El presidente del Poder Judicial en funciones amenaza con dimitir si fracasa la negociación entre el PSOE y el PP en Bruselas
El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en funciones, el conservador Vicente Guilarte, ha amenazado con dimitir del cargo que ocupa de forma interina desde el pasado verano si fracasa el último intento de renovación entre el PP y el PSOE con la intermediación de la Comisión Europea. “Estaré a la espera de que se produzca ese acuerdo y si no se produce hay personas más cualificadas que yo para ocupar este cargo”, ha afirmado este miércoles en un desayuno informativo organizado por Fórum Europa en el que ha sido presentado por el presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena. También han asistido jueces del Alto Tribunal, vocales del CGPJ y el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, entre otras autoridades.
El actual órgano de gobierno de los jueces se conformó en 2013, cuando Mariano Rajoy gobernaba con mayoría absoluta, y debería haberse renovado a finales de 2018. Pero el pacto para una nueva composición no ha sido posible por los cálculos partidistas del principal partido de la derecha: primero con Pablo Casado y, después, con Alberto Núñez Feijóo. Este bloqueo va camino de perpetuar una década de mayoría conservadora en la institución más importante del tercer poder del Estado.
Tras varios intentos fracasados, el PP y el PSOE tratan ahora de buscar un acuerdo con la mediación del comisario de Justicia, Didier Reynders. El PP, sin embargo, reiteró tras la última reunión celebrada este lunes que su partido exige cambiar el sistema de nombramiento de los vocales del CGPJ para avenirse a desbloquear el órgano. Y eso que tras la primera cita, celebrada a finales de enero, el Ejecutivo comunitario recordó que primero hay que renovar el órgano “e inmediatamente después” cambiar la norma.
Guilarte reclama “soluciones intermedias”
A ambas formaciones, Guilarte les ha reclamado que encuentren “soluciones intermedias” en aras de lograr un pacto a medio plazo. “Tengo plena confianza en un próximo desenlace feliz de esta renovación”, ha aseverado tras verbalizar por primera vez de forma nítida y pública este miércoles que, si este intento fracasa, él se marchará.
“No me gusta ser juguete de algo que no controlo”, ha afirmado Guilarte, que acostumbra a decir que ocupa el cargo de presidente por un “criterio de longevidad”. Él era el vocal de más edad cuando, el pasado julio, su antecesor, también interino, cumplió la edad legal que jubilación, que está fijada a los 72 años para jueces y magistrados.
En los últimos años, asociaciones como Juezas y Jueces para la Democracia han pedido la dimisión en bloque de los vocales como vía para forzar la renovación. Preguntado por este asunto, Guilarte ha considerado que se trata de “una decisión personal” que no está vinculada a una “medida de presión” para la renovación. No obstante, también ha afirmado que, si renuncia, lo hará “discretamente” y que en ningún caso se sentirá como “el capitán que abandona la nave”.
Respecto a la posible salida al bloqueo, Guilarte ha advertido de que sería “peligroso” que de las negociaciones que mantienen ambos partidos saliesen elegidos “diez militantes y otros diez militantes” como integrantes del nuevo órgano. Y que esos vocales elegidos tras un “intercambio de cromos” fueran los encargados de nombrar el centenar de puestos vacantes acumulados por la imposibilidad de realizar nombramientos discrecionales cuando, como ahora, el CGPJ está en funciones.
A este respecto, el presidente interino ha vuelto defender su propuesta de dejar las designaciones de jueces que ahora realiza el CGPJ en manos de los jueces y de un tribunal de juristas. Esto es, lo que se denominado como 'fórmula Guilarte' y que, a su juicio, no significa “recortar competencias” al CGPJ y sí serviría para “mejorar el sistema”.
Como viene haciendo en sus últimas intervenciones, Guilarte ha afirmado que “nunca” creyó que fuese “tan necesario” defender la independencia judicial como ahora y ha cuestionado el “ataque intenso” que, a su juicio, ha recibido la magistratura en relación a las acusaciones de lawfare. Pero también ha hecho autocrítica y ha reconocido que el CGPJ también ha mandado en ocasiones un “mensaje de polarización política”. “Una vez que se me ocurrió salirme del carril que me habían marcado [fue elegido a propuesta del PP y se le sitúa en el bloque conservador] decían que era un verso suelto, un traidor”, ha aseverado.
Sí ha hecho una defensa cerrada de los jueces que juzgaron el procés —con Manuel Marchena a la cabeza—. “En aquel momento se hizo lo que había que hacer”, ha afirmado tras mostrarse muy crítico con lo que él considera como “un cambio de relato” en torno a la tramitación de la amnistía en el que “los malos ahora son buenos y los buenas ahora son malos”.
Previamente, durante la presentación, el presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, ha rechazado hacer a los vocales “responsables” de la situación en la que se encuentra el CGPJ. “No hay otros responsables que aquellos que tienen que ponerse de acuerdo”, ha manifestado.
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