ha lanzado a la caza de la firma la Confederación Pirata, que aúna a todos los partidos de esta ideología. Ya en 2012 se sometieron a esta prueba para las autonómicas catalanas: el objetivo eran 6.000 firmas y lograron 9.000. “Usamos todos los canales a nuestro alcance”, asegura Darío Castañé. “Nos organizamos para ir a la calle, a las universidades y a eventos que reúnan a mucha gente. Además pedimos ayuda a nuestros simpatizantes para que se descarguen los formularios y recopilen firmas”.

Otros partidos han optado por la opción de buscar el aval de cargos públicos. Es el caso de la coalición conformada por Compromís, Equo y Chunta Aragonesista. Los ecologistas no cuentan con representación, pero tanto los valencianos como los aragoneses sí, lo que les facilita el trabajo.

La misma ruta ha elegido Iniciativa Feminista, un partido nacido en 2009 a rebufo de las formaciones nórdicas con las que comparte ideario. Su vicepresidenta y candidata al Parlamento Europeo, Juana María Santana, se queja del trato desigual, “cuando tienes escaños y estás dentro del juego” sobre “los que queremos entrar”.

De traba a oportunidad

La Iniciativa Feminista logró en 2009 los avales de cargos públicos para presentarse, por lo que han optado por las misma opción. Santana denuncia una doble contradicción. Por un lado, dice, “tienes que buscar el aval de alguien que va a ser tu rival en el proceso”. Además, recuerda, si una persona firma o avala dos o más veces, su apoyo se anula. “¿Es culpa mía que firme dos veces? ¿Cómo puedo saberlo?”. En el caso de los avales de cargos públicos, estos deben ir acompañados de un documento del secretario de la institución que garantice la procedencia de la firma. “Sin embargo, si el aval está duplicado se penaliza al partido, no a quien avala o a quien da fe”, lamenta la candidata.

“Es una traba para que te aburras y desistas”, lamenta Santana: “Te lo ponen difícil hasta para llegar a la línea de salida”. “Es una traba innecesaria y burocrática para algo que tendría que ser sencillo”, apuntan desde Podemos. “En las europeas son 15.000, pero para las generales serán el doble”, recuerdan en Pacma.

La mayoría sostiene que lo mejor es convertirlo en una oportunidad. “Es un reto más que un problema; una manera de hacer difusión”, señala el portavoz de la Confederación Pirata. “Nosotros optaríamos por eliminar la norma, pero de momento no tenemos otra opción”, reconoce.

“Hay un espíritu de arremangarse y cambiar las cosas. Alrededor de los puestos para recoger firmas se crean corrillos de conversaciones. Al final, es interesante estar en la calle: sirve de amplificador”.



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