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El zar Iván IV no era tan terrible como lo pintan

El zar Iván IV no era tan terrible como lo pintan

EFE

Moscú —

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El zar Iván IV no era tan terrible como lo pintan, según los nacionalistas rusos, que exigen la retirada del famoso cuadro de Iliá Repin que plasma cómo el monarca ruso mató a su propio hijo.

“No hay que compararlo con Stalin. El Terrible no fue un dictador. Durante su medio siglo de mandato sólo fueron ejecutadas 4.000 personas. Y Stalin mató a decenas de millones”, afirmó Vasili Boiko-Veliki, presidente de la organización nacionalista “Santa Rus”.

Este dirigente nacionalista envió junto a un grupo de historiadores una carta al Ministerio de Cultura y a la Galería Tretiakov de Moscú en la que se tacha de “abominable, calumnioso y falso” el cuadro “Iván el Terrible y su hijo, Iván, el 16 de noviembre de 1581”.

“Los historiadores actuales han corroborado que el primer zar ruso, Iván, no mató a su hijo”, reza la misiva, que culpa del origen del rumor a los “enemigos de Rusia”, en particular al Vaticano, que nunca perdonó al zar que no adoptara el Catolicismo.

Los nacionalistas aseguran que Iván el Terrible (1530-1585) no asesinó al heredero al trono de un golpe con un cetro en un ataque de rabia, como cuenta la leyenda, ya que éste murió envenenado, como se pudo comprobar al ser exhumados ambos cadáveres en el Kremlin en 1963.

Por todo ello, el cuadro, uno de los preferidos por los visitantes de la Galería Tretiakov, debe ser inmediatamente retirado, ya que “insulta los sentimientos patrióticos de los rusos”, insiste la carta.

El ministro de Cultura, Vladímir Medinski, aseguró que un cuadro es una obra de arte y no un hecho histórico irrefutable, y llamó a no tomarse en serio la propuesta, mientras la pinacoteca defiende a ultranza su pintura.

“¿Prohibir el cuadro? Ya fue prohibido brevemente en vida de Repin. Como entonces, la polémica se apagará. Retirar, prohibir, requisar. Esto no es serio. Es una muestra de la falta de madurez intelectual y moral de nuestra sociedad”, dijo a Efe Galina Churak, jefa del departamento de pintura de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.

Churak se refiere a la decisión del zar Alejandro III de prohibir a Pavel Tretiakov, mecenas y fundador de la Galería, que expusiera el cuadro durante varios meses, aunque ésta fue levantada cuando en auxilio de Repin acudieron numerosos representantes de “los sectores más progresistas de la sociedad intelectual” zarista.

“Repin se apoyó en las publicaciones históricas de su tiempo. Esas valoraciones pueden cambiar con el paso del tiempo. Pero en Rusia se mantuvo siempre la opinión de que ese era uno de los zares más terribles y no es casualidad que en vida recibiera su segundo nombre: Iván Vasílievich Grozni (Terrible)”, apuntó.

La experta asegura que Repin, “uno de los más grandes pintores rusos del XIX, si no el más grande”, no es el único artista, historiador o escritor que abordó algún episodio de la vida o la difícil naturaleza del carácter de dicho zar, considerado el precursor del actual Estado ruso.

El cuadro, que aún impresiona profundamente a los visitantes, sean rusos o los omnipresentes japoneses, muestra a un esperpéntico Iván el Terrible con los ojos desorbitados por el horror y el sentimiento de culpa abrazando a su ensangrentado hijo.

El pintor dibujó el primer boceto en papel en 1881 tras ver el estreno de la obra “Venganza” del compositor Rimski-Korsakov, pero no se animó a pintarlo hasta el asesinato en un atentado el año siguiente del zar Alejandro II, suceso qué la causó una honda impresión.

“A decir verdad es una escena poco corriente y hasta excesivamente perturbadora, ya que muestra el asesinato del hijo y heredero a manos del padre y zar. A Repin la gustaban las grandes pasiones, le gustaba exacerbar las emociones”, reconoce.

Churak resalta que durante los últimos días muchos visitantes provenientes de Rusia y el extranjero se dirigen al museo para preguntar cuándo retirarán el cuadro y si aún les dará tiempo a verlo.

“El cuadro se quedará en su sitio. Está hecho para esta sala, que es una de las más populares del museo. No se irá a ninguna parte. De hecho, nunca se descuelga y nunca va a ninguna exposición dentro o fuera del país, no importa cuantas peticiones recibamos”, señala.

El museo no ha tomado medidas de seguridad adicionales para garantizar la seguridad del cuadro, que está protegido por un cristal, aunque le prestará especial atención, ya que la “fantasía y la reacción de la gente cuando es instigada por otros resulta a menudo impredecible”.

El cuadro de Repin ya fue atacado en enero de 1913 por un pintor de iconos seguidor del antiguo rito ortodoxo, Abram Balashov, que le asestó tres puñaladas, lo que obligó al artista a repintarlo prácticamente de nuevo.

En otro caso similar, en julio de 1985, un hombre roció con ácido sulfúrico y propinó dos cortes con un cuchillo de cocina a la famosísima “Dánae” de Rembrandt en el Museo del Hermitage de San Petersburgo.

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