Sáenz de Santamaría se despide sin aludir a los ministros ni a los poderes del PP en la época de Rajoy
Soraya Sáenz de Santamaría se va. Deja la política casi dos meses después de ser derrotada por Pablo Casado –y los apoyos de María Dolores de Cospedal y otros pesos pesados del PP, que se alinearon en su contra–. La exvicepresidenta lo deja todo y en su despedida evita aludir a sus compañeros del Consejo de Ministros y a los poderes del PP, encarnados por su eterna rival, la expresidenta de Castilla-La Mancha.
La despedida de quien fue la todopoderosa vicepresidenta del Gobierno sí reservó palabras de agradecimiento para Mariano Rajoy, su mentor político, jefe durante los siete años de mandato y el dirigente al que le debe casi todo lo que fue en política. También se acordó de sus colaboradores que le “ayudaron a llevar a cabo las distintas responsabilidades” que le fueron encomendadas por el presidente y para los afiliados del PP. Sáenz de Santamaría no pierde la oportunidad de recordar que fue la más votada en la primera ronda de las primarias, aunque perdió en el voto delegado.
Santamaría abandona sin una sola mención a los que fueron sus compañeros de mesa en el Consejo de Ministros cada viernes durante los siete años que fue vicepresidenta. El gabinete de Rajoy estaba partido y ella era la enemiga de buena parte del Gobierno.
José Manuel García-Margallo aseguró que haría “todo lo posible” para que Sáenz de Santamaría no fuera portavoz del PP tras la moción de censura. Dos semanas más tarde anunció su intención de competir por el liderazgo del partido y, tras la primera vuelta, que dejó dos competidores: la exvicepresidenta y Casado. Margallo se posicionó con el ahora líder conservador.
El ex de Exteriores fue el primero pero no el único. Siete ministros de Rajoy quedaron a comer un día antes del Congreso del PP con Casado a instancias de Margallo. Dejaron claro que su opción no era Saénz de Santamaría: María Dolores de Cospedal, Juan Ignacio Zoido, Rafael Catalá, Isabel García-Tejerina, Dolors Montserrat y José Manuel Soria. Miguel Arias Cañete, Alberto Ruiz-Gallardón, José Ignacio Wert y Luis de Guindos excusaron su presencia, pero estaban con Casado. O sea, contra la exvicepresidenta.
Sáenz de Santamaría contaba con exministros, pero menos. En su mesa repleta de pizzas estaban Fátima Báñez, Alfonso Alonso, Cristóbal Montoro, Iñigo de la Serna, Iñigo Méndez de Vigo o Álvaro Nadal. El equipo de la exvicepresidenta está relegado a puestos cómodos y sin relevancia política en el nuevo PP de Casado. A ella la habían manado a su asiento en una esquina del hemiciclo.
La exvicepresidenta tiene buenas palabras para el PP en su comunicado de despedida, pero las mide mucho. Llama a su partido, en el que seguirá militando, la “mejor organización política de España” y recuerda que el Gobierno de Rajoy es uno de los “mejores servicios” que el partido prestó al país, pero poco más.
Ni una palabra para los poderes del partido en la etapa en la que Rajoy desarrolló sus mandatos. Fue la época de las investigaciones de Gürtel, de Los Papeles de Bárcenas y otra retahíla de casos de corrupción de los que Sáenz de Santamaría salía airosa detrás de la mesa del Consejo de Ministros mientras Cospedal se “partía la cara”, en sus propias palabras.
La números dos de Rajoy en el partido finalmente se vengó y sumó sus fuerzas a las de Casado. Aunque va desapareciendo de la escena política –ha dejado la presidencia del PP de Castilla-La Mancha–, su equipo sí tiene ahora peso en el nuevo PP. La enemistad entre las dos mujeres fuertes de Rajoy era patente. Santamaría perdió y ahora se va sin decir adiós.