Las bases de Podemos en Andalucía respaldaron con un 96,44% la entrada en el Gobierno contra el criterio de Teresa Rodríguez

“Andalucía necesita que Pablo Iglesias sea el presidente del Gobierno. ¡El presidente!”. La frase la pronunció la coordinadora de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, durante la reciente campaña electoral. Una sentencia que escondía algo más que un apoyo expreso al candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, con quien nunca ha tenido la mejor de las relaciones. La repetición de la palabra “presidente” ocultaba una idea que Rodríguez ha defendido de forma habitual y que en 2015 llevó a la práctica cuando tuvo la oportunidad: no compartir Gobierno con el PSOE si Podemos está en minoría.

La situación que temía y rechaza Rodríguez, y como ella el sector de Anticapitalistas, se ha producido. Pedro Sánchez ganó las elecciones y apenas 24 horas después de cerrarse las urnas tenía atado un preacuerdo con Iglesias para un Gobierno de coalición con el secretario general de Podemos como vicepresidente. Iglesias alcanzaba así el objetivo político con el que fundó Podemos: convertir al partido en una fuerza de gobierno. Una meta que le enfrenta con la única persona que encarna hoy en la formación la oposición al secretario general.

Podemos celebró el pasado fin de semana la preceptiva consulta entre los inscritos del partido para recabar su opinión, vinculante, ante la negociación que se está produciendo con el PSOE. Ganó el sí con un abrumador porcentaje: un 96,84% de las 134.760 personas que participaron.

El resultado del referéndum no tenía mucho misterio. Las bases del partido ya se han pronunciado antes (en 2016 y en la primavera de 2019, por ejemplo) sobre esta misma cuestión. Además, lo habitual es que los inscritos revaliden en las urnas la posición que defienden sus dirigentes. En las dos ocasiones mencionadas se impuso el apoyo a la entrada de Podemos en el Gobierno. O el rechazo a apoyar un Ejecutivo en solitario de Sánchez. Y por amplia mayoría en ambas ocasiones.

Pero en esta ocasión, el partido ha ofrecido los resultados de forma desagregada por comunidades autónomas, lo que da una pista de cómo respiran las bases de cada región ante una cuestión que es crucial y que supone la gran diferencia política entre la dirección estatal y Anticapitalistas, la facción más a la izquierda de Podemos.

Los datos evidencian que Madrid, primero, y Andalucía, después, fueron las comunidades que encabezaron el apoyo a la presencia de Iglesias y demás miembros de Unidas Podemos en el Gobierno. En la Comunidad de Madrid participaron 30.271 personas. En Andalucía, 22.426. Les siguen, a más distancia, la Comunitat Valenciana (15.256 inscritos) y Catalunya (14.390).

Los porcentajes de aprobación en todas las regiones son muy similares. Solo en Ceuta baja del 96%. En el caso andaluz, un 96,44% de los inscritos apoyaron el Gobierno de coalición. La media estatal fue del 96,84%.

Los datos del proceso en Andalucía se mirarán con lupa. Teresa Rodríguez ha convocado un proceso asambleario para el primer trimestre de 2020 que debe definir tanto la estrategia política en la comunidad como la estructura orgánica. Sobre la mesa, la apuesta por independizarse de Podemos y constituir Adelante Andalucía como un sujeto propio, al estilo de Catalunya en Comú. Algo a lo que se oponen desde la dirección estatal de Podemos, donde recuerdan que Ada Colau no pertenece ni ha pertenecido nunca a Podemos, a diferencia de Rodríguez, que es la líder del partido en Andalucía desde 2015 y fue elegida eurodiputada en 2014.

Los datos del censo de Podemos desagregados por comunidades no son públicos. Los últimos datos son los de la II Asamblea Ciudadana, celebrada en 2016. Entonces, Teresa Rodríguez se impuso en unas primarias en las que participaron 40.662 inscritos, un 44% del censo de entonces. Y más o menos el doble de los que han votado en el reciente referéndum.

En Andalucía no ven que el resultado de este referéndum sea extrapolable. Preguntados por eldiario.es, desde la dirección apuntan a que “no hay consulta que se convoque por una dirección en los últimos años que no sirva para ratificar la decisión ya tomada” y señalan que la pregunta era única y que no ofrecía más opciones que la apoyada por la dirección estatal, por lo que mucha gente no participó en el proceso al no sentirse representados.