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Pedro Sánchez da rienda suelta a Óscar Puente: el PSOE recupera a su látigo

El portavoz de la Ejecutiva del PSOE y alcalde de Valladolid, Óscar Puente.

Irene Castro

Alcalde, tuitero y portavoz ausente. Pedro Sánchez recupera a Óscar Puente (Valladolid, 1968) como látigo del partido, un papel que ya ocuparon en otras épocas dirigentes históricos como Alfonso Guerra, José Blanco en los primeros años del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, o más tarde Antonio Hernando. Ese papel de 'poli malo' ya lo protagonizó el propio Puente, pero de puertas para adentro: contra los susanistas en la batalla por el liderazgo del PSOE de hace tres años.

El regidor vallisoletano pisa de nuevo el acelerador a semanas de que el PSOE vuelva a medirse en las urnas. Los principales receptores de sus dardos son Unidas Podemos y Ciudadanos. Los primeros, a quienes acusa de arrogarse la defensa de la izquierda y de bloquear de nuevo un Gobierno progresista, y a los segundos, a quienes los socialistas aspiran a dejar KO en la repetición electoral.

Puente ha vuelto a la primera línea con la complacencia de Sánchez tras meses de perfil bajo: se la jugaba en las elecciones municipales en un feudo conservador. Esa es la principal razón que esgrime para justificar su incomparecencia como portavoz de la Ejecutiva (solo ha protagonizado seis ruedas de prensa en Ferraz desde que fue designado el verano de 2017). Lo cierto es que sus salidas de tono también activaban las alarmas en algunos despachos de Ferraz.

El dirigente socialista presume de no morderse la lengua. Dice lo que piensa con o sin micrófonos delante. Puente ha protagonizado varias polémicas dentro y fuera del PSOE, que le han costado enemigos internos y duras críticas de los contrincantes. Muy sonado de puertas para dentro fue la acusación a los susanistas de tener el “culo en pompa hacia la derecha”. Fue durante un debate en la Cadena SER.

El escándalo fue mayúsculo en un PSOE que atravesaba una de las peores crisis de su historia y que se había abstenido para dejar gobernar a Mariano Rajoy dejando caer entre medias a Sánchez. El presidente de la gestora, Javier Fernández, jamás se lo perdonará. Sin embargo, Puente recientemente felicitó a Ignacio Urquizu, que fue el receptor de aquel exabrupto, cuando fue elegido alcalde de Alcañiz y tiene una buena relación con Juan Segovia, que era otro de los representantes de Díaz en esos debates de las primarias en las que él representaba a Sánchez. Aunque no suele arrepentirse de lo que dice, tras la pelea interna borró más de 50.000 tuits.

Fue en esa guerra en la que estrechó su relación con el hoy presidente en funciones. Puente le animó tras las europeas de 2014 a dar un paso al frente y presentarse para liderar el PSOE, pero entonces no formaba parte de su entorno más cercano. Tras la defenestración de Sánchez en el Comité Federal el 1 de octubre de 2016, se convirtió en uno de sus apoyos incondicionales y, con un partido roto, el vencedor de la contienda le otorgó la portavocía. Fue un símbolo más de la venganza.

Ya como portavoz, al alcalde no le tembló el pulso a la hora de señalar a exministros socialistas –Valeriano Gómez o Francisco Caamaño, entre otros– como miembros activos del 'lobby' contra la remunicipalización del agua, que es una de las banderas de su gestión al frente del consistorio pucelano.

Ahora Sánchez vuelve a dar rienda suelta a Puente, que en las últimas semanas ha concedido entrevistas y ha incrementado su actividad en Twitter con un objetivo claro: cargar contra los adversarios del PSOE. Unidas Podemos está especialmente en su foco: “A Podemos sólo le queda el círculo del jacuzzi de Iglesias”, dijo en una entrevista en el HuffPost–. También Ciudadanos y los independentistas. De hecho, fue uno de los dirigentes socialistas partidario de ir a elecciones antes de que la gobernabilidad dependiera de ERC.

Una de las contradicciones que le han echado en cara es su beligerancia contra los de Iglesias tras haber compartido el gobierno municipal con la marca blanca de Podemos en la anterior legislatura. De hecho, para las últimas elecciones locales fichó a la que había sido portavoz de Sí Se Puede en su lista. Esta vez Podemos se ha quedado sin representación y Puente gobierna de nuevo junto a Valladolid Toma la Palabra. Siempre ha justificado la coalición (frente a sus reticencias a una a nivel nacional) en que sus socios han sido confiables, un requisito que no cree que cumpla Iglesias.

Sin pelos en la lengua contra los medios

En esta nueva etapa ha protagonizado ya varias polémicas. Uno de los grandes revuelos se produjo cuando publicó una foto de Pablo Iglesias y Albert Rivera charlando en la cafetería del Congreso tras ver al rey en el marco de la ronda de consultas que certificó el fracaso de la legislatura y la repetición electoral.

Le acusaron de difundir una imagen en un sitio en el que el fair play parlamentario prohíbe hacer fotos. Lo cierto es que la instantánea ya la había publicado una diputada socialista, que posteriormente la borró. Puente se llevó un enorme rapapolvo, pero en ningún momento se retractó. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, se vio obligada a hacer una llamada de atención en el Pleno y recordar que en ciertos espacios del edificio debe primar la discreción.

Puente tampoco se corta en criticar a los periodistas y medios de comunicación. En esa misma polémica, acusó a La Sexta de manipular la información por decir que él había fotografiado a Iglesias y Rivera hablando. “Hay manipuladores de cuarta. Y luego están estos. Yo no he hecho ninguna foto. Ni siquiera soy diputado. Asco y vergüenza”, expresó en Twitter.

Recientemente también ha tenido fuertes discusiones con periodistas como Javier Gallego, a quien acusó de ser de Podemos, y Antonio Maestre, a quien criticó por una opinión sobre la detención de los CDR en Catalunya.

Un pasado como abogado y actor

A pesar del perfil nacional que adquirió al ser nombrado portavoz, Puente asegura que su futuro está en Valladolid. “Ser alcalde de Valladolid es más importante que ser ministro”, dijo en tono de broma a los periodistas el pasado 28 de septiembre, al salir de la reunión del Comité Federal del PSOE. Quienes le conocen desde hace años en el partido constatan que esa ha sido su principal ambición: “En su trayectoria larguísima como militante siempre ha estado peleando por ser alcalde, siempre en el ámbito local”, dice un dirigente de Castilla y León.

Y, efectivamente, así ha sido: ya en 2001 se presentó a unas primarias contra el portavoz municipal para ser el candidato, pero perdió por doce votos. En 2007, fue el número dos en la lista que encabezó Soraya Rodríguez –hoy en Ciudadanos–, que ha sido su gran enemiga. Fue concejal de la oposición desde entonces hasta 2015, cuando se hizo con el bastón de mando de la ciudad.

Hasta entonces, compatibilizó su acta de edil con un despacho de abogados que montó en Valladolid de finales de los 90. Su carrera en la abogacía la empezó en un bufete en Madrid al tiempo que recorría varias ciudades, entre ellas París, como actor. Una época de la que Puente habla con cierta nostalgia. La última obra que representó fue Egmont –un monólogo con texto de Goethe junto a la orquesta sinfónica– hace 32 años. “Desde entonces no me he vuelto a subir a un escenario”. Salvo para los mítines.

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